exclusivo

Pepe Cibrián Campoy: “Espero pronto volver porque amo La Plata”

Infierno blanco es el título con el que vuelve al ruedo teatral luego del paréntesis impuesto por la pandemia. De su autoría y con música original de Ariel Dansker, se estrena mañana en una sala porteña.

Pepe Cibrián Campoy, el máximo referente del teatro musical en la Argentina, vuelve al teatro con Infierno blanco en el teatro El Cubo, los sábados y domingos a las 20, obra protagonizada por Lautaro Calzona, Luis Machuca y Maximiliano Areitio, a quienes acompañarán 18 jóvenes artistas. Diario Hoy dialogó con él para conocer más detalles sobre el espectáculo.

—Leyendo la sinopsis de la obra, que incluye periodismo, drogas, narcotráfico, uno no imagina cómo estos temas pueden ser parte de una puesta musical. ¿Cómo surgió la idea?

—Surgen porque en un punto sentí que los musicales que había hecho con Ángel Mahler habían “pasado de moda” y que ya era momento de cambiar de estrategia, de estética, de historias, terminar con los personajes históricos y encarar más la realidad de hoy, al ciudadano, la política, y, en el caso de Infierno blanco, de hablar de algo tan terrible como lo es la droga. En función de eso pensé y se me ocurrió este personaje Bertil Olafson (Calzona), el mayor narcotraficante del mundo, que va a inaugurar un palacio en París y ahí conoce a un joven muy inteligente, de quien se enamora, y se conjuga una serie de hechos impredecibles.

—Está la pasión de los protagonistas, pero ­también la trama policial asociada a las drogas, ¿te documentaste o dejaste que tu imaginación fluyera?

—Sale de la imaginación, porque lo que habla bá­sicamente es de las víctimas de este flagelo y sus posibles soluciones y no soluciones. He comparti­do con gente muy adicta y conozco bien el paño, y hacerlo ahora me parece positivo, pero sin ha­cer algo cursi, porque la solución depende del hombre, y acá hay una salida que tiene que ver con el amor, aunque es muy fuerte cómo se resuelve.

—La libertad de la dependencia a través del amor...

—Y del dolor, porque hay decisiones que se toman, inevitables para quien las tiene que tomar. El final es duro y fuerte, pero de amor y comprensión.

Noticias Relacionadas