CIENCIA

Descubren algunas claves para anticipar la erupción de un volcán

Hallaron que el agua presente en el magma impulsa las erupciones al igual que el dióxido de carbono puede hacer explotar una botella de gaseosa previamente sacudida.

Si bien los vulcanólogos aún no comprenden completamente la dinámica natural y los procesos del magma antes de que se abra camino hacia la superficie, un nuevo estudio puede llevar a los expertos un paso más cerca de los pronósticos precisos. Publicado recientemente en la revista Science, el trabajo del vulcanólogo Dan Rasmussen (del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian) apunta las claves del agua en el proceso de erupción. El agua impulsa las erupciones de la misma forma que el dióxido de carbono puede hacer explotar una botella de gaseosa que ha sido previamente sacudida.

Según la investigación, en los volcanes tipo arco –los más habituales, que forman un arco de islas– el magma con mayor contenido de agua tiende a almacenarse más profundamente en la corteza terrestre. Estos hallazgos descartan las suposiciones previas de que la profundidad de almacenamiento del magma está controlada en gran medida por la flotabilidad neutra en la roca circundante, con el magma ascendiendo a través de las grietas en la corteza terrestre porque la roca fundida es más flotante.

“Este estudio conecta la profundidad a la que se almacena el magma con el agua, lo cual es importante porque el agua inicia y alimenta en gran medida las erupciones”, dijo Rasmussen, e ilustró: “Con el agua disuelta en el mag­ma que se almacena debajo de un volcán, si hay una disminución repentina de la presión, como cuando se abre repentinamente la tapa de una botella de refresco agitada, se forman burbujas de gas y eso hace que el magma se eleve y salga disparado del volcán. Más conteni­do de agua en el magma significa más burbujas de gas, y potencialmente una erupción más violenta”.

Después de años de trabajo de campo, análisis geoquímicos y revisión de la literatura, el equipo confrontó la profundidad de las reservas de magma de 28 volcanes de todo el mundo frente a sus respectivos contenidos de agua magmática estimados. Los resultados fueron sorprendentemente claros: el contenido de agua de un reservorio de magma está fuertemente correlacionado con su profundidad de almacenamiento. En otras palabras, los magmas que contienen más agua tienden a almacenarse más profundamente en la corteza terrestre.

Asimismo, el estudio muestra que el contenido de agua de un magma es responsable de controlar su profundidad, en lugar de simplemente correlacionarse con ella. El equipo mostró esta relación causal al detectar la presencia de trazadores químicos asociados con la formación de magmas que contienen agua en el manto de la Tierra. “Si la profundidad de almacenamiento determinara el contenido de agua en el magma, aún podría crear la correlación entre el contenido de agua y la profundidad que observamos, pero no produciría los trazadores químicos del contenido de agua inicial del magma que encontramos”, dijo Rasmussen.

De los 1.500 volcanes activos de todo el mundo, entre 40 y 50 están en erupción o en estados agitados de actividad. Por ello, cientos de millones de personas están amenazadas por sus potenciales riesgos, por lo que tener modelos confiables de predicción para saber cuándo estos gigantes pueden despertar es vital.

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