Temporada mar del plata 2018

Sebastián Presta: “La gente se siente más identificada con el perdedor”

Arrancó como productor y hoy es uno de los humoristas preferidos por los jóvenes argentinos. Gracias a sus sketches en Duro de domar ganó un Martín Fierro y ahora la rompe en el teatro con la obra Entre ella y yo

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El viaje de Sebastián Presta hacia la fama fue un camino largo y lento. Pero como la tortuga de la fábula, que termina venciendo a la liebre, nunca frenó. El joven de El Palomar trabajaba en la despensa de su padre, hasta que una noche lo invitaron a ver a Los Macocos, el grupo humorístico que hace teatro y música. Desde ese día se puso como objetivo llegar a la televisión como sea. Estudió, consiguió trabajo en un canal de cable local, donde luego de cumplir su turno se quedaba a aprender a producir. Así, llegó a América, y luego a PPT. Produjo para Jorge Rial, Lucho Avilés y Mauro Viale. 

Cuando Roberto Petinatto conducía Duro de domar, Sebastián empezó a salir en cámara, pero sin hablar, hasta que su amigo y colega, Sebastián Wainraich, lo incluyó en sus números. Luego, llegaría Préstico, los micros que protagonizaba y que escribía Pablo Mir. Gracias a ese humor corrosivo y sin pelos en la lengua ganó un Martín Fierro. Hoy, sus videos en YouTube suman millones de reproducciones y el que un día soñó con trabajar en la televisión se convirtió en uno de los humoristas preferidos de la juventud del país. Este antihéroe, como le encanta que lo definan, recibió a diario Hoy en Mar del Plata, donde está presentando la obra Entre ella y yo junto a Soledad García de Quiroz

—¿Considerás que tu humor va hasta el hueso y que sos una especie de antihéroe?

—No sé cómo surgió eso, me lo dice la gente. Pero sí, me encanta elegir el antihéroe para mis personajes, la gente se siente más identificada con el perdedor que con el ganador. Cuando era más joven era un perdedor, así me sentía. Ahora, ¿por qué soy un ganador? Porque me quiero, no porque esté triunfando en la tele, el teatro y las redes. Llegué a eso gracias a mi psicóloga que me ayudó mucho, hasta que me di el alta solo. Cuando uno es pelot... a los siete, va a ser pelot... a los 20 y a los 50 (risas). Igual yo cambié un poquito. 

—¿Cómo llegaste a hacer esta obra que estás presentando en Mar del Plata?

—Se llama Entre ella y yo, con Soledad García de Quiroz, la hicimos en 2017 en Buenos Aires en el teatro Ludé, así que estamos consolidados, pero se nos incorporó acá en Mar del Plata, como director, Diego Reinhold, un gran artista y amigo que nos está entrenando actoralmente, y que trajo sus ideas. Por lo tanto, lo de Mar del Plata es una especie de reestreno. Es una comedia preciosa. Yo iba a hacer sketches de humor y Pablito Mir, el guionista de Préstico me trajo este guión, y me dijo: Dame una devolución cuando lo termines. Lo leí y me encantó, me reí, me emocioné, así que decidí hacerla. Es una obra hermosa, en la que mostramos las inseguridades y los miedos de imaginarse ser padre, pero como es una comedia tiene final feliz. Lo que dura el test de embarazo que se hace Soledad es el momento en el que transcurre la obra. Se sienten identificados aquellos que fueron padres, y los que se tuvieron que hacer una prueba en algún momento.

—¿Se ha ofendido alguien con el humor que hacés?

—Nunca se enojó nadie porque yo jamás me meto con el público. En Bruto (obra que estrenó en 2016) me metí un poco, con el personaje del stripper, que le bailaba a la gente, pero el público reaccionaba bien, no se ponía mal. En Entre ella y yo nos ponemos un poco heavy. Soledad dice que no quiere tener al bebé. En un momento como que lo ve, y dice: Mirá que feo que es, y estoy seguro de que a  alguien no le gustó.

—Grabaste en Comedy Central, ¿cómo fue esa experiencia?

—Grabé quince especiales y sacamos cuatro antes de la fiestas. Pararon con los estrenos, y el lunes 9 de enero arrancan de nuevo con los restantes. Se llaman Presta a la Comedy Central y están muy bien hechos. 

—Tenés millones de visitas en YouTube, ¿te pagan por eso?

—Préstico fue un boom, hay algunos que tienen tres millones de visitas. El tema es que yo trabajaba para una empresa y entonces el producto es de ellos. Me la perdí, ahora tenemos nuestro canal Sebastián Presta, pero no tiene tantas visualizaciones. Al estar trabajando para Comedy Central, no puedo subir tantas cosas a mi canal por un tiempo, por la exclusividad. 

—Con todo el éxito que has tenido, ¿se te subió el ego a la cabeza?

—El ego es raro. Un poco sí, lo que pasa es que me pasaron cosas que no me iban a pasar en la pu... vida (uno de sus sketches en Duro de domar). Que me haya ganado un Martín Fierro, que la gente vea tus videos, se te sube el ego. Estoy con los pies sobre la tierra, tampoco es que estoy triunfando. Hay youtubers y comediantes que realmente la están rompiendo, yo tengo mi público, me va bastante bien, pero de a poquito vamos bien. Es necesario el ego. Si no tuviéramos ego no sé si haríamos tantas cosas. Igualmente, a veces no sé quién soy, si soy el ego, la cabeza, el alma, a veces no sé quien soy.

—Se ha comparado a la abuela cocainómana con Violencia Rivas, de Diego Capusotto, ¿qué pensás de él?

—A mí me encanta Capusotto, pero Violencia Rivas no tiene nada que ver con la abuela, y por eso me han dicho cosas como pelado fo... sos un ladrón. Algunos gritan: Pelado, te amo; otros, Pelado, te odio, pelado del or..., kirchnerista del or... (risas). Capusotto me parece genial, de hecho el Martín Fierro era para él, no sé por qué me lo dieron a mí. También Alfredo Casero es muy bueno, y otros muchos humoristas que triunfaron en la tele. Además, están los chicos que arrancaron en YouTube e Instagram. Yo recién estoy arrancando en @sebaprestaok y ahí me pueden seguir. 

—¿Cuál es el límite del humor?

—No me gusta ponerme límites, pero es necesario. Me encantaría irme a la mier..., pero la verdad es que no me animo, porque después te la tenés que bancar. Además, alguno se puede ofender mucho. Por ejemplo, molestar a un gordito, no fue mi caso, pero antes lo cargabas. Ahora, si a un pibe le hacen bullying por eso, ya no va. Me gustaría usar el humor para cambiar esas cosas, aún no me sale, pero me encantaría que el humor colabore para unirnos, que sane. 

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