Linda Hamilton, la actriz que se puso en la piel de la inolvidable Sarah Connor

Su nombre está ligado para siempre a la película Terminator, filme que marcó una época. Sin dudas, su papel es uno de los personajes femeninos más importantes en la historia del cine de acción.

Hay películas que resisten, indemnes, al paso del tiempo. Como si el calendario para ellas no corriera. Lo que se dice clásicos inoxidables que, como pasa con los mejores vinos, cuanto más pasan los años mejor se ponen. Y ocurre algo análogo con algunos actores y actrices: aquellos que interpretaron algún papel en particular y quedaron para siempre en la historia grande del cine. Uno de esos personajes es sin duda Sarah Connor, interpretado por Linda Hamilton.

Linda Carroll Hamilton nació en Salisbury, estado de Maryland, Estados Unidos, el 26 de septiembre de 1956. Parte de su infancia estuvo marcada por la muerte de su padre, ocurrida cuando ella tenía apenas cinco años. Además, ella ha manifestado varias veces que como su pueblo era muy aburrido, se la pasaba leyendo libros en su casa y que por ello no tenía muchos amigos. El camino y los estudios que pensaba realizar luego de graduada no tenían nada que ver con la actuación: desde chica que tenía mente ser arqueóloga. Aunque llegado el momento de decidir se dio cuenta de que podría abrirse camino en la interpretación. Ocurre que durante un tiempo trabajó con niños en un grupo de teatro en su ciudad y luego de pasar por esa experiencia decidió empezar a tomar clases de interpretación en el Washington College en Chestertown (Maryland). Luego de ese comienzo fue que decidió mudarse a Nueva York para poder estudiar en el famoso instituto de teatro Lee Strasberg. Esa experiencia terminaría resultando de vital importancia para que luego pudiera finalmente encontrar su lugar en Hollywood.

Así las cosas, desde fines de los 70 hasta la primera mitad de los años 80, tuvo algunos papeles menores tanto en cine como en televisión. Como por ejemplo, TAG: The Assassination Game, una película de suspenso estadounidense de 1982 protagonizada junto a Robert Carradine y Kristine DeBell y dirigida por Nick Castle. Luego de ello vendría finalmente su ingreso en la historia para siempre: el papel de Sarah ­Connor, una camarera joven que servía cafés y llevaba una vida normal, hasta que es perseguida por un asesino implacable, el Terminator T-800 modelo 101 de Cyberdyne Systems (interpretado por Arnold Schwarzenegger) por razones totalmente desconocidas para ella. A partir de ese filme se convirtió en la heroína preferida de Hollywood.

Hay que remarcar que para la época fue algo muy llamativo, dado que no era ella la mujer a la que tenían que salvar, sino ella era la que salvaba al mundo. A partir de allí, a la par de su exposición superlativa debido al éxito de Terminator empezó con algunas complicaciones de salud. Después de un tiempo sin dar con un panorama certero, le diagnosticaron trastorno bipolar. “Cuando estaba eufórica eran tiempos brillantes. No necesitaba dormir. Creo que estuve cuatro años durmiendo cuatro horas por noche. Y me despertaba genial. Pero no todo eran buenos sentimientos. Acumulaba un montón de rabia, que creo que formaba parte de mi desorden” llegó a decir en alguna entrevista hace un par de años.

Entre 1983 y 1989 estuvo casada con el actor Bruce Abbott, con quien tuvieron un hijo llamado Dalton. Ella misma confesó que su problema de salud fue uno de los principales motivos de su divorcio. Durante la filmación de Terminator 2 (en 1991) se enamoró del director del proyecto, James Cameron, quien en ese momento estaba casado con Kathryn Bigelow. La relación estuvo marcada desde el principio por episodios turbulentos y constantes idas y vueltas. Así y todo, en 1993 nació Josephina. Cameron y Hamilton estuvieron juntos hasta 1997, al tiempo que el director se embarcó en el proyecto de Titanic y le fue infiel con la actriz Suzy Amis. Aquel divorcio fue un escándalo mediático. Finalmente, a ella le tocaron 50 millones de dólares en la división de bienes.

Ella volvería a participar de varias películas y series más –incluidas dos secuelas más de Terminator– pero nada comparable a su rutilante aparición allá por 1984. Además, trató de mantenerse alejada de las luces de Hollywood y buscó cosechar un perfil más bien bajo. En 2020 la vida le volvió a dar un golpe, con el fallecimiento de su hermana gemela.

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