entrevista
Carolina Kopelioff: “En el personaje encontré mucha paz”
La talentosa intérprete es parte del nuevo proyecto de Rodrigo Fernández Engler, un relato sobre la superación, transformación y el paso del tiempo.
La nueva película de Rodrigo Fernández Engler, La noche que luché contra Dios, protagonizada por Tomás Kirzner, Luciano Cáceres y Carolina Kopelioff, llega este jueves a las salas de todo el país.
Para conocer detalles del filme que indaga en el profundo vínculo entre los hombres y la fe, y que tiene como escenario la tragedia que golpeó a la comunidad argentina tras el atentado a la AMIA, hablamos con Kopelioff, quien, en breve, también será parte de una serie sobre Cromañón.
—¿Cómo estás viviendo un poco este reconectarte con la película? Sé que la grabaron hace un tiempo y ahora, bueno, promocionarla o verla, encontrarte con el director, con los compañeros, ¿cómo es este momento?
—Creo que es un momento de mucha emoción. Hicimos la peli hace ya casi dos años y es volver a verla, volver a reconectarse un poco con el material, hicimos una proyección en la AMIA y fue, la verdad, muy fuerte. Obviamente, cuando la estás haciendo, sabés que estás tratando un tema superfuerte, superserio, supertrascendente, para muchísimas personas, para la historia de nuestro país y todo. Pero ayer, poder escuchar a familiares de sobrevivientes, a sobrevivientes, a familiares que perdieron seres queridos y escucharlos tan conmovidos por la película, tan agradecidos, la verdad que fue muy sorprendente. Esas cosas nunca las das por sentadas, entonces de repente encontrarnos con eso fue también darnos cuenta un poco de qué es lo que hicimos. Así que fue muy gratificante y muy fuerte también.
—¿Para el rodaje habían contactado o habían tenido la oportunidad de charlar con familiares o con sobrevivientes?
—Eso no particularmente. Hablo por mí, porque por ahí otros de los actores sí, pero nosotros, no. Yo vengo de una familia judía, entonces el tema siempre estuvo presente, no me acuerdo el día que me lo contaron, como que es algo que siempre supe. Mi papá es uno de los que construyó el nuevo edificio, pero bueno, Rodrigo, el director, y los productores sí tuvieron contacto y obviamente que para contar la historia pidieron muchos relatos. Pero, bueno, nosotros también en ese sentido creo que creamos un poco a nuestros personajes. No son personajes basados en ninguna persona real, sino, obviamente, en un rejunte de historias, e intentamos hacerlo lo más subjetivo, lo más sensible y respetuoso que podíamos.
—El tema del atentado entonces ya estaba en tu historia o en tu memoria, el hecho y los relatos…
—Sí, por suerte nadie que yo conozco fue víctima. Sí, mis padres estaban familiarizados y está como muy cercano, es parte de nuestra historia y también, bueno, al venir de una familia judía son hechos también que marcan mucho y de lo que se habla mucho. Mi papá tiene como un poco más de relación con todo eso, así que siempre estoy como impactada de la información y después siempre buscar información. Ahora también tuve la posibilidad de filmar la serie de Cromañón. Y cuando uno cree que habla también de hechos que fueron así tan tremendos, y hechos reales, te lleva al material y lo primero que hacés es investigar, es buscar. Por suerte en Internet hay cosas buenas y tiene cosas malas, pero para esto es espectacular porque tengo una cantidad de información tremenda. Entonces bueno, es ver videos, entrevistas, y así embarcarse en ese material lo que más se pueda.
—¿Cómo fue meterte en el personaje? Porque nosotros estamos muy acostumbrados a ver a una Carolina explosiva, pero acá estás como para adentro, con pocos diálogos…
—La verdad es que fue muy lindo. Yo venía como de un momento como de mucha locura, estaba filmando una serie y una película, y en el personaje de Débora, así como decís, encontré mucha paz. Creo que es algo muy importante en ese sentido, los silencios de los personajes, también lo nombraba la gente que la vio con nosotros, como que nos agradecía mucho los silencios, las miradas de los personajes. Creo que también, en situaciones donde pasa tanto, a veces las palabras ni siquiera les alcanzan. Es como respirar eso, es poder comunicarte con el otro ya con una mirada, todo se entiende. En ese sentido me pareció como superrico y verdadero el guion y las escenas que grabamos con Toto. Nosotros somos muy amigos, entonces también hubo algo de esa conexión y de ese entendimiento y de ese saber un poco para dónde ir y tirar para un mismo lado que nos ayudó un montón. Y como que también siento que es la parte fuerte de la película, como que es una mujer superfuerte porque ella es médica y está en ese momento tremendo, pero ella sigue ejerciendo su profesión. No entiendo cómo hacen para que no se les vaya la cabeza en una situación tan tremenda, los médicos, y después contar la sensibilidad de una persona que, más allá de su trabajo, le pasan un montón de cosas. Entonces, la verdad es que fue hermoso y fue superenriquecedora, nos enseñaron a hacer maniobras médicas, digo, como cosas que uno nunca se imaginan. Pero, de repente, no se agarra de cualquier forma un cuerpo, más en una situación de emergencia, todo muy protocolar. Por suerte tuvimos médicos también ahí, ayudándonos, así que fue un proceso como muy enriquecedor.
—¿Te gustó que el personaje no es el estereotipo?
—Sí, yo creo que en ese sentido es como que siento que hay tantas posibilidades. Siempre digo que cada persona es tan singular y también creo que es cuando las personas pasan por un hecho así, les pasa una tragedia por encima de la vida, es como que primero se hacen más fuertes, más grandes, crecen de la forma que sea, algo los transforma. Y como en ese sentido se abre un abanico inmenso de posibilidades de cómo una persona puede reaccionar, puede crecer, puede buscar su propia salvación. En relación con eso, me parece como superinteresante también ese recorrido, donde cree que va a estar bien y también le da el tiempo a él. Porque les pasó a los dos por arriba y cada uno es un poco lo que pudo con eso.
—¿Cómo hacés vos como actriz para meterte en la historia y después salir? ¿Hay alguna técnica? ¿Algo que hacés como para decir bueno, ya está?
—No, no te voy a mentir una técnica. Yo creo que primero lo mejor de todo es tener un gran equipo que te contenga, que te ayude, que sepas que tenés confianza. Yo tengo de esas escenas durísimas los mejores recuerdos. A mí siempre me sirve mucho eso, tal vez hay actores que les sirve otra cosa o que quieren estar todo el tiempo pensando en eso. A mí no me pasa eso, pienso que hay algo bárbaro en ese sentido de poder actuar y de poder conectar y desconectar que te salva un poco, al menos a mí. También tener unos buenos compañeros. Estábamos un ratito entre nosotros, charlamos de cualquier cosa, nos reíamos y, bueno, listo acción, dale vamos, hacemos esto para lo que estábamos. Buscar alguien de equipo o un aliado con el que descargar un poco, estar, charlar y volver a conectar, creo que esa es la técnica. Hay mucho trabajo previo, por supuesto, mucho trabajo de búsqueda de información, de couchear. Yo preparo muchísimo los personajes, pero en el centro ver también que puede salir de eso y de todo lo que uno trabajó, después es cuestión de disfrutar y de jugar.