Entrevista exclusiva

Juan Leyrado: “Terminé en una profesión en la que puedo ser todo”

El actor vuelve a la ficción en un rol entrañable: como un docente de actuación que tuvo su momento de gloria y que el paso del tiempo hizo estragos en su carrera, debiendo reinventarse y afrontar nuevos desafíos

Disponible en Amazon Prime Video, y desde mañana en la pantalla de Telefe, Pequeñas Victorias (spin off de Pequeña Victoria), protagonizada por Julieta Díaz, Natalie Pérez y Mariana Genesio Peña, tiene a Juan Leyrado como Pierre, o mejor dicho Norberto, un actor que supo conocer las mieles del éxito y hoy sobrevive a fuerza de pasión y docencia.

Diario Hoy dialogó en exclusiva con el intérprete para saber detalles de su personaje y la serie.

—¿Cómo te llega la propuesta?

—Me llamaron de la producción, me llamó

(Daniel) Burman, y me encantó el personaje. La historia en general me parece extraordinaria, y me gustó el rol, porque tenía un par de cosas que me imaginaba hacer y cómo plasmarlas con un equipo maravilloso de actores y actrices.

—Pierre tiene un pasado glorioso y un particular presente. Más allá de lo que estaba en el guión, ¿Cómo lo construiste?

—A mí me gusta mucho trabajar en las contradicciones de los personajes y plasmarlas, me gustan, me sirven, crezco, aprendo y aparecieron por toda mi historia de alumno ortodoxo, del método. Tuve varios profesores como Alejandra Boero y Agustín Alezzo, que para mí es el símbolo del trabajo, aunque los profesores, mirá vos, y acá se da, son como los psicoanalistas. Cuando me preguntás con quién pueden estudiar, les digo que es personal y cada uno debe encontrar a su maestro; generalmente, si es bueno, el maestro de teatro es un maestro de vida, es casi un psicoanalista, porque para trabajar en esto hay que meterse dentro de uno. Cuanto más se conoce, más herramientas se tiene para encarnar los personajes, uno no es solo de una forma, es de muchas, y al comprender eso hay muchos matices y colores que te permiten impregnar a los personajes, y eso hice con este muchacho, al que dice cosas pero le cuesta mucho hacer lo que dice.

—Refleja el personaje algo que sucede en Argentina, que tiene que ver con el olvido de nuestros talentos, así que por lo menos se hace justicia y se presenta esto en la ficción…

—Es un pequeño homenaje a la profesión y lo que le pasa al personaje de Mariana, de empezar sin conocer nada del trabajo de la actuación. A mí me pasó, pero por suerte tenía un grupo de contención. Nos olvidamos del niño que fuimos, lo dejamos sin importancia. Creo que ahí está la clave. Cometemos errores, vivimos una fantasía, le doy un plano de traerla a la realidad, así lo creo yo. Pienso que eso sirve para este tema tan importante que habla de la reproducción asistida, la libertad individual. Eso es muy importante, que ingrese en un horario central todos los días de la semana en la casa de la gente y verlo en familia.

—¿Qué soñabas ser de chico? 

—Tenía todos los sueños, primero sentía que debía de jugar, que tenía que ser grande, quería ser todo, marinero, aviador, médico. Después de grande me di cuenta que elegí bien. Si bien no fue consciente, algo me guió y terminé en una profesión en la que puedo ser todo; un día, una mujer, otro día un asesino, que no quería, pero puedo jugar a todo. Comprendí ahí el abrazar la profesión que me sirve para disfrazarme de lo que sea a los años que tenga y hasta que termine la existencia en este lugar.

—¿Se modifica algo por el lanzamiento en streaming?

—No siento más presión, al contrario, siento más contención, está más cuidado el producto, estamos compitiendo en calidad y no podemos bajar de eso. Esto genera que de a poco nos acostumbremos a crear en donde es muy importante lo que se dice y se hace, y se hace bien. Tuve el privilegio en pandemia de hacer tres proyectos y en ellos me sentí protegido como actor para encarar los personajes, y eso es fantástico en este momento de mi vida. Creo que nos va a hacer muy bien a nivel producción y para el país, porque tenemos algo natural de nuestra forma de trabajar y de proyectar y que es muy interesante y me agarra en un momento ideal para trabajar. Siempre me gustaron los actores más grandes por cómo respiran para actuar, el texto se les cae de la boca, se desparrama, no está empujado. Eso pasa en la juventud, donde empujás todo, pero yo me encuentro en otro momento y etapa de mi trabajo, no es mejor ni peor, pero me gusta trabajar de esta manera, inclusive en personajes como este, que tal vez no tienen presencia en todos los episodios, pero sí tienen presencia, y no es que cuando aparecen se despiertan, sino que ya están.

—¿Cómo fue el trabajo con Damián Dreizik y Mariana?

—Con Damián fue extraordinario, a veces lo quería retar y Taratuto me decía que no lo rete, me encanta la comedia. A Mariana no la conocía y fue un acercamiento hermoso, y ojalá pueda volver a trabajar con ella, y sentí que le hablaba como el maestro ese. Al no conocerla, lo que decía mi personaje le pegaba mucho a ella, lo entendí después.

—¿Soñás con interpretar algún rol?

—Hay personajes que me gustaría, varios, pero dejo que me sorprenda, a veces busco material para hacer en teatro, y vivo cada personaje como vivo cada etapa de mi vida. Siempre me quedo con lo último que hago. En teatro, Stockmann en Un enemigo del pueblo.

—Repasando tu carrera, ¿hay alguno que atesores más que otro?

—No, pero sí te puedo decir el único que no hice bien. Cuando hice Cyrano de Bergerac en teatro, después de hacer Gasoleros en televisión, que fue un éxito popular muy grande, no me salió bien. La gente me decía “qué lindo”, pero no me salió bien, no lo disfruté. Tenía una gran producción de Lino Patalano. Se fue el director, abandonó, y afortunadamente después vino Norma Aleandro, pero yo ya venía muy pegado a este éxito y me ofrecían todo grande, gran teatro, Teatro Avenida, se esperaba un gran éxito. Después tengo hermosos recuerdos de muchos trabajos que hice en cine, teatro y televisión.

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