Demián Rugna: “Siendo genuino y sincero con lo que yo quiero llegamos a este punto”

Con gran expectativa se presenta el nuevo trabajo del director de Aterrados, en donde vuelve a apelar a lo local para desarrollar un relato universal.

Cuando acecha la maldad es la nueva película de Demián Rugna, un relato apasionante que parte de un hecho ligado a creencias populares para terminar cruzando miedos y mitos locales. Para saber más de la propuesta dialogamos con Rugna a horas del estreno.

—¿Qué significa para vos llegar a los cines del país después de mostrar en varios festivales la película y de estrenarla en más de 800 salas en Estados Unidos y de ganar en Sitges?

—Se siente que tengo que cortar el pasto después de tanto tiempo afuera (risas), y se siente como una tranquilidad impresionante. A veces me pasa que, obviamente, el premio fue para la película, pero después venir de cinco películas, fue como en cierta forma coronar una carrera con ese premio, porque es un festival en el cual con todas mis películas le metía pata, y le metía mucho empuje para tratar de entrar a este festival, simplemente entrar, y no lo lograba. Aterrados incluso en una época no entró y yo dije si no está Aterrados, que fue la sensación, ya está. Después la película empezó a tener un recorrido impresionante, pero bueno, en un festival como que es la meta de todo realizador independiente de género. Y pasar a ganarlo tengo, bueno, listo, ya está, acá culminé todo.

—¿Sabés que hay un gran fandom de la película en la previa al estreno?

—Eh, creo que lo experimentan mucho los futbolistas, los deportistas que logran algo importante y hay mucha alegría. Nunca lo había experimentado. Esto de gente que no me conoce y está contenta porque es un gran logro para la película y eso es bueno. También trato de no pensar demasiado.

—¿Sos de los que creen que pintando tu aldea se puede llegar a audiencias sin tener que de alguna manera sonar a producciones extranjeras?

—Yo siento con este premio que uno haciendo lo que siempre viene haciendo, sin buscar un templante de afuera, o lo que está de moda, o tenemos que hacer esto, o que alguien me diga qué es lo que tengo que hacer, entonces siendo genuino y sincero con lo que yo quiero hacer llegamos a este punto. Creo que, seguramente, tal vez haya muchos realizadores que sigan el mismo camino y no llegan a nada, porque la mitad de los organizadores del planeta hacen sus primeras tres, cuatro películas y después es una profesión muy cruel. Cuesta mucho. Por suerte tengo muchos fanáticos que son fieles y eso está bueno. Pero, bueno, siempre es difícil. Yo incluso esta semana me bajé de una película de estudio muy grande porque no le encontraba el sentido. Todavía quiero hacer lo que vengo haciendo y hacer una película como de carácter supercomercial de género, pero supercomercial, porque creo que tengo que empezar a decidir ahora. Tengo suerte. Tengo la espalda para decir sí, yo quiero hacer otro tipo de películas. Vengo de Los Ángeles, todos los estudios maravillados con la película.

—¿Es difícil tratar de conservarse uno mismo como artista ante esas ofertas?

—Veré cómo puedo llegar si se da la posibilidad de hacer una película grande para afuera, como puedo llegar a seguir siendo yo mismo. Voy a intentar, por suerte el pergamino que me deja Cuando acecha la maldad… Tal vez me presten un poco más de atención.

—Cuando acecha la maldad es una película que uno no puede estar desatento, van pasando cosas y tiene como diferentes capas y diferentes lecturas, ¿cómo lograste todo eso y que sea entretenido?

—Sobre todo la idea de que sea entretenida. Después el desafío más interesante era ver qué contar. Yo me voy de la ciudad, me mudo afuera y ya ahí me cambió un poco el paisaje. Entonces, ya la explicación de la historia tiene que ver con que yo me alejé de la ciudad. Después la idea de esas pequeñas familias que viven tal vez trabajando en campos que tenemos en nuestro país y que esos campos están completamente contaminados, y esas familias crecen, nacen y viven entre el cáncer y la enfermedad, pero siguen viviendo porque necesitan el lugar. Y esto de pasar por la ruta y ver la lejanía, esa lucecita prendida, que sabes que es un trabajador rural y decir y si este tipo le está pasando algo y yo paso con mi auto y voy a saber qué es lo que le está pasando. Entonces esa idea de familias pobres que están pasándola mal y nadie se entera me inspiró a decir, y si en vez de una enfermedad tienen un demonio y nadie lo puede ayudar, y así se empezó a tejer.

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