El durazno: ¿la vedete del verano?

Se trata de una fruta que entra por el color y se queda por el sabor. En la dieta de los argentinos, durante los meses de verano es una de las más solicitadas.

En licuados, en ensalada de frutas o simplemente de la palma de la mano, comer durazno en verano se ha vuelto una sana costumbre. Se trata de una fruta con un tamaño ideal, no solo porque representa una porción individual perfecta, sino también porque es cómoda para trasladar.

En la Argentina, la producción anual de durazno fresco trepa a casi 270.000 toneladas. La principal productora de esta fruta es la provincia de Mendoza, que concentra un 88% de la producción total del país; la siguen el Noreste de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Río Negro, Misiones y Neuquén.

El durazno es una fuente enorme de vitaminas y minerales. Además, entre sus propiedades aporta una defensa natural contra enfermedades como el resfriado común y alergias. Y, para las embarazadas, representa un alimento genuino para la salud del feto y de la madre, ya que posee en buena proporción hierro y potasio.

En épocas de alta temperatura como el verano, es importante estar hidratado. Por eso, el durazno es ideal también para mantener la hidratación del cuerpo, puesto que está compuesto en un 87% de agua. Dentro de sus propiedades destacan las vitaminas A, B1, B2, E, K y C, además de los minerales antes mencionados como fósforo, potasio, sodio, luteína, calcio, magnesio, tiamina, bioflavonoides, niacina o selenio, antioxidantes que ayudan a estimular el sistema inmunológico y a prevenir ciertas enfermedades.

En general, ayuda a prevenir todo tipo de enfermedades respiratorias debido a su alto contenido en vitamina C y, también, favorece la cicatrización de heridas. Los especialistas reconocen que el durazno asimismo es bueno para controlar la presión arterial por su alto contenido en potasio, lo que contribuye a eliminar todas las toxinas del cuerpo.

Originario de China, donde se lo considera un símbolo de longevidad e inmortalidad por la filosofía taoísta, el durazno es rico en fibra y tiene un bajo contenido calórico. Su fácil digestión es beneficiosa para combatir cualquier tipo de trastorno intestinal como el estreñimiento. Además, funciona como antioxidante y como diurético, por lo que también previene los cálculos renales y otros tipos de afecciones en los riñones.

En otro orden, la presencia de carotenos y luteína favorece la salud ocular, sobre todo de la retina, ya que contribuye a evitar la formación de cataratas. Y, gracias a las vitaminas que contiene, el selenio, el zinc y sustancias antioxidantes como ácido clorogénico, el durazno es un protector natural frente a enfermedades degenerativas como el cáncer, especialmente de colon, próstata y pulmones.

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