entrevista exclusiva

Victoria Andino presenta Las tareas

La realizadora, junto a un gran equipo de trabajo, puso manos a la obra para crear una serie que se encuentra disponible en el universo digital.

En una entrevista exclusiva, Victoria Andino revela los detalles de la producción audiovisual titulada Las tareas, que llevó adelante junto a un grupo de amigas y colegas.

—¿Bajo qué circunstancias nace este proyecto?

—Las tareas primero nace como un documental sobre la vida doméstica, sobre las operaciones históricas alrededor de la domesticación de la mujer. Y lo que sucedió fue que estando en una clínica de guion por otro proyecto, conozco a María Eugenia Lombardi (productora actual de Las tareas) y nos encontramos asistiendo, ambas dando la teta a nuestrxs respectvxs hijxs y lidiando con las tareas de cuidado. Quedamos amigas y con ganas de hacer cosas juntas, y un poco pensando en que quizás este material era mejor que sea convertido en otro formato para que pueda llegarle a otras personas, y no que solo circule entre quienes ya veníamos conversando del tema de la importancia de las tareas domésticas y de cuidado. Allí convocamos a Florencia Tundis, que es guionista y economista y desde el espacio Ecofeminita (https://ecofeminita.com) había realizado un cortometraje documental sobre el tema, y empezamos a charlar las otras posibles formas. Luego tuvimos la suerte de ser seleccionadas con el proyecto en una clínica de Construir TV sobre proyectos documentales sobre el trabajo y justito ahí salió la convocatoria de Renacer Audiovisual, un concurso de Cultura de la Nación para la realización de series, documentales y ficciones. Y lo ganamos, estamos muy contentas. Primero porque de alguna manera logramos el objetivo principal: que este tema de la verdadera importancia de las tareas domésticas y de cuidado pagas y no pagas se haya podido ver en la TV. Porque el hecho de que de repente sea una serie que se emite en la TV Pública o en canal Encuentro hizo que mucha gente se “tropiece” con el contenido. Me pasó que cuando se empezó a emitir me escribió gente que me dijo: “che, mi viejo estaba viendo el noticiero y de repente apareció Las tareas y se enganchó y empezamos a hablar de cosas que pasaban en casa”. Eso no hubiera sucedido si no hubiese salido por un medio como la TV Pública. Por eso destaco la importancia de que exista un concurso que habilite y se anime a apostar a estos temas, y que tengamos canales públicos que también lo hagan. Y que la TV no solo se reduzca a novelas y programas de chimentos. Y estamos contentas porque por otra parte logramos trabajar como soñábamos, de la manera más horizontal y amorosa posible, forma que no suele ser la habitual en la industria. El tema de los trabajos de cuidados es un tema de estudio desde hace muchísimo tiempo. La perspectiva que usamos fue la de la economía feminista, que elige pararse en otro lugar para mirar los problemas; e incorporamos la mirada de la ciencia, de la filosofía, del derecho, y también invitamos a participar a actores del campo popular, quienes portan la experiencia de la organización sindical. Entonces el volumen de información que manejamos fue inmenso. En el mismo sentido, fueron muchas las personas que dieron testimonio para ser “personajes”, esas personas que traccionan la historia, que nos cuentan su vida. Nosotras hicimos una convocatoria por Whatsapp, por Instagram, por Facebook, buscando los perfiles, y cuando empezamos a recibir respuestas entendimos que este tema les interesaba a más personas de las que imaginábamos. Y eso fue hermoso. Porque ahí también comprobamos que no importaba la edad, la clase social o el cuadro político, a las personas les parecía importante darle dimensión a este tema; eran sus historias de la vida cotidiana y de repente cobraban dimensión. Esa fue una gran fortaleza.

La trama en cuestión

—¿De qué manera sucede el recorte o elección de las historias que recorre la serie?

—La elección final de los personajes fue un enorme debate. Nosotras teníamos un primer esquema, una especie de sinopsis de cada capítulo en la que buscábamos personas que respondan a nuestros “prototipos” (por decirlo de algún modo) de personajes, que en realidad eran ejemplos de nuestra vida real, para contar diversos problemas: “una ama de casa”, una “familia tipo”, “un nuevo paradigma de familia”. Tampoco era tan loco. Todxs en la vida nos vinculamos con algunos de estos personajes, o quizás somos nosotrxs. A partir de esa consigna largamos la convocatoria, y a las personas que respondían las entrevistamos online. Fueron dos meses de este trabajo, muchas entrevistas en los lugares más curiosos que puedas imaginar. Entrevistamos a muchas mujeres atrincheradas en el baño para encontrar ese momento de soledad y tranquilidad para hablar, o en los autos estacionados en las puertas de su casa, a deshora. El tema fue que después teníamos muchxs, ¡y a todxs lxs queríamos un montón! Entonces empezamos a filtrar, porque la serie solo tenía ocho capítulos y tenían que entrar todos los temas. La selección se empezó a dar cuando sentíamos que teníamos un abanico de representaciones posibles. Bajo ningún punto de vista podemos decir un abanico acabado, pero sí al menos suficiente para decir que esa era nuestra paleta de colores para contar. Las tareas es una serie que trae las problemáticas de la vida urbana y conurbana, pero no de otros territorios, y ese también era un límite. No hay personajes que vivan en el campo, o en la selva, etc., ¡eso lo pensamos para otra temporada!

El trabajo puertas adentro

—¿Cuál es el mensaje central de esta obra?

—El mensaje central de la obra es visibilizar las tareas domésticas y de cuidado pagas y no pagas. Su importancia en el engranaje económico, y poner en relevancia la sostenibilidad de la vida. Creo que perdimos muy de vista la importancia que tiene el cuidado. Nos pasamos más tiempo siendo cuidados y ejerciendo cuidados de lo que creemos. Alguien se ocupó de darnos de comer, de que tengamos la ropa limpia, de garantizarnos un hogar, y luego nosotrxs hacemos eso quizás con los hijxs, si tenemos, con nuestrxs padres o amigxs. Todxs en algún momento de la vida ejercemos cuidado o cuidamos a otrx, y si no lo hacemos, delegamos ese cuidado y normalmente esa tarea o es gratis o está mal paga. Entonces, pensar en esto nos obliga a pensar qué importancia le damos a esto. El trabajo de quien cuida al niño para que otrx pueda ir a trabajar es igual de importante, el trabajo de quien lava la ropa o hace la comida para que el otrx pueda trabajar es igual de importante.

Cuando pensás en las maestras, en las niñeras, en las amas de casa, en las trabajadoras de casa particulares, y revisás las condiciones laborales que tienen quienes están a cargo de la sostenibilidad de la vida, entendés que el sistema económico se sostiene porque ellas lo sostienen. Cuando mirás tu casa y te das cuenta de que la tarea no está repartida entre las personas que la habitan, te das cuenta de que sos vos la garantía para que la rueda siga girando. Y la peor trampa es creer que las mujeres tenemos habilidades especiales: no tenemos ninguna habilidad especial, sucede que lo hacemos desde hace muchísimo tiempo, como nuestras madres, nuestras abuelas y así sucesivamente. Eso se llama organización social del cuidado y es lo que sostiene al actual sistema.

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