Rosario Bléfari: “Aprender a desaprender”

Cantante, poeta, escritora, docente, actriz y madre. Una de las referentes más emblemáticas de la música independiente habló en exclusiva con Hoy. Este sábado estará junto a artistas locales y a su hija Nina en La Plata 

Para el rock independiente argentino y platense, Rosario Bléfari es la Mujer Maravilla. Esta superheroína sabia y generosa nació hace exactamente medio siglo en Mar del Plata como un regalo de nochebuena para la cultura del país.

Con su grupo Suárez, en los 90 revolucionó el indie como una frontwoman dulce y letal, cuyas poesías en forma de letras de canciones eran admiradas entre los adolescentes que luego tomarían por asalto las facultades de Cine y Bellas Artes de esta ciudad. 

Protagonizó la película Silvia Prieto, de Martín Rejtman, editó libros, dictó talleres, tocó incansablemente como solista, y hoy además tiene una banda nueva: Sue Mon Mont, un nombre que imaginó, junto a músicos soñados, como Niño Elefante, guitarrista de Él Mató a un Policía Motorizado y Tifa Rex, baterista de Los Reyes del Falsete, los mejores en lo suyo.

—Estuviste en el festival de Locarno con La idea de un lago, ¿cómo fue trabajar con la directora Milagros Mumenthaler?

—La experiencia a nivel actoral fue muy buena e intensa. Los ensayos con Carla Crespo fueron muy delicados y dedicados, muy detallistas. Construir una relación de madre e hijaque fuera creíble para nosotras mismas fue un reto. Milagros fue por un margen de la acción principal, con una mirada bastante profunda, pero de costado. No se puso en primer plano e hizo una reconstrucción artística sobre la desaparición del padre de la protagonista, que se convierte en fotógrafa.

—¿Qué te parece este momento en el que la cantidad de poetas está creciendo?

—Es un momento de florecimiento absoluto de la poesía. En los momentos de expansión de algún arte, o de uno de los lenguajes, se manifiesta de muchas maneras. Si uno va a recitales de poesía, o al leerla, hay cosas muy diferentes porque es una construcción de la realidad misma. Cuando se habla de creación es traer a este mundo seres hechos de lenguaje. 

—¿Es posible aprender a escribir?

—Sí. Como aprendemos a escribir en la escuela, que es un código. Lo que hacemos es construir pensamientos con palabras. Lo interesante es luego volver a ese lugar primitivo, de desaprender, descontaminarse, de liberar las formas que aprendimos en la escuela, porque nos limitan. Se sigue aprendiendo a desa­prender. En todo ese camino, siempre se está aprendiendo algo, a inventar, o a tomar algo de otro y transformarlo. Las pruebas, los ensayos, hay que tomar el aprender como un eterno. Inventar palabras, métricas posibles, musicalidades, y recombinar todo. 

—¿El trabajo en el arte es como el juego de la adultez?

—Hay trabajo en todo eso anterior, y es constante. A veces decimos no tengo ganas, pero ¿cómo no tenés ganas de jugar? O querés jugar y no tenés ganas. Tiene que ver con el deseo y la forma de propiciarlo. Cuando uno tiene ganas de jugar se siente bien. No tener ganas no está bueno nunca, y como cuando cocinás, el deseo nace haciendo. En ese sentido está confrontado con el trabajo, pero hay que fabricar el deseo a través del hacer. Cuando uno se ve intentando hacer una canción, o escribiendo el principio de un cuento, las ganas las podés sustentar, y a veces depende de prender el motor. 

—¿Qué te provoca el reconocimiento y la admiración que generás?

—Últimamente lo pienso y me da como vértigo. Es similar a una cosecha. Cosechar posibilidades de hacer cosas, no dinero (risas). Todos los días surge algo nuevo para hacer. Todas esas cosas a las que en algún momento les dediqué tiempo, es como si vinieran, me tocaran timbre y dijeran: “Acá estamos, somos esos cuentos que ahora sí podés publicar, o la canción que podés tocar con esta banda”. Está bueno saberlo porque fueron difíciles los 20 y 30. Te preguntás: ¿Para qué hago esto? ¿qué sentido tiene? ¿A quién le puede interesar? Parece siempre un eterno tirar del carro, pero también parece que en un momento, las cosas crecen cuando ya no las estás atendiendo.

Su presentación 

Este sábado en Cósmiko, a partir de las 19, se presentará junto a la banda de su hija, Menor No Acompañado, Mapa de Bits, Baby el Pegamento, Claudio Paul, Lasalú, Patifiesta, Ruidas, Velocidad entre Vientos Feroces, Chico Ninguno, en el Superfesti Rosca, en 10 y 71. 

Menor No Acompañado, el legado

Era el año 2000, en el festival Argentina Vivo 2, Suárez tocaba y, bajo una tremenda lluvia, Rosario saltaba por el escenario embarazada de Nina. Hoy, la adolescente sigue su camino musical con su dueto, Menor No Acompañado, y heredó el gran talento de su madre, quien expresó: “Cuando la veo cantar y tocar, me parece increíble, me parece que es mejor que yo. Su voz, cómo afina, las cosas que se le ocurren, lo que quiere hacer, me parece hermoso. La veo muy distinta a mí y de una manera que me gusta. Es muy lindo. Ella sigue sus propias ideas y eso es un tesoro también, le permite atravesar las cosas sin tanta conciencia. La ingenuidad y la inocencia protegen y hacen creer que todo es posible, sino habría parálisis por el esceptisismo. Una manera de poder cambiar el mundo es ignorándolo. Ese es el poder.”

Noticias Relacionadas