Ingeniería - UNLP

Aeromodelismo para incentivar a futuros ingenieros

Desde comienzos de año se dicta un taller en el Departamento de Aeronáutica de la Facultad de Ingeniería de la UNLP. Con modelos cuyas alas no superan los 30 centímetros de largo, los alumnos aprenden a trabajar características mecánicas de aeronaves convencionales

Como todos los jueves al caer la tarde, un grupo de jóvenes se reúne en el Departamento de Aeronáutica de la Facultad de Ingeniería de la UNLP. Allí, divididos en tres aulas, echan mano a elementos cortantes, madera balsa, alfileres, papel revestimiento, adhesivos, plástico y materiales espumados, entre otros componentes. Son alumnos del taller de aeromodelismo que, desde principio de año, se dicta en la unidad académica.

La iniciativa surgió a partir de un convenio entre la casa de estudios y la Escuela de Aeromodelismo de La Plata (EALP) para realizar actividades conjuntas orientadas a la educación, la investigación y la innovación. 

“Es un taller práctico en el que se unen la vertiente empírica que aplican los aeromodelistas, de ensayo y error, y de experimentar a través de pruebas, con la experticia que tiene un alumno de aeronáutica, que estudia científicamente cómo vuela un dispositivo y sus estructuras. Buscamos un camino intermedio que permita transferir información de un lado hacia el otro”, explicó el diseñador industrial Jorge Gismondi, quien es profesor en la EALP y coordina el taller.

En esa misma línea, Alejandro Patanella, doctor en Ingeniería y director ejecutivo del Departamento de Aeronáutica, añadió que la idea del taller es “abrirle la cabeza a los participantes”. Al respecto, agregó: “Acá no hay que aprobar nada y uno viene si quiere. Lo que queremos es ayudar a los alumnos a que ellos aporten sus conocimientos e imaginación”.

La dinámica de las clases  

A los encuentros asisten alumnos de Ingeniería Aeronáutica, Mecánica y Electrónica, estudiantes de Diseño Industrial de la Facultad de Bellas Artes e incluso otros sin formación universitaria. Los docentes son de la Escuela de Aeromodelismo.

“Creamos una serie de actividades con el fin de desarrollar distintos niveles de interés, de objetivos y aprendizajes. Tenemos alumnos que recién ingresan a la Facultad, los cuales construyen aeromodelos de iniciación, bastante elementales pero que, para hacerlos volar, utilizan los mismos medios que se emplean para un aeromodelo sofisticado. En las clases hablamos de cómo se construyen, cuáles son las herramientas, las técnicas de construcción y las técnicas de vuelo. Eso hace que se cierre el círculo. Luego se construye un segundo aeromodelo y finalmente un tercero, hasta que el alumno obtiene la práctica del trabajo de aeromodelismo”, señaló Gismondi.

Cada participante del taller trabaja a un ritmo propio. Algunos realizan bocetos, otros arman diferentes piezas, están quienes miran videos de vuelos y los que ensayan con un simulador en el aula. 

“El aeromodelista construye artefactos pensados para volar. Que no vuelen es otro asunto, pero se busca la manera de que sí”, expresó el profesor, quien además es docente de la carrera Diseño Industrial en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP.

Por su parte, Patanella destacó las similitudes entre las formas constructivas de un aeromodelo y una aeronave convencional, en lo que se refiere a la aerodinámica, los comandos y la dinámica de vuelo. “La diferencia es que a un aeromodelo lo hacés en tu casa, lo rompés y lo rehacés cuantas veces quieras, para aprender sobre el error. Con un avión grande no tenés muchas chances de error”, señaló.

Chiquitos y grandes

¿Qué tan pequeño y qué tan grande puede ser un aeromodelo? Según Gismondi, “los más chiquitos tienen unos 30 centímetros de ala. Casi no atrapan aire, pero permiten a los alumnos trabajar capacidades aerodinámicas, mecánicas y sistémicas. También hay aeromodelos como el SG-38, que vamos a construir, que tendrá 2,5 metros aproximadamente y requerirá un gran trabajo en equipo”.

Para experimentar con aeromodelos pequeños, el taller contará con la colaboración del doctor en Ingeniería Julio Marañón Di Leo, coordinador de la Uidet, Laboratorio de Capa Límite y Fluidodinámica Ambiental (Laclyfa) de la Facultad. En dichas instalaciones se harán distintas pruebas en el túnel del viento.

Con respecto a la construcción del SG-38, Gismondi indicó que es un planeador primario que se utiliza para adiestrar pilotos. El proyecto incluirá la construcción previa de una maqueta que será emplazada en el hall del edificio del Departamento de Aeronáutica.

“Es un planeador muy característico porque tiene toda una estructura de varillas de madera con el que, en su momento, la Facultad contó”, comentó el docente.

En el transcurso del taller también se harán pruebas de vuelo en un gimnasio cubierto y se desarrollarán aeromodelos especiales de radiocontrol. 

Para ello, se están dando clases de simulador de radiocontrol a algunos alumnos, de modo que puedan aproximarse al vuelo aerocontrolado en ambientes exteriores.

En los últimos años, la Escuela de Aeromodelismo ha incorporado como contenido de estudio la construcción, el vuelo y la acreditación de drones. Gismondi señaló que en el taller está contemplado abordar ese tema, sobre todo en lo respectivo a vehículos no tripulados, que engloban una cantidad de aparatos más amplia.

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