Gimnasia no puede volver a jugar a la ruleta rusa
El equipo tiene que cerrar el arco esta tarde cuando reciba a las 16 a Rosario Central en el estadio del Bosque por la sexta fecha de la Copa de la Liga Profesional. Como había dejado de enseñanza el Gordo Garisto o, en la actualidad, Rubén Insúa en San Lorenzo, el equipo debe sumar de cualquier forma y evitar salir a lo loco con el riesgo de que todo salga mal.
Por Gabriel Pedrazzi
La quinta fecha quedó atrás. Por delante hay nueve partidos con características de final. La historia termina con una sola meta: o te quedás en primera o jugás en la B el año que viene. No hay otra.
El martes el equipo había hecho un primer tiempo más que aceptable ante Huracán. Pero cuando todos esperábamos que en el segundo tiempo pudiese adelantar las líneas y así ganar el partido, terminó perdiendo de forma increíble. Yo le saco responsabilidad al entrenador, porque creo que hizo lo que tenía que hacer.
Muchas veces los jugadores se acostumbran a ganar de locales, como le pasa a River, y de visitantes les cuesta un poco más. Y lo digo por haber jugado más de una década al fútbol profesional.
Esta clase de torneos cortos se tienen que jugar con futbolistas de experiencia más que con jugadores que recién arrancan. Yo creo que si Gimnasia no estuviese inhibido muchos de los jugadores que hoy nutren al plantel todavía estarían en Reserva, y seguramente no se hubiese vendido a Miramón o Lescano, que estarían todavía en el equipo de Primera.
De esto se sale pensando partido a partido. Hoy tiene que cerrar el cero en su arco como hace Insúa en San Lorenzo. Y después ver lo que puede hacer en la parte ofensiva. A lo mejor no es la estrategia que le gusta a la gente, pero hay que acomodarse al momento. Así me lo hizo saber en los 80 el gordo Garisto. No es un momento para hacerse el arriesgado y atacar en todos lados. Si Gimnasia o cualquier equipo quiere salir a atacar a River en el Monumental y no se defiende bien se puede comer tres o cuatro goles. En cambio, si cuida primero el cero le puede llegar hasta ganar.
Madelón está ante la posibilidad histórica de salvar a Gimnasia o de quedarse con la mancha de haberlo descendido. Si el equipo no se salva los jugadores saben muy bien que no va a ser fácil conseguir clubes en el caso de que el Lobo el año que viene no quiera contar con sus servicios. En cambio, si estos jugadores dejan al equipo en Primera, ellos también saben que el mercado de pases abre enseguida. No se puede jugar siempre a la ruleta rusa. La apuesta de los chicos salió bien en el comienzo del año; pero el año que viene se debe apostar más a la jerarquía.
Por otro lado, en el proceso de formación de jugadores, lamento muchísimo lo que sucedió con Gabriel Perrone, que fue atacado por el padre y un representante que lo quisieron agredir por decisiones deportivas. Muchas veces, algunos padres quieren ser a través de sus hijos lo que ellos no pudieron ser de chicos. Les echan la culpa a los formadores o a los entrenadores en lugar de mirar hacia el interior de sus casas. A los chicos de las inferiores siempre les digo que hablen con el profesor, con el coordinador o con el entrenador con altura. Pero si se van a quejar con los padres o con el representante pasa esto: se quieren arreglar las cosas a las piñas y termina como terminó esto. Una barbaridad.