ENTREVISTA EXCLUSIVA

Natalia Oreiro: “Fue muy difícil tomar la decisión de hacer Iosi”

Además del estreno reciente de Las Rojas, impactante western junto a Mercedes Morán, la talentosa artista es parte de este proyecto de ficción que sirve para reflexionar sobre nuestra historia.

Prime Video estrena el próximo viernes la serie Amazon Original argentina Iosi, el espía arrepentido, dirigida por Sebastián Borensztein y Daniel Burman, con un elenco repleto de estrellas de Argentina y Uruguay, destacándose Gustavo Bassani, Mercedes Morán, Minerva Casero, Carla Quevedo y Natalia Oreiro, entre muchos otros. Justamente con ella hablamos para saber más de esta apasionante ficción en la que encarna a Claudia, la jefa del protagonista.

Iosi, el espía arrepentido cuenta la historia de un agente del servicio de inteligencia argentino, que se infiltra durante varios años en la comunidad judía para conseguir información que luego pudo haber sido utilizada para perpetrar dos de los atentados terroristas más grandes en Latinoamérica. Ahora, arrepentido de su pasado, Iosi comienza una carrera contra el tiempo buscando hacer justicia antes de que eliminen a él y a su familia. Sebastián Borensztein es el guionista principal, junto a un equipo formado por Andrés Gelós, Natacha Caravia, Sergio Dubcovsky y el propio Daniel Burman. La serie está basada en el libro Iosi, el espía arrepentido de Miriam Lewin y Horacio Lutzky.

—¿Cómo cambió tu percepción sobre el proyecto desde que llegó la propuesta a finalmente poner el cuerpo y ver alguno de los episodios terminados? ¿Hubo alguna sorpresa o algo que no imaginabas?

—Lo que primero destaco es la audacia, porque si bien es una ficción, está basada en una novela inspirada en hechos reales, es parte de esa historia trágica de la Argentina, una herida abierta que aún no se ha cerrado, es una búsqueda de justicia y es meterse con algo complejo, porque estamos hablando de dos de los atentados más fuertes que tuvo Latinoamérica, y también algo de lo que no se ha hablado, que es el tráfico de armas, y obviamente toda la connivencia política para que esas cosas sucedieran. Es una serie adulta y que si bien es un thriller de espías, es parte de nuestra historia, una historia recien­te y que para mucha gente aún hay cosas que se desconocen. En lo personal, yo me mudé a Argentina el mismo día del atentado a la AMIA, yo estaba cerca del lugar, entonces es una historia que a mí me conmueve como a todos y a todas por lo que ha sucedido y me toca muy de cerca porque la tenía muy presente. Cuando empezamos a filmar y vemos que el resultado de esos guiones increíbles son superados por los intérpretes, por la dirección, por la reconstrucción de época, y nosotros pudimos ver ya los ocho episodios, es uno más atrapante que el otro, donde cada personaje está dirigido, escrito e interpretado con mucho, mucho detalle.

—La serie, además de entretener, tiene una profunda reflexión. ¿Qué creés que aporta esta nueva mirada a la reflexión sobre estos hechos tan dolorosos?

—Creo que lo que aporta es un punto de vista diferente, porque siempre se habló desde el punto de vista de las víctimas o de los que investigaban, y en este caso desde el infiltrado, el espía arrepentido, la persona de los servicios infiltrada durante muchos años para obtener información. Incluso mi personaje, que manipula a Iosi y es parte también de los servicios, creían que era por una causa, que no exista el Plan Andinia, el Estado de Israel en nuestra Patagonia, para que no ocurra, pero que en realidad es una excusa para perpetrar estos atentados, estos hechos que suceden, después, aunque la historia no aborda muchas hipótesis, porque sigue al espía y su rendición, al darse cuenta que por la información que brindó se sucedieron los atentados y cómo se da vuelta y vuelve sobre sus pasos intentando proteger y protegerse a aquellos que involucró. Por primera vez el protagonista es parte de ese mundo y nunca se sabe, la información sobre los servicios, porque está vedada al resto del mundo, así que no recuerdo que alguna vez se haya contado esto.

—¿Cómo fue ponerse dentro de la piel del personaje? Es un rol completamente alejado a lo que se espera de vos, aunque en tus últimos trabajos actorales ya venís explorando otras facetas...

—El personaje claramente más complejo y de mayor elaboración es el de Gustavo, sin dudas estamos contando su historia, pero mi personaje, en lo particular, lo que más me atraía era eso, que los directores se arriesgaran a darme a mí un personaje completamente ajeno a mi mundo, a los otros personajes que había interpretado, e incluso, por supuesto, y ahí me toca en lo personal, a mi ideal social, porque mi vínculo con Israel es enorme, y yo justamente hago de una antisemita. Para mí como intérprete fue muy difícil tomar la decisión de hacerlo, y lo hice porque siento que justamente eso construye y pone por relevancia mi vocación, que es ser una intérprete al servicio de una historia. Y obviamente, como le pasa a Claudia, mi personaje, con su convicción, de no querer involucrarse sentimentalmente con ningún personaje, algo que obviamente le termina sucediendo, muy a su pesar, en lo personal, como actriz, trato de no prejuzgar a los personajes, pero hay algo en mí que está muy por encima de esta vocación que yo tengo y fueron varias las oportunidades en las que me sentí extremadamente movilizada y angustiada por lo que tenía que hacer, y ahí fui contenida por los directores, que me decían: “Dale, sos actriz”, y yo decía: “Bueno, pero soy persona”.

—¿Qué trabajo hiciste con Gustavo para construir la relación? Es clave para el desarrollo del relato y el ­suspenso la conexión tan particular que tienen...

—Con Gustavo no nos conocíamos, así que un poco en ese sentido teníamos ese punto en común con los personajes, yo tenía un poco más de experiencia y eso también tenía que ver con la jerarquía que tienen los dos roles dentro de la serie. Me río porque yo tengo una forma de trabajar, pero no voy a hablar mal de mí, de abordar la previa con mucha anticipación, de manera rigurosa, me gusta, lo disfruto, me gusta conocer a mis compañeros, me gusta profundizar en los roles y con Gustavo tuvimos mucho tiempo para hacerlo, porque nos mudamos a un mismo lugar, en medio de la pandemia, y teníamos poco contacto con el exterior, estando para hacer eso durante todo ese tiempo y entonces estábamos todo el tiempo ensayando, proponiendo, conociéndonos, y eso generó algo bueno para los roles, una simbiosis superinteresante que disfruté mucho y se ve en el resultado.

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