Claves para mejorar y mantener una buena nutrición en la tercera edad
La mala alimentación afecta el proceso de envejecimiento, por lo que se debe tratar y acompañar, además, con actividades físicas.
El dicho popular señala que los años no vienen solos y, con el paso del tiempo, el ser humano requiere de mayores cuidados para poder desarrollar su vida sin afecciones de importancia. En ese punto, la alimentación es un tema clave que se debe considerar en la salud de los adultos mayores.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir de los 60 años comienza esta etapa de adultez, aunque desde lo funcional se determinó que la vejez comienza cuando se ha producido un 60 por ciento de los cambios fisiológicos atribuibles a la misma.
Profesionales de la nutrición de la Provincia de Buenos Aires se basaron en un estudio español para marcar que la actividad física y la alimentación saludable son “dos estrategias de intervención para prevenir o, cuando menos, reducir la fragilidad”.
Por eso, se considera que la inactividad es un “factor de riesgo de primer orden” en el desarrollo de la fragilidad, mientras que la actividad física demostró su eficacia para retrasar e incluso revertir la fragilidad y la discapacidad, además de mejorar el estado emocional.
“En los últimos tiempos, este tipo de alimentación fue reemplazada por una de tipo hipercalórica e hipergrasa, sobre todo a expensas de grasas saturadas, alta en sodio y en azúcares, con un gran protagonismo de productos ultraprocesados de baja calidad nutricional”, señaló la licenciada en Nutrición Erika Skrypnik.
En ese plano, señaló que para los profesionales “es importante evaluar la ingesta y el estado nutricional del adulto mayor para así poder realizar las intervenciones correspondientes, cubrir sus requerimientos energéticos, ya sea desde la dieta o mediante soporte nutricional, suplementar vitaminas y minerales en caso de déficit”.
En tanto, advierte que, en caso de malnutrición, no se debe recurrir de manera personal a los suplementos, ya que estos “deben ser considerados en pacientes de alto riesgo, en pacientes que, con la ingesta alimentaria, no alcanzan los requerimientos diarios recomendados”.
Por todo esto, la especialista recomendó una “adecuada y temprana intervención nutricional” en las y los adultos mayores para prevenir y, de ser necesario, mejorar su calidad de vida, cubriendo requerimientos nutricionales de forma individual y trabajando con otros profesionales de la salud.