Suruba: el emerger de las bandas platenses

Integrantes del grupo de rock local visitaron la redacción de este medio antes de presentar su segundo disco y contaron cómo es el camino de los músicos que dan vida a la ciudad

La Plata tiene diagonales, tilos, estudiantes universitarios y muchas bandas de rock. En la noche platense se respira música: de bar en bar, los grupos emergentes comparten escenario y público con los que vienen detrás. Con leyendas urbanas que relatan las primeras reuniones de Los Redondos, recuerdos de la irrupción en escena de Federico Moura y referencias actuales y vanguardistas como El Mató a un Policía Motorizado, las bandas jóvenes de la ciudad recorren los trazos de un circuito cultural plagado de matices y sonidos. Suruba es una de ellas. 

“Nos catalogamos como una banda de rock canción, pero ante todo somos cinco amigos que nos encontramos arriba de un escenario y nos gusta lo que hacemos”, dijo a este medio Nicolás Borello, la voz del grupo. A su lado, Octavio Birocho, bajista, acotó: “Tocamos desde hace cuatro años juntos y sacamos dos discos. Con el último, Ojos al día, estamos encontrando nuestro norte”. Ambos músicos hablaron con diario Hoy antes de su show, mañana a las 21 en 67 y 117, y contaron cómo es sentir desde adentro la mística del under platense, los esfuerzos de las bandas locales por vivir de la música y la camaradería que se respira y disfruta entre los músicos que ya encontraron su ADN y aquellos que están en plena búsqueda. 

—¿Qué implica ser una banda independiente hoy?

Nicolás Borello:—Es un proceso difícil pero gratificante a la vez. Nos autogestionamos todo. El videoclip (del tema Dale) lo hicimos con amigos y hermanos que son artistas plásticos, fotógrafos y directores de cine. Incluso nuestro baterista es diseñador gráfico. Todos nos dan una mano, somos como una gran familia y le metemos mucho pulmón. 

—¿Cómo es el under local?

Octavio Birocho:—La Plata es una ciudad donde existen millones de bandas. Hay un movimiento cultural muy lindo y se disfruta porque conocés artistas zarpados en cualquier lugar, compartís escenario con músicos grosos en lugares pequeños. Hace años estamos en el circuito y nos hemos llevado gratas sorpresas viendo crecer a bandas amigas y hermanas. 

—Compartieron escenario con Eruca Sativa y Cielo Razzo, ¿hay camaradería con las bandas ya consagradas?

OB:—Sí, nos han sorprendido desde lo profesional y lo humano. Aprendimos de ellos y vivimos, un poco de costado, el mundo profesional de la música. 

NB:—¡Tengo una anécdota! Estábamos haciendo la prueba de sonido y empezó a fallarme el cable. Enseguida vino el plomo de Eruca Sativa y me dijo: “Este es el cable de Lula Bertoldi, usalo tranquilo que no te va a fallar”. Al rato se rompió el bombo de Eruca, que nos lo habían prestado. Eran momentos antes de salir a escena, y siempre estuvieron tranquilos. Vino el baterista, porque eran sus instrumentos, y nos dijo: “Tranquilos, lo vamos a solucionar, algo haremos”. Fue una muy linda experiencia, no la esperábamos. 

—¿En qué los cambiaron estos cuatro años como banda consolidada?

OB:—En todo. Vivimos y laburamos para la banda, trabajamos en nuestras cosas para poder tocar, ensayar y grabar. La verdad es que, si hoy me definís como persona, yo soy Octavio, bajista de Suruba, y eso es lo que quiero ser. 

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