Cristina hipoteca la soberanía argentina

La construcción de una base espacial china en Neuquén con fines aparentemente militares, levanta polémica en la sociedad. La pérdida de la independencia nacional con contratos secretos que otorgan al gigante asiático inmunidad y ventajas escandalosas

Contratos secretos, obras adjudicadas a Lázaro Báez, inmunidad diplomática, ventajas económicas que rozan lo escandaloso, son algunas de las consecuencias que trae aparejado la construcción de una estación espacial por parte de China en territorio de la provincia de Neuquén, con fines supuestamente militares.

La edificación de esta estación de espacio lejano en la provincia patagónica, no hace más que continuar con una política que se viene implementando desde lo más alto del poder nacional de entrega de la soberanía y los recursos naturales a lo largo de la mal llamada década ganada.

Esta construcción que se viene dando a paso avanzado, entra en el marco de los acuerdos que la presidenta Cristina Fernández terminó de sellar la semana pasada en su viaje China. La misma costará más de 300 millones de dólares y ya está en el ojo de la tormenta por estar a cargo de la obra la empresa Esuco, propiedad de Lázaro Báez, uno de los empresarios más cercanos a la familia presidencial.

Pero esta no ha sido la única polémica que levantó su construcción, ya que también que esta base esté usada para fines militares, abre un interrogante sobre los verdaderos propósitos chinos para la región.

En diálogo con Hoy, la legisladora porteña de Confianza Pública, Graciela Ocaña, señaló que “la presidenta con estos convenios con China, que se hacen para sobrevivir seis meses hasta el final de su mandato, no hace más que estar hipotecando la soberanía de la Argentina por los próximos 50 años”.

Para la ex Ministra de Salud y ex interventora del PAMI, que Lázaro Báez esté en el medio de estos negocios, significa que “a Cristina lo único que le importa es ella, su entorno y sus negocios. Esto es nuevamente que las empresas que son socias de Cristina Kirchner siguen siendo las beneficiadas en temas de contratos entre países, firmados en forma directa, sin licitación, lo cual es una verdadera vergüenza”.

Toda la oscuridad que rodea a las acciones que ha llevado adelante el gobierno nacional en materia de acuerdos con China, y que dichos contratos sean secretos y sin posibilidad de acceso a conocer que es lo que dice la palabra chica de los mismos, no hace más que sembrar de turbiedad un tema que debería ser muy claro para los intereses nacionales.

“Nosotros vamos a impugnar toda esta serie de acuerdos firmados con China, el Congreso no debe ratificar estos contratos. Esto no puede seguir pasando, por eso es importante que la oposición exija la apertura de todos estos convenios y no haya cláusulas secretas, y rechace todo aquello que indique entrega de la soberanía argentina”, resaltó Ocaña.

Las ventajas económicas que tendrán las empresas chinas que inviertan en el país, que gozarán de beneficios impositivos muy grandes además de poder traer personal de su país, perjudicando la mano de obra y la industria local, son algunos de los ejemplos que reportan la entrega que hace el kirchnerismo de los recursos argentinos en favor del gigante asiático.

Una de las condiciones para que en Neuquén exista inmunidad diplomática en la construcción de la base espacial, es porque en dicho centro de comunicación los chinos van a tener información de todos los movimientos marítimos, ya sea pacífico, comercial o bélico, al sur del Océano Pacífico y de nuestros mares, en una pérdida de soberanía que no hace más que hipotecar el futuro de los argentinos por las próximas décadas.

EN FOCO

La infamia de fin de ciclo

Los infames acuerdos con los chinos en la muestra más que cabal de que, en el final de ciclo kirchnerista, la presidenta Cristina Fernández ha perdido todo pudor. Por simples migajas ha decidido entregar una parte importante de nuestra soberanía y, sobre todo, ha involucrado innecesariamente a la Argentina en la disputa geopolítica que se viene y que tiene como principales protagonistas a Estados Unidos, a China -que busca convertirse en la principal potencia económica a partir de ser el país más poblado del planeta- a la Unión Europea y a Rusia.

Ahora bien, no deja de llamar la atención que los chinos acepten firmar estos convenios con un gobierno que se encuentra en su etapa final, debilitado políticamente y con una imagen internacional por el piso a partir del escándalo que significó la muerte de Nisman. Solamente cláusulas secretas de carácter leonino, justificarían que hayan puesto la firma.
El gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre, es decir dentro de sólo 10 meses, si realmente quiere defender los intereses nacionales, deberá necesariamente revisar los contratos que se han firmado. Y contará para ello con respaldo popular que dan los votos, algo de lo que actualmente carece la administración K que, como se recordará, perdió por paliza en las últimas elecciones legislativas.

Esperemos que los gobernantes que tomen las riendas del país tengan el compromiso de ponerle fin a la infamia que significa tener una base militar, pertenenciente a una de las principales potencias del mundo, en las cercanías de una de las reservas de gas y petróleo no convencional más importante del mundo. En caso contrario, tal como lo hemos advertido en las páginas de Hoy, las próximas generaciones de argentinos tendrán que ir a golpear las puertas a Pekin o Shangai para poder disponer de los recursos naturales de nuestro territorio.