cultura

El origen del Día de San Valentín

El 14 de febrero se celebra en buena parte del mundo el Día de los Enamorados. La festividad se remonta a la Roma antigua y aún es esperada por los románticos que quedan.

En palabras de Mario Benedetti, “el amor es una entrega al otro donde aceptarnos tal y como somos, donde el pasado se difumina para crear un presente nuevo abierto como una inmensa pregunta”. El 14 de febrero se festeja el Día de los Enamorados, una celebración tradicional en los países anglosajones, cuyo origen se remonta a la Roma del siglo III. En esa época el cristianismo era perseguido y el emperador Claudio II, apodado “el Gótico”, les había prohibido el matrimonio a los soldados, por considerar que los hombres casados rendían menos en el campo de batalla.

En el momento de la llegada al poder de Claudio II, el Imperio estaba dividido en tres zonas: el Imperium Galliarum de Póstumo, que alcanzaba Hispania y Britania; el Imperio Oriental de Petra, en el que gobernaba la reina Zenobia; y por último, el Imperio controlado por Claudio II.

Desafiando a semejante ostentación de poder y a los voceros de la ira de Dios, un sacerdote cristiano llamado Valentín celebraba en secreto las bodas entre los jóvenes enamorados. El emperador ordenó su captura y lo ejecutó el 14 de febrero de 270 d.C. No obstante, hay otros dos mártires muertos durante el Imperio Romano a quienes algunos historiadores atribuyen el origen de la festividad: un obispo de la ciudad de Terni, Italia, y un obispo llamado Valentín de Recia, que vivió en el siglo V.

De este tronco común de la Antigua Roma, se remonta la celebración pagana de las “Lupercales”, que hunde sus raíces en la fundación de Roma. Según la leyenda, los gemelos Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba llamada Luperca, la cual se convirtió en el animal totémico de Roma. Del 13 al 15 de febrero se celebraban en su honor las fiestas llamadas Lupercales. Se suelen asociar a los orígenes de San Valentín pero que en realidad tenían mucho más en común con el Carnaval. Eran la celebración de la fertilidad, tanto de las mujeres como de la naturaleza misma. En el año 50 A.C., el historiador Tito Livio dijo que la “loba” que amamantó a Rómulo y Remo no era un animal salvaje sino una prostituta a la que llamaban “La loba”. Sea como fuere, la festividad le estaba dedicada.

Los comienzos de las “Lupercales” son más bien difusos. Los registros más detallados que se han reunido a propósito de estas celebraciones datan de la época imperial y provienen básicamente de tres autores: el historiador Dionisio de Halicarnaso, el poeta Ovidio y el escritor Plutarco, casi un siglo posterior a ellos. Según la versión de los dos primeros, se trataba de un antiguo rito griego procedente de la región de Arcadia y realizado como ofrenda al dios Pan Liceo, señor de la naturaleza y de los animales salvajes.

A finales del siglo V, el papa Gelasio I condenó esta festividad y la reemplazó por la conmemoración del martirio y muerte de San Valentín. Sin embargo, a mediados de 1969, Pablo VI eliminó esta celebración del calendario de las festividades, pero ya era inútil: hacía más de un siglo que la fiesta se había popularizado en el mundo anglosajón y propagado a diversos países del mundo, incluso en Latinoamérica.

Noticias Relacionadas