Alfonso Nuñez, el Petizo platense muy famoso en Colombia: “La Copa se queda acá”

La historia del platense Alfonso Núñez, quien quiso debutar en Estudiantes pero lo hizo en Gimnasia. Hoy, radicado en Manizales, Colombia, dejó su vaticinio

Cuando esta noche, desde las 21.45, en la ciudad de Medellín se jugue la final de vuelta de la Copa Libertadores entre los equipos de Atlético Nacional e Independiente del Valle de Ecuador, en el horizonte aparecerá “Milanesas El ‘Petizo’ Núñez”.

Este es el nombre de un restaurante, en Manizales, Colombia, donde se puede pedir comida argentina: chori, empanadas y la especialidad de la casa: las milanesas. Es en esa ciudad chica donde se decidió homenajear a Don Alfonso Núñez Pérez, un exfutbolista reconocido en ese país.

El “Petizo”, que anda por los 81 años y sale a caminar todas las mañanas, está atento a la final de la Libertadores con los verdes del Medellín, y destaca las bondades de una ciudad pequeña que lo abrazó en los años 50, cuando fichó para Once Caldas, en el primer año de vida de ese club que varias décadas más tarde levantó la prestigiosa copa continental tras la final ante Boca.

Y así contó cómo fue aquella fusión: “En Manizales había dos equipos, Once Deportivo y el Deportes Caldas, pero en el ’51 desaparecieron los dos porque no podían mantener la nómina de jugadores extranjeros. Los dueños de los dos pusieron la guita y apareció el Once Caldas”.

Pese a su calidad como wing, su nombre no es de los más recordados en el fútbol argentino, a no ser por una colección de álbumes donde él fue “la figurita más difícil”. Núñez Pérez, sin embargo, tiene otro tesoro invalorable: los amigos que dejó en las canchas vistiendo las camisetas de Estudiantes (hasta Tercera), Gimnasia y Esgrima (pasó directo a Primera ylo hizo debutar Miguel Ignomiriello) y la de Villa Rivera, club de su barrio tolosano “Las mil casas”, donde campeonó en la Liga Amateur Platense.

Soñaba con el Pincha

De pibe tuvo el sueño trunco dos veces en Estudiantes. “En Octava nos sacaron del club a Corbatta y a mí, también a Aldo Ruben (otra promesa de crack). Los tres nos íbamos arriba de una bicicleta a Punta Lara, éramos unos “piojos” de 12 años. Así fue que Corbatta fue a Chascomús y de ahí lo contrató Saúl Ongaro para Racing. Yo me fui a Villa Rivera, ¡con los vagos del barrio! Quise jugar en Reserva con los amigos pero, a pedido de la hinchada, me pusieron en Primera y salimos campeones en 1954”, le dijo a Hoy.

“Pero volví a Estudiantes, yo quería jugar a toda costa y cuando tenía que ir a Primera me dieron el pase, con la condición de que no fuera a Gimnasia, pero fue al primero que fui, en 1957. Pensé que me iban a matar, pero hasta hoy vivo agradecido: jugué 21 partidos, aunque no metí goles, por eso digo que no me fue bien”, tiró.

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