cultura
Ariel Delgado: la voz de las noticias
Su consigna era “Las noticias son para darlas”, y eso es lo que hizo a lo largo de su carrera. Con una voz fácilmente identificable, se atrevió a contar lo que sucedía en los tiempos más difíciles.
En abril de 1963, durante la sedición de las fuerzas coloradas contra el Gobierno argentino, una familia de Barracas, al sur de la Ciudad de Buenos Aires, oyó confusamente por la radio que el electricista Ángel Sánchez, ocupante de la casa contigua, había sido herido en el hombro durante una de las refriegas. Mientras giraba el dial hacia el punto donde podía captarse radio Colonia, emisora del Uruguay, el padre dijo: “No haremos caso de la noticia hasta que la anuncie Ariel Delgado”. Eso es lo que provocaba la voz de Ariel Delgado en su noticiero, la veracidad irrebatible de lo que decía.
Nació en Mercedes, Corrientes, el 15 de marzo de 1931, con el nombre de José Ariel Carioni. En los años de la mal llamada Revolución Libertadora, se fue a Uruguay para no sufrir la persecución de la censura. Desde enero de 1959 se hizo cargo del servicio informativo de Radio Colonia, medio del que sería nombrado director a fines de 1965. Se convirtió en la voz característica de la emisora, escuchada por el grueso de los argentinos que querían enterarse de todo lo ocultado por las sucesivas dictaduras que asolaron nuestro país.
La pasión periodística le venía desde su padre, José Marcos, que había fundado en Corrientes el diario La Razón, prohibido por la dictadura de entonces. Paradojalmente, Ariel ingresó en el Colegio Militar, donde estuvo cuatro años hasta que la fractura de sus dos piernas durante una clase de deportes lo forzó a pedir la baja. En 1955 se casó con una brasileña, con la que tuvo dos hijos, pero con la que duró apenas 3 años. El día de la audiencia de divorcio leyó en las columnas de clasificados del matutino uruguayo El Día un pedido de informativista para radio Colonia. Se presentó, le extendieron un cable recién transmitido por la teletipo y le pidieron que lo leyera. “Mi voz se oyó hasta la vereda de enfrente”, dijo Delgado. Cuando el jefe de informativos de la emisora, Walter Viera, resolvió irse a Cuba en enero de 1959, Delgado asumió ese cargo.
Flaco, alto, con cierta picardía en la mirada, volvió a casarse esta vez con una argentina y tuvo otros dos hijos. A mediados de 1962, el director de la revista argentina Así, Héctor García, (también propietario de Crónica), envió un reportero a Colonia para que entrevistase al locutor. Al poco tiempo, la voz de Delgado se oía en off durante el programa televisado Séptima edición, que dirigía García en Canal 7. De a poco se fue convirtiendo en un mito, que no podía fotografiarse de frente de acuerdo al contrato firmado con Crónica. “Porque la gente quiere mi voz y podría desilusionarse al advertir que no soy como me han imaginado”, decía.
Los informativos conducidos por él trepaban a récords de audiencia en ambas orillas del Río de la Plata; pero su pico de audiencia se dio en los años de la última Dictadura. Cuando se escuchaba su voz a las 13 anunciando “Hay más inforrrrmaciones (sic) para este boletínnnn (sic)”, los oyentes paraban la oreja porque sabían que era la única posibilidad de enterarse de ciertas cosas. Su panorama informativo fue el único que dio cuenta de la desaparición de Rodolfo Walsh, el 25 de marzo de 1977. Su voz traía los cadáveres arrojados al río y las marchas de las Madres de Plaza de Mayo. En 1982 debió exiliarse primero en Roma; luego fue contratado por los sandinistas, que desde 1979 estaban en el gobierno, para que se hiciera cargo de la radio internacional “La Voz de Nicaragua”.
Con el regreso de la democracia, volvió a nuestro país. Se convirtió en la voz insignia del Canal Crónica y compartiendo un programa nocturno de radio con Eduardo Aliverti. En 2007 Delgado fue reconocido con el premio Locos de la azotea que otorga la escuela Radio TEA, aunque no asistió a la ceremonia por problemas de salud. Murió en Buenos Aires, el 16 de octubre de 2009.