ENTREVISTA
Las Armas Bs.As. se refunda con El futuro vol. I
La banda de rock platense lanzó un EP de tres canciones que concilia elementos contemporáneos con una marcada influencia del rock de los años 80.
Con colaboraciones de Amparo Torres de Isla Mujeres y Carmen Sánchez Viamonte, El futuro vol. I es una obra que concilia elementos contemporáneos con influencia del rock de los años 80 y está acompañada de un EPK y el estreno del segundo videoclip de la canción Pantalla, dirigido por Matías Rufach, quien también estuvo a cargo del arte de tapa.
Ramiro García Morete, también conocido como El Míster, conversó con este multimedio acerca de este nuevo trabajo y sobre las próximas presentaciones en vivo de la banda, que serán esta noche en el mítico bar platense Pura Vida y el sábado 11 en El Emergente, ubicado en el barrio porteño de Almagro.
—¿Cómo surgió la idea de hacer El futuro vol. I y de qué trata?
—El futuro vol. I se empezó a grabar a principios de 2021. Es un EP, el primero, quizás o no, de varios. La idea es que, después de lo incógnito y de la incógnita en general, que terminó coincidiendo con la de la humanidad, porque no estaba premeditado, también, como la banda siempre intenta que los discos no sean un rejunte de canciones sino que construyan una narrativa, un pequeño universo.
Nos costaba pensar en encarar un disco como los anteriores, de 10 o 12 canciones, y no porque no tuviéramos el material o las ideas, sino porque humanamente y temporalmente, por las demandas personales de cada uno, es muy difícil. Entonces nos pareció más interesante, ante cierta versatilidad por un lado -quizás- pero también porque me parece que con la trilogía de Incógnito se cerraba ya una trilogía y todo un imaginario con diferentes matices. Entonces, era abrir aún más -porque ya estaba abierto el juego- para que haya eso: muchos futuros posibles.
Nuestros discos hacen referencias tácitas y semánticas sobre lo que está pasando en general y lo que nos pasa a nosotros. Entonces, así como fue “incógnito”, pensábamos en el futuro mismo de la banda. Y a la vez, esta idea de que hay una sola realidad posible, un solo futuro posible. El futuro vol. I no tiene un astronauta en la tapa, o un robot. Pero sí por qué tiene que ser hegemonizada incluso la idea de futuro. Y, de hecho, es un disco que tiene un montón de elementos de electrónica, pero es un disco absolutamente orgánico que grabamos. Al decir “orgánico”, me refiero a que, por ejemplo, el primer disco es de blues pero estaba pensado con una lógica más de hip hop, más de recortes, capas y demás. En este EP son temas que los podemos tocar en vivo, está tocado bastante parecido a cómo es en la sala o cómo va a ser en vivo.
—Hiciste mención a que en la narrativa de las canciones hay parte de lo que pasa en el mundo y parte de lo que les pasa a ustedes. ¿Qué otros elementos hay en la narrativa de las canciones?
—Al hablar de narrativas no me refiero puntualmente a las letras. Pienso, además, en la sonoridad, en la coloratura, en lo visual y demás. Claramente está Pantalla, que es una canción con una de las letras más simples que he escrito, y puede ser la que más converse de manera más clara con eso. Nosotros planteamos preguntas, no damos respuestas, que sería la premisa básica del arte. Me gusta que funcione en distintas dimensiones, ya sea que pueda parecer una canción cantada por otra persona pero que también dialogue desde otros lugares.
Entonces, Pantalla es una canción que quizás sí, está atravesada por la pandemia pero habla de una situación que ya era preexistente, ya que el hecho de lo privado y lo personal es mucho más viejo y no es nada nuevo. Nosotros con Incógnito lo que hacíamos era que las cosas más interesantes de la vida, suceden sin que nadie se entere. Eso ya estaba, ahí es donde está la continuidad. Quizás acá se le ponen palabras a algo que es más reconocible, todo va de la mano, pero la narrativa es una cohesión de un montón de elementos.
—Teniendo en cuenta todo lo que mencionaste en torno a la narrativa, ¿cuáles son las características de las canciones?
—Pantalla es una canción tocada orgánicamente, pero con una estructura electrónica de reiteración, algo que no habíamos hecho en otros casos. Entonces, la lírica se vuelve más sintética porque tiene ese recurso de reiteración adrede.
No se escribe igual, no es lo mismo. Sobretodo marrón, por ejemplo, juega con todo lo contrario con repetir los mismos acordes y que la letra te vaya tirando. La potencia está en esa concatenación de situaciones, de acciones que van sucediendo y la fuerza está en eso.
Y en Tenis, el otro tema, también son pocos los acordes y no hicimos lo mismo, la fuerza está en la reiteración de un mantra. Son pequeños juegos que no sé si uno los hace 100% de manera consciente pero sí los reconoce y trabaja sobre eso.
Los diálogos o lo que uno pueda tener, son más estéticos. Por ejemplo, en una época donde todo está gobernado por los procesos electrónicos, servirse de eso pero abordándolo desde una lógica orgánica, desde una banda, con todo lo revolucionario que implica hoy tener un colectivo humano y juntarse con gente por fuera de lo musical. Bueno, esa es una forma para mí también de interpelar la contemporaneidad. Entonces, vamos a servirnos de esos elementos, pero no exactamente como lo hace todo el mundo, sino desde otro lugar. Es decir, vamos a plantearnos una postura, porque creo yo que eso es postura, que no pasa por una letra.
Hicimos dos temas que tienen los mismos acordes y se continúan, así que hubiera sido fácil samplear, pero el plus está en que durante las presentaciones en vivo hay algo que pasa ahí que si nosotros tiráramos una pista, no funcionaría. Y ese es el plus que todavía tiene una banda de rock hoy en día, algo que se genera ahí que es orgánico y me parece que esas son las formas de dialogar.
—¿Cómo surgió la idea de representar el trabajo con este arte de tapa?
—El arte de tapa estuvo a cargo de Matías Rufach (Fach), un amigo nuestro que también es DJ y artista visual. Estábamos dando vueltas con la idea de cómo representarlo y cuando surgió la idea del título El futuro, pensamos en tapas icónicas como la de Meat is murder de The Smiths, que tiene un chico en la portada con un casco de guerra, pero Fach pensó en algo futurista.
Me parece que la idea fue jugar sobre otras ideas que están ahí al alcance para reformularlas de una manera propia, de hoy. Creo que la imagen es súper poderosa y la potencia de la imagen a veces no requiere explicación.