Un gobierno que le entregó el país a los narcos

Por qué al kirchnerismo le interesa tanto que la Fiscalía, que debe investigar el lavado de dinero, no funcione? 

En principio, resulta evidente que lo hace porque muchos testaferros y socios de los que hoy ostentan el poder político,  podrían verse muy perjudicados en caso de que ese cargo sea ejercido por un funcionario judicial idóneo e independiente. 

Pero hay otros sectores, que se han desarrollado exponencialmente en nuestro país, que también están especialmente interesados en que la Argentina siga siendo una suerte de paraíso fiscal. Nos referimos, concretamente, a los narcotraficantes.  

El asesinato de un joven en José León Suárez, que quedó en medio de una guerra entre bandas narcos que controlan la zona, fue solo una cabal muestra de cómo el flagelo de la droga  se está cobrando la vida de los pibes. Eso no es todo: nuestro país está perdiendo soberanía en manos de estas bandas del crimen organizado, que muchas veces manejan recursos humanos, técnicos y tecnológicos mucho más sofisticados que las fuerzas de seguridad, que carecen de hasta radares y escaners para poder prevenir la llegada de barcos y vuelos clandestinos que traen la droga.

El Estado, que es el único habilitado a ejercer el control de policía para garantizar el cumplimiento de la ley, prácticamente está ausente en muchas partes del territorio, especialmente en el Conurbano bonaerense, que pasaron a ser manejados y administrados por los narcos. Son áreas que actúan como zonas liberadas, que se rigen por la ley de la selva y con sus propios códigos. 

Esta situación no es producto de la casualidad. En reiteradas ocasiones, en las páginas de nuestro diario, denunciamos la forma infame en la que el kirchnerismo liberó las fronteras y los puertos de nuestro país, que se han convertido en verdaderos coladores por donde ingresan las drogas y los insumos básicos para la producción de estupefacientes en gran escala en nuestro territorio. Estamos hablando de una actividad clandestina que mueve cientos de millones y que en algunos países, como es el caso de México, han adquirido más poder que el propio gobierno.

Ahora bien, lejos de ser un problema de países como México o Colombia, los narcos hace tiempo está mirando a la Argentina, país que encabeza el consumo de cocaína y pasta base (insumo principal del Paco) en Latinoamérica. De ahí que se hayan decidido instalarse en nuestro territorio, encontrado amplias facilidades para vivir como cualquier vecino, lavar su dinero mal habido en nuestro país y hacer rodar esta verdadera industria de la muerte.

Lejos de tomar esta situación como una política de Estado, el gobierno nacional ha decidido ser funcional a los narcos. Por eso, el máximo organismo que se debería encargar de combatir el desarrollo de las drogas, como es la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), que depende directamente de la Presidencia de la Nación, está acéfalo desde hace varios meses. Más concretamente, tras la renuncia de Rafael Bielsa, en marzo de 2003.  

Todo esto no es producto de la casualidad, evidentemente hay una decisión política del kirchnerismo de mirar para otro lado ante esta problemática, y crear las condiciones para que la carteles del narcotráfico se instalen en nuestro territorio.

No es casualidad que, en los últimos cinco años, haya aparecido numerosos casos de mercaderes de la muerte viviendo en la Argentina, conectados con los carteles que operan principalmente en  países como México y Colombia. 

Estamos hablando de un gobierno que, además de ni siquiera tener en agenda algún tipo de medida para frenar este flagelo, hasta se atreve libremente a proponer la despenalización del consumo de estupefacientes, ante los riesgos que ello implica: hay una generación de jóvenes que se está muriendo, o sacrificando su capacidad de compresión intelectual, por las drogas.