entrevista

Patricio Pron: “En algún momento algunas personas empezaron a decir que yo era escritor”

El autor sorprende con su nueva novela y de visita en el país reflexiona sobre su profesión y cómo temas diversos se introducen en su narración.

La apasionante La naturaleza secreta de las cosas, recientemente publicada por Anagrama, es el nuevo trabajo del escritor argentino Patricio Pron. En diálogo con nosotros, donde se toma el tiempo para responder a cada una de las preguntas, reflexiona sobre su nuevo trabajo, que desanda las vidas de una hija y su padre, una desaparición y un accidente.

—¿Cuándo supiste que te querías dedicar a escribir, a la literatura?

—En realidad comencé a escribir con algo con algo de disciplina a los 15 años. Y mis relatos incipientes, balbuceantes, obtuvieron algunos pequeños premios y participe de la creación de algunas revistas en Rosario, donde yo nací y crecí. Y en algún momento algunas personas empezaron a decir que yo era escritor y a tratarme como escritor, incluso, algunos de mis maestros. No es algo que yo haya decidido, sin embargo, se me impuso por decirlo así y, en ese sentido, tiene para mí la importancia de aquellas cosas que al no haber decidido uno están al margen de los errores que uno comete cuando toma una decisión, sucedió, por decirlo de alguna manera. No es un destino que me desagrade, en algún momento, pero ya sabes, yo vengo, lo dije, de un barrio pobre, de una ciudad pobre, de un país pobre y convertirme en escritor, ese aspirar a ser un escritor hubiese sido absolutamente de muy difícil realización y, por entonces, casi tal vez fuese incluso más razonable aspirar a convertirme en el centro delantero del equipo, pero incluso siendo pésimo para el fútbol, no era simple, pero por lo demás yo tampoco sabía cómo ser escritor y, sin embargo, en el momento en que se produjo era tan difícil imaginar que esto fuese posible, que ni siquiera me atrevía a imaginarlo, simplemente esas personas decidieron que yo era eso, digamos, a lo que secretamente aspiraba, pero que nunca me había atrevido a desearme.

—En esos relatos que te empezaron a decir escritor, ¿sentías presión? ¿Cómo se vivía eso en vos?

—Desde fuera, las trayectorias de todos, de todas las personas en particular, de los escritores y los artistas parecen seguir una especie de plan maestro, sin embargo, desde dentro como estás pidiendo esa trayectoria es extremadamente consciente de los avances, de los retrocesos, de las cosas que han salido mal, las cosas que hace vital el perder una ambición y la curiosidad y el entusiasmo que más tarde descubrí, abandonan a los escritores y las escritoras, en algún momento de su vida, afortunadamente y, toco madera, no las he perdido y en el camino he ganado algunas cosas, por ejemplo, un diálogo con lectores, lectoras, que para mí, fundamental, es lo que justifica el trabajo mucho más, digamos. El tipo de desarrollo, el tipo de trayectoria rectilínea y progresividad que sería una carrera literaria, hay alguien especial en lo que se va desafiando a la forma y desafiándote a ti mismo en relación con preguntas del tipo de ¿puedo yo escribir? ¿Esto se puede hacer? ¿Qué sucede si hago esto? El hecho de que hayas escrito libros en el pasado y que incluso que sus libros han sido considerados buenos no significa un libro bueno a continuación. Todas las veces corres enormes riesgos. Empezas como todo el tiempo de nuevo y lo haces con el mismo entusiasmo, con el mismo nerviosismo, con que comenzas de nuevo cada una de las cosas que haces, pero tal vez estos sean los principales atractivos en la posibilidad. Estadísticamente, la probabilidad de que las cosas no salgan bien es grande. De esta situación se derivan en particular como las cosas salen bien, hace un año, yo no tenía ni agentes. Estaba empezando de nuevo. También para mí es tan importante empezar de nuevo, para mí es como el comienzo y como otros comienzos provocan el mismo entusiasmo y el mismo ligero nerviosismo, que posiblemente sienta cualquier escritor, cualquier escritora cuando comienzan a escribir y publican su primer libro. Tenes que procurar ser intelectual y emocionalmente vivo.

—Ese intercambio que vos mencionaste con los lectores, ¿mantienen viva la obra?

—Sí, pero eso no lo veo tanto como una consecuencia de las redes sociales, sino, más bien, es producto del tipo de diálogo que se produce. En primer lugar con los libros. De ese diálogo tenés noticias cuando un lector o una lectora se dirige a ti, tanto en redes sociales, como en los festivales o en las presentaciones y te dice, oye, que me ha gustado esto, o cuando firmo libros y los lectores y las lectoras vienen no solo con el nuevo, sino con libros anteriores, incluso subrayados, me gustan mucho las marcas, las fotografías, cuando me dejan porque me gusta mucho. Esos diálogos se producen a través de los libros y puede parecer que no se producen en virtud de que el autor o la autora no están allí, presencial, y sin embargo ese diálogo es constituido de alguna manera en los libros. Se recuestan en ellos, en el mismo modo que empiezan en una realidad específica con la que dialogan de manera problemática. Digo problemática por decir también interesante y esta novela, si te fijas bien, aborda ciertos fenómenos que son inherentes a la contemporalidad y que incluso, aunque yo no me propuse hablar de ellos, en la novela se colaron, como por ejemplo la pandemia, así como muy al pasar, o la dificultad de habitar el tiempo que creo que todos sentimos durante la pandemia o bien, increíblemente, el deseo de huir y de hacer lo que todos sentimos en algún momento de nuestras vidas y especialmente los últimos años. La emergencia de esta vida que, a falta de un nombre mejor, denominamos virtual y que, sin embargo, como es evidente, también en Argentina produce efectos que son muy reales, todas estas cosas están de alguna manera reflejadas en el libro, a veces en ideas que son propias de los personajes, pero también en ocasiones ideas que son las mías. No estoy de acuerdo con todo lo que ellos dicen naturalmente, pero sí, con varias de las cosas que dicen. Una lanza a favor de eso, de eliminar los límites que se establecen con la literatura de ficción y el ensayo. Que al mismo tiempo hay ciertas libertades propias de la escritura de ficción donde se encuentran.

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