Entrevista Exclusiva

“Se puede hacer una serie autogestiva si hay un trabajo colectivo detrás, talento y amor”

En diálogo con este multimedio, la realizadora Lucía Valdemoros presenta la serie Parte de una religión, llevada a cabo por un elenco notable.

Con un proyecto bajo el brazo, la cineasta Lucía Valdemoros decidió llevar a cabo la serie Parte de una religión, una comedia contemporánea que consta de tres capítulos y hace hincapié en situaciones cotidianas, amenas, insólitas, particulares, comunes, entre otras aristas que transcurre mientras un grupo de amigos decide compartir un ágape al aire libre.

Respecto de la obra, la intensidad de filmación y el fruto del esfuerzo, la realizadora esbozó: “Comenzamos a ensayar por Zoom, riéndonos en cada lectura de guion. Luego de preproducir y ponerle cabeza y sobre todo corazón, llegó el día en que pudimos filmar. Fueron tres jornadas de rodaje intensas en donde tuvimos que meter muchas escenas, pero avanzábamos rápido gracias a un elenco talentoso y un equipo técnico no sólo profesional sino también de amigos. Parte de una religión es un proyecto independiente, autogestivo que fue posible gracias a la confianza y el trabajo colectivo. Ojalá la disfruten tanto como nosotros”.

El elenco está conformado por artistas de la escena actual, algunos supieron participar en producciones como Jorge, Por ahora, entre otros.

De esta manera, los actores son Mariano Rosales, Julián Doregger, Santiago Gobernori, Malena Medici, Julián Lucero, Valeria Lois, Alan Sabbagh y Nicolás García Hume.

Durante una entrevista con este multimedio, la directora de la serie dio cuenta de las vicisitudes del proyecto realizado en un contexto de aperturas paulatinas que significó vuelta al trabajo para los hacedores del arte. Además detalló los pormenores de esta ficción que estará disponible a partir del 23 de julio y cuyo acceso puede adquirirse a través de la plataforma Eventbrite.

—¿Bajo qué circunstancias surge este rodaje en un contexto difícil para los realizadores? ¿Qué detalles podés precisarnos?

—El proyecto nace a partir de un grupo de amigos que hacían una obra que se llama Carlos en el centro. En el medio de la pandemia surgen las ganas de hacer algo y debido al aislamiento el grupo se volcó a algo más audiovisual. El guion lo escribieron Santi Gobernori y Mariano Rosales. A mí me llega la propuesta a través de ellos y de la mano de Obol, la productora de la serie. Siempre me acuerdo que cuando lo leí por primera vez, me reí sola en voz alta y automáticamente pensé: “Qué lindo hacer ficción y trabajar con este grupo”.

—En un universo con múltiples propuestas, ¿qué características tiene esta ficción?

—Es una miniserie de tres capítulos que es distinta a lo que estamos acostumbrados o a lo que generalmente consumimos como mainstream. Esto es otra cosa, tiene un estilo muy propio, muy particular, que es difícil describirlo con una palabra o encasillarlo en un género. Podríamos decir que es una miniserie de humor delirante, un poco picante.

—Adentrándonos en el argumento, sucede en una reunión, ¿y qué más pasa?

—Es un grupo que se junta a comer un asado. Un asado eterno que nunca sale, en donde se plantean distintas charlas, problemáticas y cuestiones existenciales. Desde lo cotidiano y conocido hasta lo delirante, absurdo y alienígena. Se discuten temas como, por ejemplo, si el maní es picada o no. Y se tratan temas más complejos como la amistad, la pareja, la ­familia, y si existe o no vida extraterrestre. Siempre desde un lugar divertido, con un humor ácido que te hace reír, y te deja pensando a la vez.

—¿Cuáles son los mensajes dentro de esta obra autogestiva llevada a cabo entre un equipo de profesionales y amigos?

—Creo que uno de los mensajes más importantes que transmite este proyecto es: se puede hacer una serie autogestiva, independiente, si hay un trabajo colectivo detrás, talento y amor.

—Luego del rodaje y en vísperas del estreno, ¿en qué otros proyectos están inmersos?

—Somos un grupo grande y diverso. Los actores y las actrices siempre están en movimiento en distintos proyectos, el equipo técnico se dedica también a trabajar en publicidad, otras series y largos, Obol, la productora, ahora está a full con la distribución y la difusión de la serie y metiéndole fichas a ver si se puede producir la segunda temporada.Yo en este momento estoy trabajando en publicidad y tengo un viaje pendiente para ir a filmar un documental en super-8 a Península Valdés.

—¿Cuál es tu visión de la escena actual?

—Siento que poco a poco nos vamos recuperando de esta pandemia del horror. Como todas las industrias, la audiovisual estuvo parada mucho tiempo sin poder producir, pero fuimos encontrando nuevas formas de comunicación y de expresión. Esta serie se gestó en pleno aislamiento y salimos a filmarla ni bien pudimos. Al principio encontramos la manera de ensayar por Zoom y luego filmarla bajo todos los protocolos. Nuevas maneras de producir, adaptándonos al contexto que nos toca vivir, pensando formas creativas de seguir adelante y hacer lo que nos gusta. La serie encontró su estreno online, por streaming comprando una entrada. Esta forma de proyección también es el resultado de los nuevos formatos y las nuevas maneras productivas.

—¿Qué expectativas mantienen con respecto a la recepción de la serie en suelo nacional, pero también en relación a cruzar las fronteras?

—Esperamos que la serie tenga buena recepción, que a la gente le guste, se ría y que tenga ganas de ver más capítulos. Teniendo la posibilidad del estreno por streaming y de llegar a más lugares, la serie se subtituló al inglés, al guaraní y al dialecto alienígena. No queríamos dejar a nadie afuera y apostamos a que se pueda ver en otros lugares de la galaxia.

—¿Qué otras aristas te faltan recorrer en este camino?

—Muchas. Me encanta experimentar formatos diversos. Me gustaría poder filmar más ficción. Tanto Tarde baby, codirigido con Male Pichot, como Parte de una religión fueron experiencias superenriquecedoras para mí. Por otro lado, trabajo en publicidad, dirigiendo en dupla con una amiga bajo el nombre Swan. También laburé en proyectos documentales, otro universo que me encanta y lo disfruto. Mi camino es bastante diverso y siempre estoy en busca de nuevos desafíos, siempre habrán nuevas aristas para descubrir.

—¿Cómo adherís a las luchas y conquistas de género?

—Siempre militando y apoyando el feminismo. Tanto desde un lugar colectivo como también en las pequeñas situaciones y decisiones del día a día. Desde mi lugar como directora me gusta promover equipos de trabajo integrados por mujeres y disidencias, apoyar y formar parte de proyectos comprometidos con la causa y especialmente consumir y visibilizar el trabajo de otras mujeres y disidencias.

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