ENTREVISTA

Sés: “Este disco representa un gran salto de nivel”

En diálogo con este multimedio, la autora y cantante española reflexiona sobre la escena actual y presenta su nuevo material discográfico.

Formada como licenciada en Filosofía y Antropología Social, Sés es una cantante que se especializa en la música popular española. Se dedica a géneros tales como el rock and roll y el punk, y sus letras dan visibilidad al amor, las luchas y las conquistas, criticando lo establecido. En el presente, se prepara para poner manos a la obra en una gira por Latinoamérica donde estará acompañada por Tito Calviño (Guitarra), Sabela Galbán (Flauta, acordeón, gaita y percusiones). Con varios discos bajo el brazo, la mujer dialogó con este multimedio sobre el recorrido, las disputas personales y las conquistas de las mujeres sobre los escenarios. Además, reveló los detalles de su última producción y la visita reciente a este suelo.

—¿Bajo qué contexto te adentraste en el arte? ¿Cuáles fueron los detalles de ese recorrido que determinaron un oficio y una forma de vida?

—En mi niñez temprana aprendí a cantar y bailar en las escuelas de folclore de mi país, como tantas niñas y niños de mi generación. Ese fue mi comienzo y mi fortuna puesto que aprendí a hacerlo sin pensar en el aplauso, sin esperar una ovación ni pretender que nadie supiese nunca mi nombre, por la sola pasión de hacerlo, es decir por el mero hecho de cantar y de bailar. Este inicio, esta relación con la música es posiblemente la suerte que más ha tenido que ver en mi forma de sentirla.

—¿Cuáles son las características de la obra que estás presentando?

—Se trata de liberar las arterias. Como todos mis trabajos anteriores, este es un disco de canciones. En este sentido, quiero decir que no presenta unas características formales en conjunto, al menos no en lo referente a unos cánones estéticos, pero sí en relación a mi trayectoria. Este disco ha representado, al menos para mí, un gran salto de nivel. Con esto me refiero a graduarse en el jardín de infancia y pasar a la escuela de los grandes, a una suerte de primaria. Con él, noté que me hacía una “niña mayor” y dejaba de jugar con plastilina. Significó el final de la primera etapa, al menos así lo siento. Ahora veo que lo que se me presenta por delante es más incierto, más difícil, pero también más estimulante, porque si algo me da terror es caer en la fórmula, perder la frescura, la improvisación.

—¿Qué detalles tiene la escena independiente en el viejo continente?

—Ninguno en particular por su condición de europea. Creo que, al día de hoy, carecen completamente de sentido los localismos o incluso los “continentalismos”. La escena independiente en Europa, en Latinoamérica o en Estados Unidos se define más precisamente por su condición de independiente que por su pertenencia a un territorio determinado. Más por contraposición a la ortodoxia del mainstream que por ninguna otra cosa. Incluso su posible pozo imperialista o clasista está muy mediatizado por su complejo ante Norteamérica, como en cualquier otro rincón del planeta. La globalización y los nuevos dispositivos, para bien o para mal, han diluido hasta los océanos. Lo que sí le puedo decir es que, al día de hoy, en la música en particular y en arte en general, abunda lo cool. Y pienso que la música popular, si es sincera y humilde, no puede ser cool, porque la pose y la verdad son realidades opuestas. En mi caso en particular, puedo afirmar que soy más hot como consumidora y como hacedora. Creo que en la escena independiente latinoamericana hay en general más esta actitud que en la europea, porque hay menos complejo o menos tontería, no lo sé. Por lo menos, creo que el porcentaje es mayor que allá.

—¿Cómo es recepcionado tu arte en Latinoamérica? ¿Qué referencias tuviste al respecto?

—En relación precisamente a lo anterior, me siento más cómoda aquí que en Europa. Por lo que ya he dicho y porque creo que aquí se ha caído menos en lo acomodadizo. La gente se ha creído menos la mierda de la meritocracia y la sociedad del bienestar, porque no ha querido o porque no ha podido. También se han olvidado menos de lo que significa el imperialismo y el colonialismo, más su actual vigencia y presencia social. En Europa también habemus colonizadores y colonizados y, en mi caso, pertenezco a los segundos. Sé lo que es que humillen tu lengua y tu cultura, sé lo que es que las maten por defenderlas. Esta situación, eso en específico, me une más a ustedes que a un inglés, un alemán o un español.

—¿Qué sensaciones te rodearon ante esta producción?

—Ese “pasar de curso” es lo que ha estado más presente. Me ha llevado siete discos, que ya es decir. Hoy escucho más y mejor que al comenzar, he entendido cómo grabar para sonar más parecido al directo. Hasta ahora, me sonaba a mí misma de una forma amanerada en los discos; carecían completamente de la fuerza del directo, del carácter crudo y enérgico que se desprende de los conciertos. Con este disco he comenzado a parecerme más a lo que el público recibe en los shows.

“La globalización y los nuevos dispositivos, para bien o para mal, han diluido hasta los océanos”

—Sos antropóloga, ¿qué herramientas tomás de este oficio para luego involucrarte en la canción?

—El entenderme a mí misma como a cualquier otro ser humano. El contemplar cuánto de sociocultural hay en mi sistema de creencias, cuánto de colectivo hay en mi individualidad o en nuestras individualidades. El estudio de la antropología, si es honesto, te instala en la humildad y te recuerda constantemente tu insignificancia y a la vez la igual importancia de cada vida, de cada ser. Eso en este trabajo es valiosísimo.

—¿En qué otros proyectos estás inmersa?

—Pues ahora estoy grabando dos discos. Estoy con mi octavo trabajo por un lado y, por otro, acabando ya un disco de versiones de unos cuantos de mis temas en español. Porque en la última gira latinoamericana hubo gente que me dijo que le encantaría entender lo que digo. Y eso me hace mucha ilusión, si les digo la verdad. Latinoamérica me enseñó a pensar. Yo se lo debo todo. Nunca sería quien soy, ni como música ni como persona, si no hubiese escuchado a Yupanqui, Parra, Sosa, Cafrune, Puebla, Jara... A mí esa gente me dio lo más inmenso: la capacidad de pensar por mí misma y el ejemplo de coherencia y humildad.

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