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Gonzalo Murúa Losada: “Tenía miedo de no poder ni estrenarla”

Siguiendo con la dinastía cinematográfica iniciada con su abuelo el realizador presenta un viaje hacia el interior de los recuerdos para develar una verdad que estaba oculta.

Gonzalo Murúa Losada, nieto del actor y director argentino Lautaro Murúa, llevaba el cine en su sangre, y tras dirigir sus dos primeras películas decidió en la tercera indagar en su familia y, particularmente, en su padre con Las voces de Pablo. Hablamos con él en exclusiva para conocer detalles de la propuesta.

—¿Cómo estás viviendo la previa al estreno?

—Ahora estoy en México y después de acá me voy a Cuba que a fines de agosto empiezo un curso, entonces sí implica un movimiento grande y es emocionante porque vengo con muchos cambios también por oportunidades profesionales que me fueron surgiendo, pero bueno también por la por la coyuntura del país que es compleja, que hace que también uno se vaya moviendo, pero la verdad con muy contento muy contento, porque también hay muchos medios con los que pude tener un acercamiento, charlar, conversar sobre la peli y tener este espacio para mí que es muy valioso y lo valoro mucho, pero así con expectativas como siempre, uno está ahí pensando en qué va a pasar también con la recepción del público, la recepción de mi familia, hay una parte de la familia que ya la vio, pero en general también expectante porque está bueno también compartir una historia que es tan compleja y tan dura y a la vez esperando a ver que pase ese día, que es el día clave para también conversar con la gente y saber qué les pareció.

—¿Qué devolución te hizo la parte de la familia que ya la vio?

—La vieron en el auditorio de la Universidad del Cine justo antes de que yo viniera para México y fue muy buena la recepción, todos terminamos la función llorando y la verdad es que todo el mundo ha respondido de forma muy positiva, con lindas reflexiones, la peli también como tiene como momentos más duros, pero a la vez tiene la contraria de la sensibilidad de lo luminoso de la sanación. Entonces creo que lo que yo buscaba también es eso pero que se vieran las dos caras, pero al final del día que también hubiese una conclusión por parte de quien la recepciona, como un salto positivo, entonces también obviamente varía mucho porque la gente que ya lo conoció y que vivió diferentes momentos de su vida, obviamente va a recepcionarla de manera distinta que quizá otro tipo de espectador, pero la verdad es que fue positiva la recepción.

—¿Cómo fue para vos justamente hacer la película y revelar esta historia tan oscura, pero que la vas contando con algunas anécdotas muy divertidas, que aportan algunos otros recuerdos más dolorosos? ¿Cómo fue para vos Gonzalo director, independientemente del vínculo, digo realizarla, qué te iba pasando a medida que ibas avanzando y que te ibas enterando más cosas también con cada una de las entrevistas o las cosas que ibas a encontrar en el camino?

—La verdad es que fue un proceso con muchas vicisitudes desde un comienzo, cuando yo escribí el proyecto, la verdad, lo empecé en la Maestría en cine documental, de la Universidad del Cine y por ciertos profes pero también por amigos guionistas, como siento que siempre soy de rodearme de gente en el proyecto a pesar de que hay momentos muy solitarios. Cuando uno escribe o cuando uno empieza a gestar ciertas nociones de lo estético, incluso desde la puesta en escena, siempre como que intenté que haya una un acompañamiento incluso terapéutico, porque yo volví a terapia después de años para justo un poquito ahí también por el inicio de la pandemia, que fue cuando me confirmaron ya casi al final de la pandemia de la peli, pero sí o sea fue como estar rodeado de gente que me bancara también en el proyecto y la verdad es que a medida que fue avanzando la peli hubo muchas revelaciones, la verdad, sinceramente había tenido una etapa de investigación, pero nunca pensé que toda esta cuestión de la sensibilidad sobre el final de la peli de papá, el vínculo con María Isabel, que es una tía mía, prima de papá, que en los últimos años había estado alejada de él por lo mismo que cuenta en la peli porque sentía que no era Pablo, el Pablo que ella conoció siempre. Y además me pasó como ir a ir a las locaciones, por fortuna fui a San Pedro y cuando estuve en el en el primer rodaje había una casa que estaba medio venida menos, que era una de las locaciones de Cuarteles de invierno, la casa del doctor y cuando volví una segunda vez a rodar, solo porque me gusta mucho también como completar con planitos que voy haciendo yo, me encontré con que estaban restaurando esa casa para un café y que lo estaban por inaugurar, justo el día que yo estaba filmando ahí, al día siguiente, y fui a la casa, me crucé con el dueño que tenía el guion original de la película, y eso se fue descubriendo a partir de la propia investigación, documental, entonces si hubo mucho que mucho, incluso de esto del archivo, que fui descubriendo y redescubriendo y prácticamente tenía poco y nada de archivo, incluso fotográfico de papá y a medida que fui hablando con los entrevistados, apareció.

—¿Cómo fueron apareciendo las decisiones estéticas, por ejemplo, la incorporación del espejo para que a vos se te vea en las entrevistas, la utilización de animación, etc.?

—Vengo de la del cine, cuando estudié originalmente mi carrera, licenciatura en cinematografía con orientación montaje de ficción, como que toda mi carrera fue más de ficción hasta que empecé a descubrir el documental y por eso hice también la maestría, entonces hay muchas estrategias de puesta en escena, que yo suelo ver en los en los documentales, que vienen de ahí. Y yo siempre como que considero que traer elementos que son, entre muchas comillas, de la ficción, dentro del documental suma muchísimo.

—¿Cómo te sentís de estrenarla justamente en este momento tan complicado?

—En primer lugar tenía miedo de no poder ni estrenarla, con eso te digo todo, que fue cuando se anunció el cierre del Gaumont, el espacio donde nosotros tenemos nuestro huequito para mostrar nuestras pelis, y siempre es importante la distribución y la difusión, que hay que repensar un montón de cuestiones en torno a la a la exhibición y creo que hay mucho que muchos espacios todavía en los que tenemos que reflexionar. Por un lado está bueno demostrar y reafirmar que nosotros podemos hacer cine y que la calidad técnica que tiene el cine nacional, es muy buena, reconocida en todo el mundo, y por lo menos a mí se me estrujo un poco el corazón en no poder ir, me encantaría estar ahí como mucho más tiempo digamos para poder aprovechar los frutos, de realizar esta película, que fue muy muy dificultoso, porque también cayó justo al final de la pandemia, y me invitó a reflexionar muchísimo en términos de conversar en Argentina y la ayuda el instituto es cada vez más acotado y limitado y todavía estamos como en un suspenso porque no se sabe bien cómo va a seguir.

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