Histórico: descubren un planeta habitable cercano a la Tierra

Un equipo de astrónomos ha encontrado claras evidencias de la existencia de un mundo similar al nuestro orbitando la estrella más cercana al Sol, a la que bautizaron Próxima Centauri

A poco más de cuatro años luz del Sistema Solar se encuentra una estrella enana roja bautizada como Próxima Centauri, dado que es la más cercana a la Tierra exceptuando al Sol. Este astro frío de la constelación de Centaurus es demasiado débil para poder ser detectado a simple vista. 

Durante el primer semestre de 2016, Próxima Centauri fue observada con regularidad con el espectrógrafo Harps -instalado en el Telescopio ESO de La Silla (Chile)- y monitorizada simultáneamente por otros telescopios alrededor del mundo. Esta iniciativa formó parte de la campaña Pale Red Dot (Punto rojo pálido), en la que un equipo de astrónomos, dirigido por Guillem Anglada-Escudé de la Universidad Queen Mary de Londres, buscaba el pequeño bamboleo que, por la fuerza de la gravedad, evocara en la estrella la existencia de un planeta en órbita.

“Un descubrimiento emocionante”

Al combinar los datos de Pale Red Dot con observaciones anteriores se ha obtenido un resultado verdaderamente emocionante. A veces, Próxima Centauri se aproxima a la Tierra a unos cinco kilómetros por hora –el ritmo de una marcha humana normal- y, otras, retrocede a la misma velocidad. Este patrón regular de cambio de velocidades radiales se repite con un período de 11,2 días. 

Un análisis cuidadoso indicó la presencia de un planeta con una masa al menos 1,3 veces mayor que la de la Tierra, orbitando a unos 7 millones de kilómetros de Próxima Centauri, solamente el 5% de la distancia Sol-Tierra.  

Este mundo, tan intensamente buscado, fue bautizado como “Próxima b” y orbita a su fría estrella anfitriona cada 11 días con una temperatura que permitiría la existencia de agua líquida en su superficie.  Es decir, “Próxima b” se halla en la denominada “zona habitable”, una distancia que en teoría permitiría la existencia de vida.

Enormes expectativas

Guillem Anglada-Escudé describió la emoción de los últimos meses: “Seguí revisando la consistencia de la señal todos los días durante la campaña Pale Red Dot. Los 10 primeros días fueron prometedores, los 10 siguientes fueron consistentes con las expectativas, y a los 30 días el resultado era bastante definitivo, ¡así que empezamos a redactar la investigación!".

Este descubrimiento será el inicio de observaciones más amplias, tanto con instrumentos actuales como con la próxima generación de telescopios gigantes como el E-ELT (European Extremely Large Telescope). “Próxima b” será un blanco perfecto para la búsqueda de vida en otros lugares del universo. De hecho, el sistema Alfa Centauri es también el objetivo del primer intento de la humanidad de viajar a otro sistema solar: el proyecto StarShot.

El científico concluyó: “Se han encontrado muchos exoplanetas y van a descubrirse aún muchos más, pero buscar el potencial análogo de la Tierra más cercano y conseguirlo ha sido la experiencia de toda una vida para nosotros. El siguiente paso es la búsqueda de vida en ‘Próxima b’".

Plutón: la década perdida

Esta semana se cumplen diez años del momento en que la Unión Astronómica Internacional anunció su nueva definición de planeta, mediante la cual Plutón pasó a ser “degradado” al rango de planeta enano.

Plutón fue descubierto el 18 de febrero de 1930 por el astrónomo estadounidense Clyde William Tombaugh desde el Observatorio Lowell en Arizona, y fue considerado el noveno y más pequeño cuerpo celeste del sistema solar durante décadas. Sin embargo, su pertenencia a ese grupo selecto fue siempre objeto de controversia entre los astrónomos.

Tras un intenso debate y con la propuesta del astrónomo uruguayo Gonzalo Tancredi ante la Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional en Praga, se decidió por unanimidad reclasificar a Plutón como “planeta enano”. 

La definición de planeta establecida en 2006 determina tres condiciones: una es que el objeto debe estar en órbita del Sol; la segunda, que debe ser lo bastante masivo para ser rodeado por su propia gravedad, y la tercera es que debe mantener despejada la vecindad de su órbita.

Aquí es donde Plutón falla, ya que tiene solo 0,07 veces la masa de los otros objetos que aparecen en su órbita. En el caso de la Tierra, es 1,7 millones de veces superior al resto de la masa en su órbita.

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