Argentinos “colonizan” una isla de Nueva Zelanda a través del fútbol
Waiheke United AFC es el club símbolo de aquel paradisíaco lugar, ubicado en el Golfo de Hauraki. El equipo está plagado de jugadores de nuestro país. Su referente, Facundo Calvo, le contó a El Clásico esta particular historia
Muchos amantes del fútbol sin nivel de élite seguramente alguna vez hayan soñado con ser estrellas en un lugar del mundo sin tradición en este deporte. Algo por el estilo fue lo que pensó Facundo Calvo, oriundo de Martínez, al norte de la Capital Federal. Junto a su novia, Juana María López, y dos parejas más decidieron en 2014 viajar como mochileros a Nueva Zelanda, fijando estadía en la isla de Waiheke, cercana a la ciudad de Auckland y ubicada en el Golfo de Hauraki, sobre el océano Pacífico.
Facundo, que jugaba en torneos de aficionados (no federados), emprendió una aventura con la que terminó demostrando que un jugador amateur puede llegar a rendir de manera oficial y semiprofesional.
Waiheke United AFC es un club que el año próximo alcanzará las tres décadas de vida. En 2013 se encontraba en la séptima división de la Asociación de Fútbol de Nueva Zelanda. ¿Hoy? Reside en la tercera, luego de salir campeón en todas las categorías. El 80 por ciento de los futbolistas del conjunto son argentinos y el plantel incluye 11 nacionalidades diferentes. Al respecto, este argentino de 29 años le contó a diario Hoy esta particular historia.
—¿Cómo comenzó la aventura en Waiheke?
—Fue en el año 2014: con mi novia, dos amigos del colegio y sus respectivas parejas viajamos a Nueva Zelanda, un país que nos interesaba conocer. Finalmente nos instalamos en la isla de Waiheke, que está enfrente de Auckland. Nos gustó la cancha de fútbol en la que se armaban partidos sociales durante el verano. Conocimos a los jugadores del equipo (Waiheke es el único club de la isla) y ayudamos a incrementar el nivel. Es el cuarto año que llevamos aquí y estamos muy contentos.
—¿Cómo se fue perfeccionando el equipo?
—Convencimos a lugareños que dudaban en sumarse, y también a varios argentinos que pasaban por la isla. Les decíamos: “Vení, vamos a jugar, quedate”. Los que lo hicieron, no se arrepintieron. Este año ya somos cuatro equipos. Es muy bueno el nivel de los chicos, la gente viene especialmente a jugar. Hay un comité que se dedica al club voluntariamente y los entrenadores son los padres de los chicos.
—¿Cómo había sido la llegada al club?
—Cuando nos empezaron a ver jugar en los partidos sociales, el club nos tentó para que nos quedemos y nos ofreció dirigir a chicos menores de 11 años. Aceptamos y salimos campeones. Como jugadores, en la Copa Nacional llegamos a los 32avos de final. Estamos en la Tercera división, con jugadores pagos y sponsors. Los clubes tienen presupuesto.
—¿Cómo es la vida en Nueva Zelanda?
—Se trata de una sociedad muy respetuosa; acá son muy estructurados. No hay preocupación por inseguridad, nunca tuve llave de mi casa. Waiheke tiene 8.000 personas en invierno, por lo que nos conocemos todos, y 42.000 en verano. Todos nos saludamos y nos preguntan cómo salimos el fin de semana. La isla tiene 9.000 hectáreas y estamos a 40 minutos, en ferry, de Auckland. Trabajo de diseñador gráfico. Me gané el dinero haciendo de todo. También soy músico, canto en bares.
—¿Cómo es la liga?
—Los neozelandeses son grandotes. Algunas veces nos pegan patadas porque les damos un “toque” tremendo. En condición de local, no perdemos desde mayo de 2013. Acá convive el espíritu de viajar con la pasión por el fútbol y encima jugamos para la FIFA (por estar federados): tenemos que hacer todo como jugadores profesionales.
