La cuarentena del “Ruso” Ferrín

Con más de 40 años como canchero y empleado símbolo de Estudiantes, el aislamiento social lo encontró en su casa de Romero, alejado de todos y transitando sus primeros meses como jubilado.

La cuarentena por el coronavirus resulta interminable para muchas personas. Algunos la entienden y la defienden. Otros esperan que todo termine pronto. Pero nadie se atreve a discutir que, en el fondo, las personas consideradas de riesgo, ya sea por la edad o por la salud, deben quedarse en casa. Ahora bien, ¿cómo hacerle entender a alguien que acaba de jubilarse, que esperó toda la vida para pasear y disfrutar del aire libre que debe pasar casi todo el primer semestre del año encerrado?

Esto es lo que le pasa a Pedro Ferrín, el histórico canchero de Estudiantes de La Plata, que vivió más de 40 años al aire libre, cuidando y cortando el pasto en las canchas del Country, del estadio y de todos los predios en donde lo convocaron a trabajar.

El “Ruso” Ferrín conoce como pocos la reacción de la tierra húmeda, el comportamiento del pasto en las diferentes estaciones del año y hasta el zumbido de los mosquitos que pican más fuerte en febrero que en agosto.
Ayer, en una recorrida por su quincho de Romero, lugar donde guarda los mejores recuerdos, este personaje querido de la historia interna del Pincha le abrió sus puertas al diario Hoy para contar y mostrar cómo está llevando los días de cuarentena, que lo tienen con 73 años, recién jubilado y encerrado para evitar contagiarse en la pandemia por el coronavirus.

–Viviste toda la vida al aire libre, ¿cómo te acostumbraste al encierro?
–Nunca nos pasó esto. Yo lo vivo con responsabilidad. Veo por la televisión que mucha gente sale a la calle y algunos lo hacen sin barbijo. Me parece que son irresponsables. Yo me la pasé desde el primer día encerrado acá con mi señora. Siempre acá. Y no me gusta, pero ¿qué le voy a hacer…?

–¿Y qué hiciste todo este tiempo?
–Corté el pasto del jardín…

–Para variar…
–Y sí, ¿qué voy a hacer? Corto el pasto, arreglo las plantas y cuando puedo pinto un poco.

–Toda una vida en el Country y en el estadio, ¿extrañás trabajar?
–Me jubilé por los años. Ya tengo 73. Y hace ocho meses que ya no estoy en el club. Pero es toda una vida ahí…

–¿Cómo es la vida de recién jubilado en la Pandemia?
–Mirá, ahora que me jubilé, me levanto todos los días a las 9 de mañana. Antes no podía. Tomo unos mates, hago algo, almuerzo y después a las dos de la tarde me acuesto a dormir la siesta hasta las cinco. Después me levanto de nuevo hasta que oscurece. Hay días que lavo el auto. Siempre algo para hacer hay.

–¿Te alegraste con la salida de Milito?
–Lo pude conocer personalmente a Milito y me pareció una buena persona. No me disgusta.

–¿Pero es mejor que Desábato para vos?
–No, al Chavo lo conozco de chiquito y no lo cambio por nada.

–¿De todos los técnicos que pasaron, con quién tuviste una mejor relación?
–El “Profe” Córdoba era un fenómeno de tipo y de técnico. Y con Bilardo también me llevaba bien, pero era más jodido con las canchas y con el estado del campo de juego. Un día discutí con Bilardo porque me quería usar la cancha cuando había llovido y no lo dejé.

–¿Y cómo terminó la historia?
–Y me mandaron a la cancha auxiliar como castigo una semana.

–¿Entró a trabajar tu hijo al club?
–Sí, por suerte, sí. Y él sabe que hay un apellido detrás. Se tiene que portar bien. Y a Estudiantes tiene que ir a trabajas hasta el 1 de mayo y los feriados. Es la mejor manera de hacerle honor a todo lo que le enseñé.