ENTREVISTA EXCLUSIVA

Osvaldo Laport: “Es un privilegio poder rescatar este tipo de comedia”

En un mano a mano imperdible, el actor recibió a este medio en la sala teatral marplatense en la que, de martes a domingos, protagoniza Plaza Suite. Además de referirse a los compañeros con los que comparte cartel, destacó el regreso al viejo estilo, que no rompe la cuarta pared

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De pronto hay una generación, o más, que no tuvo la posibilidad de disfrutar de este tipo de comedia”. Así Osvaldo Laport remarcó el valor de Plaza Suite, la obra en la que comparte cartel con Raúl Taibo, Ana María Picchio, su esposa Viviana Sáez y Arnaldo André, quien además es el director. Basándose en la pieza de Neil Simon, que hace cuatro décadas se estrenó en la Argentina de la mano de Alejandro Romay, el elenco se presenta de martes a domingos en el Teatro Santa Fe de Mar del Plata.

En la década del 70, Plaza Suite causó furor, convirtiéndose en una de las más elegidas por los espectadores gracias a su trama, que muestra las historias de tres parejas diferentes que dialogan con mucho humor sobre el matrimonio como institución, teniendo como punto en común el lugar en el que suceden los hechos: la suite 719 del Hotel Plaza de Nueva York. “El espectador tiene la posibilidad de ver tres historias diferentes en un mismo espectáculo de una hora y media”, afirmó Laport a diario Hoy desde la sala de calle Santa Fe.

—¿Qué te genera esta obra con la que estarás haciendo temporada durante el verano?

—Alguien del medio dijo que el espectáculo está muy bueno, pero que no es para temporada, que es de culto. Y dije: guau, ¿qué estás diciendo? Me parece que al contrario, es un privilegio recuperar esta pieza, volver a esos guiones, a estos autores, poder rescatar este tipo de comedia, inteligente, con humor fino. La temática y la estructura son totalmente diferentes, está prohibido romper la cuarta pared. Viví la posibilidad de trabajar durante dos temporadas en la comedia cotidiana, actual, donde se fusiona lo mediático con la ficción y el guion te permite romper la cuarta pared. Esta obra fue un aprendizaje para mí, porque es difícil hacerla. En la última función salían las señoras que vinieron a vernos y nos decían: Qué maravilla volver a ver este teatro.

—Además, integrás un elenco con mucha experiencia, con actores con quienes ya te había tocado trabajar…

—Con Arnaldo había hecho Soy gitano, donde éramos hermanos de Juan Darthés y Antonio Grimau. Con Raúl nos conocimos en Pasiones, él protagonizaba y yo lo secundaba, en el viejo Canal 9, hace mucho tiempo. Después, junto a Ana María Picchio, hicimos un intento de ficción que se llamó Cachila. Era como una burda imitación de Cenicienta, no sé que intentaron hacer… Tremenda. Mi personaje, que era el galán, tejía. Lo curioso es que nos conocemos hace muchísimos años, pero no interac­tuamos sobre el escenario.

—¿Cómo es actuar con tu pareja en la obra?

—La posibilidad de compartir con Viviana fue una aventura. La había dirigido pero nunca habíamos trabajado juntos como actores sobre el escenario. Más allá de los años de convivencia no deja de ser también una aventura, porque pudimos ensayar rompiendo estructuras que uno no tiene con otro compañero de trabajo. Entonces, vivimos situaciones muy cómicas, como que ella esté cocinando en casa, yo llegue, y le empiece a citar el texto y luego continuar diciendo todo el acto que hacemos sobre el escenario. Inclusive hasta haciendo el amor, hay que aprovecharlo, bienvenido sea (risas).

—Están juntos hace casi cuarenta años, ¿cuál es la receta?

—Somos viscerales, temperamentales, y ese es el atractivo de la pareja. Hemos tenido muchas crisis que nos han enseñado y nos han dado la oportunidad de probar el volver a aceptarse. Porque si no existe más el amor, nos separamos, pero evidentemente nos volvemos a elegir.

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