Tres violentos ladrones en un almacén de San Carlos

Apuntaron a dos hermanos que se encontraban trabajando. Habían ido minutos antes a realizar una serie de compras. Son conocidos del barrio

Dos hermanos de 30 y 39 años vivieron un momento de sumo terror en las últimas horas al ser asaltados por tres delincuentes armados dentro de un almacén del barrio de San Carlos, informaron ayer fuentes policiales. 

Pese a no trabajar de manera permanente en el local emplazado en 523 entre 132 y 132 bis, ya que sus padres son los encargados de hacerlo mientras ellos estudian, tuvieron la desgracia de pasar un momento dramático durante la noche del miércoles, cuando fueron abordados por los ladrones. Su madre, Mirta Acosta, le contó a Trama Urbana la secuencia del hecho al asegurar que “antes de robarles, estas personas, que son conocidas de la zona, habían venido a comprar bebidas alcohólicas. Dos de ellos entraron una vez y se llevaron licor, para volver poco después a comprar más. Ahí mi hijo les aclaró que era el último, y entonces regresaron una tercera vez, cerca de las 20.30, pero ahí ya eran tres y todos armados”. 

Trabajar con miedo

La mujer detalló que “estaban con gorritas y la cara semi tapadas. Los apuntaron a los dos, de manera violenta, mientras los insultaban una y otra vez. A mi hija la sorprendieron con su celular, haciendo unos pedidos”. Asustada por la situación, la víctima arrojó su teléfono personal entre las góndolas, lo que enfureció a los cacos: “agarraron una balanza y se la quisieron llevar, pero se les cayó y rompieron algunas botellas. A todo esto, mi hijo se había ido corriendo al ver lo que pasaba y, al escuchar ruidos de cosas rompiéndose, creyó que eran tiros”. 

Imposibilitados de llevarse la balanza y “con el temor de saber que podían ser denunciados” por el damnificado que logró escapar (corriendo por una puerta interna del local hasta subir a la casa que tiene arriba), los maleantes decidieron irse, sin llegar a llevarse nada. 

Pero sí dejaron cosas: dejaron terror en los jóvenes y en sus padres. Mirta aseguró que “no puedo cerrar el local porque es lo único que tengo, pero tenemos miedo y lo que agradezco ahora es que mis hijos estén con vida, porque los apuntaban constantemente y los insultaban. En cualquier momento se les pudo escapar un tiro”. 

Pocos minutos después, tras el llamado al 911, apareció un patrullero del CPC La Plata y de la subcomisaría La Unión, aunque no lograron dar todavía con los autores del hecho.