La República de los Niños, epicentro de las celebraciones
Al ritmo de las murgas y comparsas, se vive el Carnaval en la región
Con más de 38 festejos habilitados, la República de los Niños se convirtió en el epicentro de las actividades. Música, bailes y mucha espuma le pusieron color a una tarde mágica
En una jornada calurosa y a pleno baile inició ayer la primera de las cuatro fechas organizadas por la Municipalidad de La Plata en la República de los Niños para celebrar el Carnaval. Además, en distintos puntos de la ciudad se registraron otros 30 corsos más, que tuvo al del barrio Meridiano V como uno de los más convocantes.
A la espera de La Mosca y Carinhosos Da Garrafa, que cerraron la noche, miles de personas disfrutaron de las comparsas que desfilaron por el mencionado predio de Gonnet. Como un atractivo diferente, además se dispusieron puestos gastronómicos y un sector de venta de productos regionales.
La primera agrupación que le puso ritmo al encuentro fue Los Hijos de la 90, con una importante banda de percusión y bailarines. Luego llegó Batuke, con integrantes de todas las edades que se presentaron frente al escenario instalado en las canchas de la República de Los Niños.
En ese sentido, el secretario de Cultura y Educación de la comuna, Gustavo Silva, destacó que fue “un orgullo ver cómo representantes de la zona participan de los festejos y tienen un lugar para mostrar el trabajo que preparan desde hace mucho tiempo".
Operativo especial de seguridad
La Comuna anunció que dispuso un operativo especial de seguridad y control ciudadano en las distintas celebraciones de Carnaval que se realizan en diversos puntos de la ciudad.
Se incrementó la presencia policial y se reforzó el sistema de Monitoreo Urbano con oficinas móviles de visualización y drones que recorren los puntos donde se realizan eventos. A su vez, se desarrollan controles vehiculares sobre las principales avenidas e inspecciones sobre la comercialización de alcohol, según se informó.
Una fiesta que viene de Europa
Lejos del lugar que en la vida moderna se le asignó al Carnaval como una gran industria, en la Edad Media, esta fiesta era patrimonio exclusivo del pueblo, su expresión artística, filosófica y política más pura, y no solo eso: era, además, su segunda vida.
El mundo feudal cercaba y restringía las libertades individuales de manera deliberada. Sin embargo, existía esta festividad entendida como una segunda vida que permitía la total liberación de las asfixiantes normas feudales. y que se desarrollaba durante tres meses al año,
Radicalmente opuesta a las serias fiestas religiosas, oficiales, y conservadoras del régimen feudal vigente, esta fiesta del pueblo criticaba y se rebelaba a través de la burla y la risa, contra el orden político establecido, arengando la abolición total de las diferencias sociales y la coronación del marginado: el bobo, el loco o el tonto.