Piombo renunció como profesor universitario

El integrante de la Casación Penal Bonaerense dimitió como docente de Derecho Internacional Público y Privado, justo cuando el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata analizaba, en un encendido debate, el inicio de un juicio académico

El juez del Tribunal de Casación Penal bonaerense Horacio Piombo, uno de los dos magistrados que redujo la pena al violador de un niño, presentó ayer la renuncia a sus cargos de docente en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata, que fue aceptada por esa Casa de estudios.

La renuncia a las cátedras de Derecho Internacional Público y Derecho Internacional Privado fue ratificada por Piombo a Hoy. Luego, la dimisión fue anunciada por el decano de la facultad, Vicente Santos Atela, durante la sesión extraordinaria que el Consejo Directivo había convocado para tratar el pedido de juicio académico contra el juez y docente, solicitado por estudiantes para separarlo de sus cargos.

"Piombo presentó ante el decanato la renuncia indeclinable a su cargo", afirmó Atela al comienzo de la reunión, y puso a votación la presentación, que fue aceptada por la totalidad de los 16 integrantes del Consejo Directivo de la Facultad de Derecho.

Tras la aprobación de la renuncia de Piombo, que se hizo ante la presencia de integrantes de la Federación Universitaria de La Plata (Fulp), las autoridades aclararon la situación del juez Benjamín Sal Llargués, quien firmó junto a Piombo la reducción de la pena al violador de un niño de seis años.

Un fallo judicial que impactó en la docencia

En ese sentido, manifestaron que Sal Llargués no integra la planta de docentes de la facultad, ya que renunció al cargo en agosto de 2014, por lo que no puede prosperar el pedido de juicio académico. La sesión en el edificio de la Facultad de Derecho -ex Jockey Club de La Plata- se prolongó poco más de media hora y fue seguida por un grupo numeroso de estudiantes universitarios de diferentes agrupaciones, que tras un vallado perimetral reclamó con carteles y banderas la expulsión de los magistrados.

La polémica sobre los fallos de Piombo y Sal Llargués se desató a principios de mes cuando se conoció que habían beneficiado a un hombre acusado de violar a un niño de 6 años con la reducción de la pena de 6 años de cárcel a 3 años y 2 meses.

Los jueces fundamentaron la reducción de la pena en que el menor de edad tenía su "orientación sexual definida" porque había sido abusado anteriormente por su padre. "La víctima vivió la situación antes con otro victimario. Al no concurrir un agravante, sí, no le puedo decir otra cosa, el Código Penal es así", había señalado el magistrado al ser consultado si efectivamente que el menor hubiera sido violado antes por su padre fue tomado como un atenuante a la hora de condenar al abusador.

La resolución fue apelada por la fiscalía de Casación y se encuentra a consideración de la Suprema Corte bonaerense, que deberá resolver si revoca la sentencia o la deja firme.

Tras conocerse el fallo, Piombo fue expulsado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata, mientras que Sal Llargués fue apartado de la Universidad Nacional del Sur (UNS) de Bahía Blanca y del Consejo de la Magistratura bonaerense, donde desempeñaba una función administrativa.

“Debía contribuir a la paz en la Facultad”

En una nota dirigida al Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, profesor Vicente Atela, el juez de Casación Penal Bonaerense Horacio Piombo, explicitó la renuncia a sus cargos como docente y enumeró su fundamentación.

“No fue fácil tomar la decisión. Tampoco agradable. Gravitaron a manera de obstáculos espirituales, cincuenta y cinco años de estrecha vinculación con este hogar querido. Aquí obtuve mis tres títulos universitarios, dos de grado y uno de posgrado. Plasmé en esta Institución toda la escala de las funciones de apoyo docente y  de ejercicio profesoral. En ese mismo lapso concluí  en esta Casa trabajos básicos que me brindaron  el inmenso honor de ganar ocho premios a la investigación”, afirmó Piombo.

Luego admitió que el “el gravitante decisivo para tomar este camino fue que, como profesor ligado profundamente a esta Casa, debía imperativamente contribuir a la paz y a la tranquilidad de la Facultad; facilitar a las autoridades el ejercicio de sus funciones alteradas por tomas de despachos y desórdenes impedientes del normal dictado de los cursos”.

“Soy plenamente consciente – agregó el juez-  de lo casi insignificante de mi aporte en un contexto de violencia generalizada; pero siempre será, pienso, algo útil, ante la animosidad que muestran muchos ciudadanos, profundamente desinformados por una campaña mediática de fuerte contenido político. Se trata, en definitiva, de una situación injusta y lesiva frente a la cual no tengo otra alternativa de comportamiento que evitar que sus efectos se extiendan a las instituciones que más quiero”.

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