La mentira del relato K llegó al salario mínimo

La presidenta anunció que será de $4400 pesos a partir de este mes y de $4716 desde el 1° de enero. El gobierno nacional cada vez más alejado de la realidad

Como si fuese un gran logro, la presidenta Cristina Fernández, junto a funcionarios nacionales provinciales -y algunos dirigentes sindicales- que trabajan de aplaudidores, anoche anunció que el salario mínimo vital y móvil pasará a ser de $4400 pesos a partir de este mes y de $4716 desde el 1° de enero. El aumento ronda el 31%, cuando la inflación real se ubica en torno al 40%. En el encuentro también se decidió la creación de un Observatorio del Empleo.

En ese escenario, en lugar de reconocer la gravedad de la crisis, Cristina sostuvo que “tenemos problemas en algunos sectores de la actividad industrial, pero no en toda”.  La presidenta también acusó al sector automotriz de acumular stock, aseguró que la rentabilidad de los empresarios es "importante" y defendió la ley de Abastecimiento que impulsa en el Congreso

Habría que preguntarle a Cristina cuál es la industria, que aún no bajó las persianas y logra mantenerse en pie, que no está atravesando penurias por la recesión. Salvo el negocio de las tragamonedas y de los bancos, que llenan sus arcas por los favores del poder político, no se conoce ningún otro sector que no esté afectado por la recesión.

Quizás, al hablar sobre la situación del país, la primera mandataria parte de su situación patrimonial: su última declaración jurada arroja que obtuvo una ganancia de 7 millones de pesos por la variación de los precios de las acciones de sus empresas (ver página 7).

Si no fuera una tragedia, ya que estamos hablando del futuro de las empresas nacionales y de millones de trabajadores que padecen las penurias de la inflación, lo que se anunció ayer sería un chiste muy mal gusto. Ocurre que los $4400 de salario mínimo es irrisorio, al punto que un trabajador estatal en la Provincia, que recién ingresa a la administración pública en la categoría más baja del escalafón, está cobrando entre 4800 y 4900 pesos. Es decir, existe un desfasaje importante entre lo que anunció el gobierno K y la realidad concreta.

Algo similar ocurre con el denominado trabajo en negro, del que tanto se llenan la boca tanto los funcionarios nacionales como provinciales. La realidad es que en el propio Ministerio de Trabajo de la Nación, cuyo titular Carlos Tomada ayer estuvo junto a Cristina, se incumplen las leyes laborales.

Se calcula que más del 65% del personal de ese Ministerio de Trabajo no forma parte de la planta permanente. Es decir, son empleados que desempeñan tareas "transitorias y estacionales”, cobrando en muchos casos contratos basura. También se sospechas de numerosos trabajadores ñoquis, que cobran sin trabajar, y que ingresan a la administración pública por compromisos políticos.

Algo similar ocurre en el Ministerio de Trabajo bonaerense. Los propios gremios con representación en esa cartera, que desde el año 2007 conduce Oscar Cuartango, otro de los funcionarios que estuvo ayer aplaudiendo el discurso de CFK en el Consejo del Salario,  denunciaron que se realiza “el trabajo de inspección con parte del personal sin registrar debidamente para esas labores. Se incumple así con el artículo 6 del Convenio 81 de la  OIT (Organización Internacional del Trabajo) y se viola la Constitución Provincial, incurriendo por lo tanto en  fraude laboral”.
 
Es más, los propios trabajadores de la cartera laboral también denunciaron: “el Ministerio de Trabajo de la Provincia ha cambiado de paradigma y en lugar de ser una herramienta de los derechos de los trabajadores, la organización dada por la actual gestión la ha transformado en un mero organismo recaudador, alejándose cada vez mas de su misión de garantizar y/o restablecer los derechos laborales” .