Adiós a un artista de la tijera y el peine
En la madrugada de ayer, La Plata perdió a Salvador del Tufo, uno de los mejores peluqueros masculinos de la ciudad, quien supo darle profesionalismo y generosidad a cuatro generaciones de clientes.
“Salva”, como le decían sus más íntimos, había nacido el 11 de febrero de 1943 en Lioni, una pequeña comuna al sur de Italia. De allí, junto con su padre y dos hermanos, escapó con apenas 6 años, en plena posguerra, cuando el hambre, las muertes y penurias arreciaban sobre Europa. Como tantos, cargaron sus sueños y esperanzas en un barco y recalaron en City Bell, donde el “Tano” vivió hasta sus 74 años.
Fue en la vecina localidad donde comenzó la historia por la que este artista del peine y la tijera será recordado. Cuando todavía no había cumplido los 13 años, un tío comenzó a formarlo en el oficio y, tras largas jornadas de aprendizaje, años después cosecharía innumerables premios. Sin embargo, su verdadero triunfo, decía él, llegó en 1978, cuando sentó las bases de la emblemática peluquería Pierangelo, que funcionó ininterrumpidamente en el 469 de la calle 4, donde el legado de Del Tufo continuará en manos de su yerno, Alejandro, y de Gustavo, un fiel empleado del lugar.
Quienes conocían a Salvador aseguran que en cada corte lograba tocar el alma de quien lo frecuentara, que era capaz de sacarle una sonrisa al temor de un niño y convertir en un placer la tarea de emprolijar la apariencia de cualquiera.
Para Deami, su esposa por más de 45 años, sus hijas, Irene y Jessica, y sus nietas, Adelina, Paulina y Sofía, se va un gran marido, padre y abuelo que, a pesar de las largas jornadas de trabajo, siempre puso en primer lugar a su familia.
Sus clientes, en cambio, sienten que pierden más que a un peluquero, a un amigo.
Te vamos a extrañar y te llevaremos siempre en el corazón. Que Dios te bendiga y guarde en su gloria. Todos tus amigos.