Juana Molina y su usina de personajes

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV argentina, diario Hoy recuerda la vida de la actriz y actual cantante.

Con esfuerzo y perseverancia, Juana Molina comenzó a trabajar en la pantalla chica con un show de sketches en los que daba rienda suelta a sus creaciones e interpretaba personajes que daban para hablar en el cotidiano. Allí mostraba toda la innovación que era propia de su ser, y además fue dueña de este programa que fue emitido entre los años 1991 y 1993 por Canal 13. La entrega fue un éxito rotundo y se tituló Juana y sus hermanas. En este sentido, fue cierto homenaje al filme Hannah y sus hermanas, cuya obra perteneció a Woody Allen. Además del protagonismo de la actual cantante, esta entrega también contaba con la participación estelar de Inés Molina, Martín Pavlovsky, Horacio Roca, Osvaldo González, Nelly Láinez y Julián Weich, entre otros. De esta manera, la mujer ya tenía cierto recorrido en su haber, con sus trabajos en otros programas prestigiosos como fueron La noticia rebelde y otras producciones de la mano del capocómico Antonio Gasalla. Así sentó precedente y pudo lanzarse por sí misma a un ciclo que sentaría un lugar en la historia. Lo que más llamó la atención del público fue la creación de personajes que hoy permanecen en el imaginario colectivo. La primera que salió a la luz fue Marcela Balsam, una rubia despampanante con labios rojos, cirugías estéticas y cierta ingenuidad, que parodiaba al perfil de Patricia Sarán u otras referentes de los años noventa. Es decir, la impronta era una modelo que se maquillaba muchísimo, había dejado las pasarelas para pasar a trabajar como actriz y conductora con el advenimiento de los años noventa, pero no solía obtener los mejores resultados. Asimismo, Lulú era otra de las creaciones: se trataba de una chica francesa que se caracterizaba por su sensualidad y erotismo, como también por la inocencia de sus acciones. Además se sumaba Judith, una adolescente de gustos hippies que siempre estaba acompañada por sus amigos Diego y Sandra, dando para hablar. Por su parte, Juana fue la precursora en hacer humor sobre la llegada de la comunidad oriental a la Argentina, que se instalaba con sus empresas, en especial en los supermercados. Asimismo, Flor de Li, como se llamaba el personaje, era la cajera de un almacén que les tomaba el pelo a los clientes, les daba vueltos en caramelos y decía que no entendía el castellano ante los enojos del público concurrente. En el caso de Stefi Grasa, aludía a una parodia de la tenista alemana Steffi Graf; tenía facilidades en su deporte, pero no para comunicar ante las cámaras. Recordemos que para esa época los profesionales de diversas especialidades comenzaban a actuar o a conducir sin demasiada gracia. La psicóloga Ruth era una gran admiradora de su profesión, pero la aplicaba de forma poco ortodoxa y discutible. También Gladys estaba recién recibida de la carrera de cosmetología, y aplicaba cada uno de sus tratamientos fáciles que siempre tenían resultados erróneos, dejando desfiguradas a cada una de sus clientas. También estaban las cachivacheras, dos señoras bien que desde sus espacios de privilegio y confort hacían obras de caridad, pero también mostraban sus gustos por la decoración, los hábitos saludables y el buen vivir. El éxito y la popularidad le valieron premios a Juana Molina, que no se sentía a gusto con el boom mediático. Quedó embarazada en 1994 y dejó todo para vivir en el anonimato, volcarse hacia la música y bajar algunos cambios después de una ola imposible de parar. 

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