Thomas Ian Nicholas, un artista que se consagró en American pie
En plena promoción de su nuevo filme, habló de su carrera en la industria, del inesperado éxito como actor de comedia y del regreso a sus raíces dramáticas
Si bien Thomas Ian Nicholas empezó de muy pequeño en la actuación, a los 13 años tuvo su primer gran papel en Rookie of the year, la película de un adolescente que triunfa como jugador profesional de baseball. Sin embargo, la consagración le llegaría a fines del milenio pasado, más exactamente en 1999, cuando Nicholas se convertía en Kevin, uno de los jóvenes que protagonizaron American pie, la inolvidable comedia sobre el despertar sexual en la que cinco estudiantes hacen un pacto para perder su virginidad en la noche de graduación.
Tras el clásico filme, del que luego llegarían varias secuelas, el actor tuvo papeles en series como Grey’s anatomy y Red band society. Actualmente, Nicholas está promocionando su nueva película, The lost tree, que no solo protagoniza sino que además produce. En palabras del intérprete, “se trata de un hombre que lidia con la culpa que siente por la muerte de su mujer. Se muda a una cabaña aislada, su esposa comienza a comunicarse con él y, aunque corre peligro de muerte, no se va”.
En diálogo con diario Hoy, habló de su carrera y del thriller de terror con el que asegura que está volviendo a sus raíces dramáticas.
—¿Cómo llegaste a The lost tree?
—Produje y actué en una película anterior, con el director y guionista Brian A. Metcalf, que se la vendimos a Lionsgate (una productora de cine independiente). Me contó que tenía la idea de hacer este filme, encontré el lugar ideal y así nació todo. Usamos este proyecto para lanzar nuestra compañía, Red Compass Media.
—El terror se está volviendo cada vez más popular. ¿Qué pensás de esta nueva era, en la que las películas tienen tan buena recepción en las taquillas?
—Soy un fanático de las películas de terror intelectual, me gusta que me hagan pensar. No me interesa ver las cosas sangrientas, a menos que tengan que ver con la historia. The lost tree tiene mucho suspenso, como en Tiburón, que nunca sabés cuándo va a aparecer el peligro, por lo que estás constantemente al límite. Además, intentamos alejarnos de los clichés: el auto siempre arranca, el celular funciona y así.
—American Pie marcó una época para la comedia…
—Estoy muy agradecido, me abrió un montón de puertas. En ese momento, no sabíamos que se iba a transformar en una franquicia exitosa. Siempre estuve muy enfocado en trabajar mi personaje, así que mis momentos favoritos de la película estuvieron en la preproducción, trabajando en la historia previa de Kevin con el director Paul Weitz.
—¿Qué hacían para no tentarse en el set?
—Rodar siempre es lo más divertido y, por supuesto, era muy difícil no tentarse haciendo cualquier escena con Seann William Scott (Stifler en la película).
—Tu carrera musical empezó con el álbum Without Warning (2008). ¿Era algo pendiente?
—Empecé a tocar la guitarra, cantar y componer a los 14. Al principio, era una forma de expresar mis emociones, ya que en la actuación le daba vida a las ideas de guionistas y directores. Traté de tener una canción en la banda sonora de todas las películas de American Pie: los productores siempre me decían que sí, pero nunca pasaba.
Mi lema es “nunca rendirse”, así que seguí intentando, y aunque American Reunion (la última secuela) fue 13 años después de la primera película, traté de nuevo tocando una canción en la fiesta de fin de rodaje. Hayden Schlossberg (guionista de American pie) me contactó y me preguntó si me gustaría hacer algún cover de una banda de pop o punk para la banda sonora y dije que no tenía problema. Al final, eligieron una de mis creaciones: My generation.
—Hiciste películas familiares, comedia, terror. ¿Qué género disfrutás más?
—Es irónico. Estudié actuación por diez años y mi profesor me decía que era tan bueno como lo que peor hacía: la comedia. Trabajé para mejorar mis dotes en ese género y terminé siendo conocido gracias a ese tipo de películas. The lost tree es el regreso a mis raíces dramáticas.