Entrevista exclusiva

Hoy se arregla el mundo: Leonardo Sbaraglia y Charo López hablan de la película

Mañana llega a los cines la nueva película de Ariel Winograd, que combina, en dosis iguales, drama, humor y ternura. Allí los intérpretes tienen dos personajes entrañables que se transforman.

Hoy se arregla el mundo, de Ariel Winograd, tiene a Leonardo Sbaraglia y Benjamín Otero en los roles centrales. Los acompaña Charo López, quien encarna a Yani, un personaje clave en la entrañable historia de un hombre que produce uno de los programas más bizarros de la TV.

De un día para el otro su vida cambia drásticamente, al reencontrarse desde otro lugar con quien él cree que es su hijo. Las referencias a Luna de papel, del recientemente fallecido Peter Bogdanovich, entretejen el relato de la propuesta, de la que quisimos conocer más detalles y hablamos con Sbaraglia y López.

—¿Qué fue lo que más les gustó de sus ­personajes?

—Leonardo Sbaraglia: Que David es un personaje que lo lindo que tiene es que se transforma; en base a las circunstancias que le pone la vida, todo el tablero donde estaba cómodo se le desacomoda y se ve obligado a convivir con algo que nunca había convivido. Y se da cuenta que esa convivencia lo hace más humano, lo hace mejor persona y a mí me dio mucha ternura al leer el guión. No dudé, con Wino hace mucho que queríamos trabajar juntos y ahora se convirtió en un amigo. Estoy muy feliz de trabajar con él, me parece que él entendió muy bien al personaje, lo cuenta a él, a mí, a todos, de manera metafórica y está bueno; porque es un tipo que se va dando cuenta que en la propia balanza de la vida tienen que pesar más.

—Charo López: Lo que me gusta del personaje es que es sorpresivo, que aparentemente es una persona despistada, siempre cree que pasa una cosa cuando pasa otra. Pero en el momento que tiene que concretar y cuando la situación se vuelve como pesada está muy lúcida y reacciona de una manera inesperada: ese juego me gustaba. Es como una pizpireta, medio volada, no con la inocencia de una Amelie, medio en las nubes pero cuando hay que bajar lo hace con toda y se vuelve muy potente en un momento; tener ese arco para jugar me gustaba mucho, de un personaje que parece tonto pero no lo es.

—Y en un momento pasa a tener más relevancia porque pone las cartas sobre la mesa…

—CL: Y de una manera muy noble e imparte una justicia de otras historias, de género, tiene su gran escena Yani.

—La película los pone en un lugar diferente. En tu caso, Leonardo, ¿por qué hiciste tan poca comedia en Argentina? ¿Y vos, Charo?

—LS: Porque no se dio y seguramente había cierto prejuicio de mi parte, ciertos miedos que se fueron extinguiendo. Tenía muchas ganas de trabajar con Wino, lo más cercano a la comedia que hice fue Impostores con Leticia Brédice, en la que estábamos dirigidos por Juan Bautista Stagnaro para Fox; después hice mi participación en Días de vinilo, El gordo y el flaco, en los 90. Pero es cierto que es lo que menos hice y es un género que a mí me gusta mucho, me encanta, me siento muy cómodo ahí y creo que ahora se destapó la olla, de hecho ya tenemos otro proyecto con Wino.

—CL: Sentí que, desde el primer momento que me reuní con Wino, que estaba aprendiendo algo que no sé, diferente a lo que estaba haciendo. El cine es otro oficio al que yo estaba acostumbrada; tuvo ese extra de tener ganas de aprender y entré en un equipo muy grande, pensando que no había hecho nunca nada de esta forma, con actores tan grandes y que gracias a Wino entendimos que lo importante era la historia, trabajando en lo micro, en cada palabra, cada escena. No me distrajo nada del objetivo puntual que era actuar.

—Ni mirar quién estaba alrededor…

—CL: Cero, me pasó después cuando vi la película y entendí que era mega. Y obvio que cuando iba a conocer a Leo, estaba nerviosa en el ascensor, pero todo fue muy amable y Wino un día me dijo que esto era como una familia donde se podía hablar todo. Y fue así. Por ejemplo, nunca había trabajado con un niño, y entre escena y escena se sostenía el juego y la buena onda, sobre todo con Benjamín que es quien debería estar más cómodo y mejor, con él jugamos muchas pulseaditas chinas entre escena y escena.

—¿Cómo conectaron con Benjamín?

