Pampita, sin pelos en la lengua

La modelo habló de todo en el show de Ángel de Brito.

Invitada como estrella principal, Pampita concurrió al magazine Los ángeles de la mañana y cedió una nota donde habló de su vida íntima.

En un momento pleno con su bebé Ana recién nacida y en el idilio con su segundo esposo, Roberto García Moritán, la mujer conduce un show en un canal de cable, tiene su propia empresa de decoración, continúa modelando en redes sociales para diversas marcas y también ejerce como jurado en La academia, el nuevo programa de Marcelo Tinelli.

Para empezar esta charla, el periodista le preguntó cómo se llevaba con Eugenia Suárez, la ex de Benjamín Vicuña. Así la morena advirtió: “Tenemos buena relación. Le tengo mucho afecto a los hijos. A los hermanos de mis hijos”. Asimismo, fue indagada sobre el perdón entre ellos. Recordemos que Vicuña se enamoró de Suárez mientras estaba separándose de ella. Al respecto, Pampita dijo: “No tengo nada que perdonar. La vida es como tuvo que ser. Puedo entender que la gente puede dejar de amar y está bien. Siempre le voy a desear lo mejor a las parejas que tuve”. Además, anexó: “Con Benjamín desde que nos separamos tuvimos bien en claro que nos teníamos que llevar bien por el bien justamente de nuestros hijos. Ellos nos necesitan como mamá y papá y no podemos tener otra relación que no sea de buena onda para el cuidado de ellos y su bienestar”.

También recordó a su hija Blanca que falleció a los 6 años por una enfermedad que contrajo en México: “Cómo hacemos... Es algo de siempre y no hay fórmula, es algo tan privado y doloroso que sí lo puedo hablar con alguien que transitó lo mismo, pero sino es muy difícil de explicarle a otro. Se usa mucho para titular y no me gusta, trato de no tirar mucho, con el tiempo pude animarme a subir una foto o un video”.

Incluso hizo alusión al homenaje que realizó debido a la fecha en la que habría cumplido 15 años: “Quería un lindo recuerdo para los chicos, transformarlo en algo lindo, una donación y que sea tangible para los niños. No sabía a quién donarle la plaza y una amiga a los dos días de que se lo conté fue a Pilar y vio a una monja chilena pidiendo que arreglaran la plaza. Conseguimos un juego que otra amiga conocía al distribuidor, y fue como una señal de que era eso lo que teníamos que hacer”.

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