Corina: entre el éxodo de productores hortícolas y el temor por las inundaciones

En la última década aumentaron distintos proyectos de barrios privados. El afán del negocio sin planificar corrió a los quinteros que, en varios casos, cambiaron lotes por departamentos 

En 485 y 138 está todo loteado, la huerta histórica ya se vendió y van a hacer un barrio privado”, dice Antonia Del Greco, atisbando la esquina de tres hectáreas donde veía árboles y chacareros y hoy ve un cartel de obra. Otra vecina, Carmen, nieta de italianos, reconoce que trabajó poco en la quinta familiar, “nunca pagan por lo que vendés” y que la necesidad de dinero que tuvo un pariente, hace 4 años, los llevó a cambiar cultivos por departamentos en La Plata.

Según la visión de Marcos Luberiaga, quien arribó al lugar hace doce años: “ahora hay 25 casas, cuando llegué había 5. Sólo se encuentra una quinta grande detrás de una de las cárceles”.

Lo cierto es que Joaquín Gorina, localidad que lleva el nombre y apellido de quien cediera las tierras para el ferrocarril que llegaba a Avellaneda,  dejó de tener su impronta de sembradíos extensos, donde los innmumerables productores hortícolas eran parte del paisaje. Día a día, crecieron los negocios inmobiliarios. Estos son los tiempos de las construcciones privadas que se inaugurarán en un mediano plazo. Y que generan preocupación en la población. 

El clamor de los vecinos hace notar que con el mismo avance de los barrios cerrados se generaron problemas por insuficientes desagües cloacales (Vale recordar que Gorina sufrió una inundacion en 2012 y dos en 2014).

Un héroe vecinal

En 148, entre 485 y 501, donde se encuentra el camping deportivo “Eva Perón” de la ADEF (Asociación de Empleados de Farmacia), el dirigente Gustavo Reyes le expresó a diario Hoy que “de los campos hortícolas a cielo abierto quedarán apenas un 20% y están en la periferia”. Y enfocó en el problema que traerán aparejadas las nuevas edificaciones: “algunos, como Las Huertas, de 501  y 151, y otro que están haciendo en 148 y 485, trabajan los suelos con la caída del agua hacia el arroyo -el Rodríguez-, que de tener 70 metros de ancho, pasó a 4. A futuro pueden haber peores inundaciones si se continúa construyendo”, amplió Reyes, quien pasó a la historia como el ideólogo de un dique de contención -en el predio del camping- gracias al que no se tuvieron que evacuar a los gorinenses, cuando en 2014 las aguas bajaban desde Romero.

“Esa vez tapamos los caños de la calle 148 con un chapón que me dieron de la delegación Gorina. Como buenos vecinos, hicimos la movida para que no se inundaran, llenando 3 hectáreas del camping con dos metros de agua”. 

El último Presupuesto Participativo que votaron y ganaron (entubamiento, obra hidráulica y asfalto de la calle 501, por 7 cuadras), aún no se hizo y la preocupación por las tormentas del futuro, están tan densas en la gente como esas del cielo. “Nos volvieron a mentir, las dos administraciones”. Si llega a venir el agua, esta vez Reyes no podrá contenerla.

“Olvidate de ver campo”

Por Daniel “el Profe” Córdoba, DT y vecino de la zona

(Especial para Hoy)

La ignorancia, la incapacidad y el negocio, tres cosas por las cuales no trabajo en fútbol, llevaron a esta realidad a la localidad donde vivo. Las tres predominan por sobre todo lo legal. Donde antes había lechugas, ahora ves cien casas. Salgo de mi hogar, y no hago más que 100 metros que ya se lee: “Próximamente, barrio tal…”, con calles asfaltadas. A 200 metros, otro cartel igual, y ¡a 300, otro! Está claro: es más importante el bolsillo personal que el interés comunal. No solo se perjudica todo lo que es el aspecto visual (era muy lindo ver todas las plantaciones verdes) sino que además están los problemas del tránsito, la polución, la falta de tranquilidad. No sé si las calles de este lugar están preparadas para soportarlo. Fueron hechas para conectar City Bell con Gorina. Por ejemplo, la calle 138, desde que hicieron Gran Bell, Lomas de City Bell y Los Ceibos (barrios privados), es un peligro. Tiene mano para ir y venir, sin banquina y sin vereda, con gente caminando por donde circulan los autos.

¿Tenemos la capacidad para abastecer a la zona con agua, luz y micro? ¡Ah, no! ¡Eso es lo de menos! Lo importante es hacer el negocio, dice el Estado. E indirectamente, después pasa lo que pasa. Como las inundaciones. Y siguen construyendo, sin medir las consecuencias futuras. En Gorina, ahora olvidate de ver campo. Y todo, por el bendito negocio, con el que siempre, siempre, sale perdiendo el vecino.