Elisa Carricajo: “Hay algo en lo presencial que es vital y hermoso”
Dueña de una extensa carrera en teatro, cine y televisión, con protagónicos que la posicionan como una de las actrices más talentosas de su generación, la marplatense ahora encarna un rol que abrirá polémica y, que tras una errada decisión, se transforma.
Un crimen común, de Francisco Márquez, tiene a Elisa Carricajo interpretando a Cecilia, una mujer que verá su mundo derrumbarse tras una noche en donde la tragedia la envuelve al tomar una decisión irreversible. Diario Hoy dialogó con la actriz, miembro del grupo teatral Piel de Lava y uno de los rostros y talentos más importantes de la escena local.
—¿Cómo estás viviendo el estreno de la película que finalmente será en salas?
—Estamos muy contentos la verdad, además se esperó un poco para que esto fuera así, o intentamos. Todas las películas merecen verse en sala. Hay algo que relaciona el cine con el compartir, pero esta película en especial tiene una potencia particular para verla en cine, para compartirla, para hablar de ella. Tuvimos una sola experiencia así en Berlinale 2020; después todos los estrenos en festivales fueron virtuales, y fue muy potente todo lo que pasó, así que estamos felices que sea así, en la mayor cantidad de salas posibles y en todo el país, lo más federal posible. Estamos entusiasmados.
—¿Qué fue lo que actoralmente sentiste que Cecilia, el personaje, te iba permitir transmitir en la propuesta?
—La verdad es que la primera lectura del guión fue fuerte, sentí que me iba a costar hacerlo. Estuvo bueno, porque fue lo primero que hablé con Francisco: me daba temor que algo del guión juzgara al personaje o en una relación externa con lo que me pasaría a mí. Entonces juntos pensamos que no era un personaje que deseamos condenar, sino generar cierta empatía para entender qué le va sucediendo impulsando cierta identificación, para que no haya rechazo, ni culparla, sino permitir reflexiones sobre en qué momentos actuamos de esa forma, que aquí es no abrir la puerta.
—Además la película analiza la acción en comunidad y cómo no responder a un llamado de auxilio trae consecuencias graves…
—Claro, por eso me parecía interesante que del personaje mucho no sabemos, excepto lo que conocemos al principio y luego está confundido. La película nos hace pensar cómo, en situaciones que requieren respuestas rápidas, a veces lo que opera en nuestra cabeza no es lo que queremos o sabemos. Igualmente creo que Cecilia no es que no entiende lo que puede suceder, pero sí habla de cómo actuamos frente a la vulnerabilidad de las personas, uno tiene conciencia sobre eso, hay un sentido común sobre la vulnerabilidad, y Cecilia la tiene, pero ante una situación de riesgo no puede pensar así, piensa en su vulnerabilidad y la pone frente al otro.
—Es algo que, hablando de terror, termina transformando para mal a Cecilia. En un momento es superexigente con unos alumnos para un trabajo, y después los deja a la deriva…
—Creo que lo terrorífico también tiene que ver con la desaparición de una serie de certezas que ella tiene, y todos tenemos; en qué posición estamos todos frente a nuestros propios privilegios, de eso también habla la película, de los privilegios, y de cómo vive alguien con cierta conciencia y que tiene ciertos privilegios.
—Y qué es un privilegio... porque en una escena en la que Cecilia visita a la madre, ésta tiene acompañamiento, pero Cecilia no…
—Claro, ella no tiene redes, eso me pareció interesante, ni siquiera habla con su amiga, es ella sola con el problema. Sin romantizar la pobreza ni nada de eso, la película apunta que del otro lado sí hay redes.
—La misma clase media que ha acompañado con silencios las peores tragedias del país…
—No casualmente la película anterior de Francisco (Márquez) y su compañera, Andrea Testa, que además produce esta, es sobre la Dictadura, La larga noche de Francisco Sanctis. Hay un diálogo entre esa película y esta sobre las complicidades. El filme tiene algo temporal y habilita la pregunta sobre cómo estos mecanismos siguen funcionando y los crímenes siguen ocurriendo; muere un pibe cada 40 horas, más o menos, en manos de la Policía, son víctimas de la violencia. Esa situación que sigue ocurriendo está anclada en una serie de complicidades, en cosas que uno nunca reflexiona. Cuando te roban el celular en la calle y por ahí salis corriendo, pero ¿qué esperás con eso? Que te devuelva el celular, que lo agarre un policía, que un grupo de vecinos le dé una paliza, pero ¿para qué? Hay algo de la ciudad, de cómo mira a ciertas personas, con algunos prejuicios.
—¿Cómo fue reencontrarse con Piel de Lava en el escenario?
—Muy emocionante y vital, por eso espero el estreno de Un crimen común, sin minimizar los riesgos. Hay algo en lo presencial que es vital y hermoso, y no pasa en casa en las pantallas. Creo que hubo cosas artísticamente potentes el año pasado, pero la verdad es que no hay con qué darle a lo presencial, donde circula una potencia y una energía únicas. Estar ahí de nuevo recuperando la posibilidad de hacer función, reírse juntas, es muy festivo y muy alegre.
Francisco Márquez: “Jóvenes de sectores populares mueren a manos de la Policía”
Tras La larga noche de Francisco Sanctis, realizada junto a Andrea Testa, el director Francisco Márquez presenta en cines Un crimen común, un relato que interpela. Este multimedio lo entrevistó antes del estreno.
—¿Cómo fue imaginar a los personajes que se encuentran a raíz de un crimen?
—Me cuesta identificar un momento; es un tema, o una preocupación, que nos acompaña desde hace mucho. Sin embargo, la cinta habla de una docente universitaria, con ideas de izquierda. Hay algo de mí en ella, está la idea de generar discursos a través del cine. Jóvenes de sectores populares mueren a manos de la Policía.
—Cecilia cree que en su casa puede estar protegida, idea que en los últimos años se acrecentó. ¿Fue complicado imaginarla como una cristalización?
—Si nos remontamos en el tiempo, en una entrevista por el estreno en Brasil me hablaban de la Dictadura y La larga noche de Francisco Sanctis, y entre Sanctis y Cecilia pasó eso, que quebró el tejido social, entre otras cosas, de una manera brutal, no solo la Dictadura, sino la caída del muro de Berlín, el individualismo, una serie de cuestiones a nivel global, y eso llevó a una distancia grande entre la intelectualidad y los sectores populares.