Triple Crimen y fuga

Ricardo Echegaray comprometido con la Mafia de la Efedrina

Ricardo Echegaray, multidenunciado ex titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), no solo debe rendir cuentas por su accionar en el ente recaudador obviando las denuncias presentadas contra la familia Kirchner, sino que también se encuentra sumergido de lleno en la denominada Mafia de la Efedrina.

Según quedó establecido en la causa judicial que terminó con la condena de los hermanos Martín y Christian Lanatta y Víctor Schillaci, Echegaray cuando se encontraba al mando de la Aduana, no investigó los sucesivos reportes realizados por la Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés), que advertían sobre la salida de la Argentina de grandes cantidades de droga que eran usadas por los carteles de droga mexicanos.

Fueron muchos los testimonios que establecieron cómo la efedrina entraba y salía de la Argentina en containers que no eran inspeccionados en los depósitos fiscales por las autoridades nacionales, y eso quedó marcado en sendos informes realizados por la agencia norteamericana y por la Procuraduría General de México en los denominados “Alerta Efedrina”.

A pesar de todas estas evidencia que muestran como el organismo público que conducía Echegaray estaba inmiscuido en toda esta trama, la misma se investigó poco y nada, y el poder político dejó pasar esta grave inacción del garante de la impunidad K, que luego fue premiado por Cristina Kirchner al frente de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), hasta recalar en el ente recaudador.

Los reclamos de los Estados Unidos no se hicieron esperar, y desde el gobierno, primero de Néstor y luego de Cristina Kirchner, nada se hizo para reparar este tema, sino que por el contrario, los asesinados en el Triple Crimen de General Rodríguez fueron grandes aportantes a la campaña que llevo a la presidencia a CFK en el año 2007.

Echegaray y sus colaboradores nada hicieron para frenar el contrabando de efedrina a México, y habrían emitido una orden en la que se dejaba a estas bandas al libre albedrío, sin control alguno para que pudieran efectuar su accionar en la más absoluta inmunidad.

Rechazo al por mayor

La desidia es uno de sus rasgos que caracterizó a Ricardo Echegaray en la función pública, que hizo más que hacer la vista gorda ante los diferentes hechos de corrupción que acaecieron durante la mal llamada década ganada, protegiendo de los embates de la Justicia a la familia Kirchner y distintos funcionarios del gobierno que él integraba.

Tan grandes fueron los servicios prestados al gobierno K, que la propia Cristina Kirchner dejó la orden antes de irse del poder que el ex jefe del ente recaudador asuma como presidente de la Auditoría General de la Nación (AGN), con el mensaje central de frenar cualquier clase de investigación que pudiera hacer el órgano de contralor contra su administración.

El rechazo a su nombre es tan grande, que ha llevado a que surjan las impugnaciones en su contra, como las presentadas por las diputadas Elisa Carrió y Margarita Stolbizer, quienes objetan que una persona acusada de tan altos delitos se desempeñe al mando de la AGN.

Un nombre que detrás de sí acarrea una fuerte objeción, y que durante su paso por el poder en la era K, no hizo más que tejer estratagemas para evitar que los funcionarios nacionales terminaran condenados por la Justicia, haciendo crecer a niveles fabulosos la impunidad en nuestro país.

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