La lucha incansable de Nina Simone

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la farándula internacional, diario Hoy recuerda la intensa vida de la cantante norteamericana.

En el contexto de la Gran Depresión que se dio en Estados Unidos, nacía Eunice Kathleen Waymon, más conocida como Nina Simone, el nombre artístico que eligió al alcanzar la adultez y abocarse a su carrera como compositora e intérprete.

Al momento de su llegada a este mundo, la familia estaba sumida en una pobreza absoluta y los niños colaboraban para poder salir adelante. Con la fe como bandera, porque este clan profesaba la religión metodista y eran asiduos concurrentes a la iglesia, encontraron la la ayuda necesaria en la institución y se abocaron a los estudios de piano, canto y guitarra.

Con el correr de los años, la mujer estudió música con profesores particulares para dar sus primeros conciertos en público. Sin embargo no todo era perfecto, porque en ese entonces existían la discriminación por el color de piel y no todas las actividades estaban aptas para la sociedad en general. Había reglas y una segregación racial que daba miedo.

De hecho, lo vivió en una de sus presentaciones, cuando corrieron a sus papás de los asientos para cederlos a personas blancas. En ese momento, ella suspendió la función hasta que no les devolvieran a sus sitios. Con el transcurso del tiempo se forjó una carrera como niña prodigio pero no pudo ingresar con una beca a un instituto de arte por su color de piel.

Al entrar en la adolescencia, la mujer daba clases particulares a sus alumnos pero la paga era justa por el esfuerzo que involucraba. Eunice debió cambiar su nombre para que su mamá no se enterara que trabajaba en un bar por las noches donde ganaba un sueldo mucho mayor que por las clases. Así eligió una nueva identidad con un apodo que le puso un novio latino que tuvo en ese entonces. De esta manera, comenzó a llamarse Nina Simone.

Gracias a su talento, la bienvenida era segura, y la pianista comenzó a cantar para agregar otros colores a su espectáculo. Con improvisación y las herramientas que traía del góspel, Nina lo logró, componía en vivo y los lugares explotaban de gente que solo buscaba ir a escucharla.

Luego llegaron las giras por todo Estados Unidos y esto acarreó la primera llegada de firmas de contratos para grabar canciones. La fama y la popularidad ya eran un hecho y se plasmó en los hits inolvidables tales como Ain’t got no, I got life, My baby just cares for me, I put a spell on you, I loves you Porgy, Feeling good, entre otros.

Con el tiempo, fundó su familia, tuvo hijos, nunca dejó de alcanzar sus sueños, de luchar por los derechos civiles y las actividades filantrópicas. Gracias al arte, Nina llegó a vivir en el Viejo Continente, más precisamente en Suiza, Inglaterra y Francia. Finalmente, allí abandonó este mundo para irse de gira eterna en el año 2003.

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