El teatro como experiencia colectiva

Tras dos años de producción, mañana se presentará Pauta y método para la purga familiar, una obra que innova desde sus formas. En diálogo con diario Hoy, sus protagonistas contaron los detalles del proceso de creación

La escena teatral platense es de las más importantes del país, y las producciones independientes, en las que el trabajo es a pulmón, sobresalen por su calidad interpretativa y variedad. Ariel “Chapi” Barresi y René Mantiñán son parte de esta movida cultural y protagonizan Pauta y método para la purga familiar; como actor y director respectivamente, aunque los roles, esta vez, no están tan definidos.

“Es común que el director tenga una cierta superioridad y que todos se pongan a su disposición. Así, muchos actores terminan siendo el deseo de otro, quedando el rol de artista reducido al de intérprete. Sin embargo, en producciones en las que no hay dinero ni subsidios es muy raro que interpreten algo que no los representa artísticamente y que tampoco les dé plata. Entonces, ¿por qué lo hacen?”, expresó Mantiñán con respecto al interrogante sobre cómo encaró el grupo esta producción colectiva, en la cual la horizontalidad fue la premisa. 

El resultado, que podrá verse mañana y todos los sábados de noviembre a las 21.30, en 11 entre 70 y 71, es una innovadora propuesta, donde se combinan distintos lenguajes y recursos interpretativos para relatar la vida de dos hermanos que buscan perpetuar su estirpe familiar, a quienes los desvela su historia. En esta lucha interna se desarrolla la trama de una pieza que “está llena de juegos y trucos para el público,  y es muy dinámica”, según contó “Chapi”. En una charla distendida en la redacción de diario Hoy, los artistas hablaron de esa sensación que solo ellos experimentan sobre el escenario, y reflexionaron sobre sus motivaciones.

—¿Fue difícil el trabajo colectivo? 

Ariel Barresi:—Es muy costoso, en tiempo y energía. A veces te acostumbrás a cumplir roles específicos, a trabajar de una manera en la que te dicen lo que tenés que hacer, y salir de ahí es difícil, es ponerte a pensar realmente qué tenés ganas de hacer y cuál es tu deseo. 

René Mantiñán:—Tardamos dos años en producir la obra. El primero fue de prueba continua. Yo, como director, proponía, pero no quería fijar pautas, porque era un lugar menos para que los otros pudieran aportar.

—¿Cómo repercutió esto en el escenario?

RM:—El proceso está muy metido en la obra. Hay muchos recursos a la hora de narrar, por eso la pieza es una combinación de distintos lenguajes y formas que requieren habilidad, rigurosidad y entrenamiento, cosas que la vuelven lúdica, para los que actúan y para el espectador.

AB:—Está lleno de jueguitos y trucos que utilizan los personajes para crear distintas escenas. La obra tiene mucha dinámica.

—¿El circuito teatral platense se parece en algo al under musical?

AB:—Hay acompañamiento entre los actores, nos conocemos casi todos y sabemos en qué anda cada uno. Tratamos de apoyarnos porque, a diferencia de las bandas, hay mucho menos público, y eso genera que no haya competencia. Cada tantos años discutimos cómo hacer para abrir el teatro. Hablamos con músicos, con bailarines, y vemos cómo podemos reactivar el circuito.

RM:—No hay competencia, porque, en general, a él lo van a ver sus familiares, y a mí, los míos.

Con todas estas dificultades, quedaron flotando las mismas preguntas. ¿Qué los motiva? ¿El deseo, la pasión, la atracción por el arte y la expresión? Sin querer, “Chapi” esbozó una respuesta, pensando en lo que significa para él subirse a un escenario, el ida y vuelta con el público, el goce que le recorre la piel, la adrenalina que termina en una sonrisa y muchos aplausos.

El rito se repite, sin caer jamás en la rutina. “Chapi” reflexiona, toma aire, y dice: “El teatro es experiencia viva, el momento es único. En la vida real soy tímido, vergonzoso, incluso los ensayos me cuestan. Pero cuando salgo a escena es distinto, me concentro y no siento miedo de exponerme. No hay vergüenza, nada”.

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