—LS: Trabajar con un chiquilín tiene su complejidad. No le pedís nada como a los intérpretes adultos, tenés que aprovechar lo mejor de esa identidad, esa ternura, esa transparencia, esa honestidad y al mismo tiempo la paciencia; porque prácticamente la dinámica del rodaje gravita alrededor de su paciencia, del límite horario que tiene y de la propia fragilidad de lo no profesional, ahí tenemos muchos elementos a los que hay que adaptarse.

—¿Sensaciones que finalmente se estrene?

—LS: Un plomo la situación, la verdad, qué decir que no se haya dicho. Pero lo importante es que se está estrenando y que la gente se anime a ir al cine, eso es lo más importante, porque es una película que va a cumplir con las expectativas que tengan. Es una película muy linda de ver, divertida, tierna, al mismo tiempo te hace pensar sobre tu propia vida, la paternidad, tiene muchos ingredientes lindísimos y ahora falta que la gente se anime a ir al cine a verla, así como se está animando a ir al teatro.

—CL: Tengo muchas ganas de que se vea la película. En el momento, la vóragine de trabajo hacía que era una película que estaba ahí, pero ahora se volvió mucho más importante, con ganas que la gente vuelva a los cines, desde mi lugar muy personal.

—Es un plan de película familiar, vacaciones...

—CL: Las películas en el cine son inolvidables. Es muy difícil que te olvides de una película que viste en el cine, por eso no estás en tu casa, lo folclórico del cine, de ir; yo soy muy romántica de la pantalla, la oscuridad y eso.

—¿Para 2022 hay más cine a la vista, Charo?

—CL: No, no hay cine a la vista, pero estoy con una serie que va a dirigir Santiago Korvsky con un personaje que me divierte un montón. Es una comedia, así que en febrero o marzo empezamos con eso; estoy con la cabeza en el personaje nuevo, que no hay nada más lindo que estar con la cabeza metida en un personaje nuevo.

Charo López, la mujer orquesta

Mientras estrena Hoy se arregla el mundo, la multifacética Charo López estuvo hasta hace poco en la TV Pública, haciendo podcast, teatro, radio y mucho más.

—¿En qué momento descansás con las mil cosas que hacés?

—Ni idea (risas), en este momento estoy descansando mucho porque terminamos de grabar lo de Televisión Pública, no estoy haciendo shows en este momento y eso ya me alivia mucho.

—¿Hay algún soporte en el que no estés y que te gustaría explorar?

—A mí me gustaría hacer más cine. Ahora que probé “ese dulce” y me encanta, estoy enamorada de hacer películas; ojalá que pueda hacer más, me encantaría.

Sbaraglia recuerda a China Zorrilla y cuenta qué personaje histórico le gustaría encarnar

Dueño de un talento y un carisma único, que lo posicionaron como un referente de su generación, Leonardo Sbaraglia trabajó con directores como Pedro Almódovar, Olivier Assayas, Marcelo Piñeyro, Anahí Berneri y Daniel Rosenfeld, entre otros. Diario Hoy repasó con él una de sus películas más bellas y sus próximos pasos.

—Me gustaría que me cuentes algo de Besos en la frente, una película maravillosa, dirigida por Carlos Galettini y en la que compartiste pantalla con un gran elenco de figuras como Carolina Papaleo, Érica Rivas, Claudio García Satur, Alejandra Flechner, y nada más ni nada menos que con la inolvidable China Zorrilla…

—Está basada en una obra de Jacobo Langsner, Una margarita llamada Mercedes, y el recuerdo más importante que tengo de esa película es China Zorrilla, era una gran persona, una gran actriz, pero sobre todo una gran persona, y tuve el privilegio de trabajar y compartir eso con ella. Fue una experiencia difícil, yo era muy chico, venía de hacer Caballos salvajes, era difícil de contar esa relación entre una se­ñora mayor y ese chico, para ver cómo se po­día entender ese amor, pero creo que se lograron cosas lindas, y me llevo el privilegio de trabajar con una grande de verdad que fue China.

—Ya te ha tocado encarnar a un Jorge Luis Borges joven, estuviste en La noche de los lápices, recientemente encarnaste a Guillermo Coppola en Maradona, sueño bendito, pero no fueron muchas las veces en las que trabajaste interpretando a algún personaje conocido o algun ícono de la política, historia, de nuestro país o del mundo. ¿Tenés o soñás con encarnar algún personaje real?

—Hay muchos en la historia argentina, estaría bueno, no sé qué personaje, pero una gran producción cinematográfica sobre el exterminio indígena en el desierto en el siglo XIX, esa historia es increíble y estaría bueno darle espacio a esa parte de la historia argentina.

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