De La Plata a la Patagonia, con 21 mascotas

Amores perros

Deja La Plata buscando comodidad: en un camión con acoplado, se muda a Neuquén con sus 21 mascotas. Una vida de sacrificio y dedicación a los animales

Hebe Lis Tomkevicius es una mujer que durante 16 años vivió en nuestra ciudad. Ahora, a sus 42 y en busca de una nueva vida,  está viajando hacia su Zapala natal, en Neuquén. Pero esta no es una mudanza cualquiera: en un camión con un acoplado de 14 metros viaja junto con sus 18 perros y 3 gatos. 

En realidad, los perros son 19. Silver, su mascota favorita, murió hace 15 días de cáncer de pulmón. “Hice hasta lo imposible para salvarlo, pero no hubo caso. Ahora me lo llevo en el camión, enterrado en una maceta que improvisé con un tarro de 200 litros cortado a la mitad. Espero que el chofer no se de cuenta”, dijo Hebe.   

Para financiar el viaje, esta cineasta tuvo que invertir alrededor de 30.000 pesos. “Yo viajo en el camión con ellos. Me disfrazo de caniche si es necesario”, dijo antes de partir. “Si no era por ellos, me iba con lo puesto”, agregó. 

El lugar que la espera es una chacra de cuatro hectáreas, una especie de comunidad de productores. “Por los mismos $4.500 con los que acá pago esta modesta casa, allá tengo un lugar gigante con mucho parque en el que los perros van a poder estar cómodos y tranquilos”, explicó. 

Aunque se vaya sin trabajo y con la incertidumbre de no saber qué va a pasar en esta nueva etapa de su vida, ella se siente esperanzada: “No me importa. Venderé ropa, cactus y ya me anoté para dar clases. Son tierras vírgenes y vuelvo para hacer algún lío”, dijo entre risas. 

La mayoría de los perros con los que viaja padece alguna discapacidad. El que no es ciego es tuerto. Hay uno con epilepsia y otro que no puede caminar. “Al verlos tan desmejorados te da miedo que se lo lleve la persona equivocada. Ya me pasó de entregar alguno y enterarme al poco tiempo de que se le murió o perdió. Por eso me los llevo a todos”, contó esta especie de ángel de la guarda de los animales perdidos.  

Durante su estadía en La Plata, para poder mantener y cuidar a sus amadas mascotas, Hebe hizo de todo: trabajó para una productora y también para un canal de televisión, hizo de ayudanta de albañil, fue vendedora puerta a puerta e incluso cuidó gente. Entre vacunas, operaciones y alimento, ella destina casi todo su presupuesto al cuidado de los canes. “Esto demanda mucho tiempo y plata. Entonces olvidate de comprarte algo para vos. Me visto con lo que encuentro o con lo que me regalan algunas amigas”, explicó. 

Para emprender este retorno al primer hogar, además de preparar de manera artesanal los caniles, tuvo que conseguir muchos certificados de viaje y unas autorizaciones del Senasa que demuestren la buena salud de cada uno de los animales. Además, todos ellos debieron contar con las vacunas antirrábicas y antiparasitarias correspondientes. 

Respeto por la vida

La historia de Hebe está marcada por el vínculo con las mascotas. Allá por el año 2000, cuando llegó a La Plata para estudiar cine, dejó dos cachorros en Zapala y se vino con una gata. Además, según palabras de su madre, aprendió a caminar gracias a un perro al que se le colgaba del lomo para poder dar los primeros pasos. 

Sin embargo, a pesar de cargar con toda la responsabilidad de las mascotas, ella no se olvida de aquellas personas que durante su paso por la ciudad le dieron una mano. “Siempre tuve mucha ayuda. Un chico que trabaja en una parrilla todos los fines de semana durante cuatro años me habilitó bolsas de menudos para que cocinara. Otras personas, que me veían con los perros de acá para allá, me regalaban bolsas de alimento balanceado. Hay mucha gente que no se puede hacer cargo de tenerlos, pero que te ayuda para que vos puedas mantenerlos bien”. 

Para aquellos a los que le cuesta entender su forma de vida, Hebe resume su tarea en una sola frase: “Esto que hago con los perros es lo que yo puedo hacer por el respeto a la vida”.

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