Con sensaciones encontradas, celebraron los taxistas

Como todos los 7 de mayo, en homenaje al nacimiento de Eva Duarte de Perón (impulsora de la creación del sindicato), ayer se celebró en nuestro país el Día del Taxista. En realidad, en esta ocasión, poco tuvieron para festejar: con pocos viajes, recaudaciones flacas y siendo un blanco permanente en hechos de inseguridad, estos trabajadores tuvieron que salir bajo la lluvia a ganarse la “diaria”, para poder llevar a sus casas un plato de comida. 

En este contexto de recesión de la economía, esos que  antes solían ser habituales clientes de los taxis hoy caminan hasta 30 cuadras con tal de ahorrarse un dinero. Encima, con el reciente aumento en la tarifa de un 18%, la situación se agrava aun más.   

“Antes, los días de lluvia la gente se tiraba de cabeza al taxi. Ahora, con la situación del país, no les importa mojarse y caminar”, explicó Néstor Camiña, chofer desde hace 4 años. 

Néstor, que empezó en este empleo apenas sucedida la inundación de 2013, dice trabajar con miedo: “Tengo hijos y hay veces que salgo sin saber si los voy a volver a ver”, expresó. 

Pero no todas son malas noticias en este oficio. Camiña se encargó de comentar los aspectos positivos de este sector que parece tan castigado: “Conocí mucha gente gracias al taxi. Me hice amigos en la parada con los que comparto asados, mates y partidos de fútbol. Armamos un grupo bárbaro. También hago las veces de psicólogo de los pasajeros o ellos escuchan mis problemas”, concluyó.  

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