El Papa Francisco recién arribado a Brasil: "traigo a Jesucristo"

A las 16.01 bajó por las escalinatas del avión Alitalia, recibido en una alfombra roja por la presidente Dilma Rousseff, y una representante del movimiento de los Jovenes le entregó un ramo de flores amarillas y blancas (a tono con la bandera del Vaticano). Es el tercer Papa que visita Brasil.

Enseguida, sonó la música de una banda de la Policía, mientras Jorge Bergoglio ponía la mano sobre la cabeza de varios que estaban en una larga fila.

En otros casos, hubo besos, uno en cada mejilla, y para otros eclesiásticos algún sostenido abrazo.

Luego, emprendió una visita por las calles a bordo de un automóvil común, rumbo a la Catedral de San Sebastián, donde seguramente subirá al Papa Móvil. En el trayecto tuvo que parar varias veces el automóvil, custodiado por dos autos (uno delante y otro detrás) debido a que la gente se quería acercar como sea a Francisco.

Ya está en “su casa”, Latinoamérica, y además de pedir por la paz y de luchar por la rehabiliación der los pobres,el Sumo Pontífice se salió del protocolo ya que habría pedido ir a caminar por el centro de la ciudad.

Francisco y la jefa de Estado dieron juntos una conferencia de prensa. En sus primeras palabras desde Brasil, el Papa manifestó: "No traigo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso: Jesucristo. Vengo en su nombre para alimentar la llama de amor fraterno que arde en todo corazón y deseo que llegue a todos y a cada uno mi saludo".

Y agregó: "He aprendido que, para tener acceso al pueblo brasileño, hay que entrar por el portal de su inmenso corazón. Permitan, pues, que llame suavemente a esa puerta. Pido permiso para entrar y pasar esta semana con ustedes".

"Vayan y hagan discípulos a todas las naciones'", afirmó el Papa en el país con más católicos del planeta, que, no obstante, en los últimos años vio crecer la presencia de iglesias evangélicas.

"Los brazos del Papa se abren para abrazar a toda la nación brasileña, desde la Amazona hasta las pampas", culminó el Sumo Pontífice.

La visita papal se da en un momento tenso para Brasil, donde en junio una ola de protestas contra la corrupción y por mejores servicios públicos llevó a las calles a más de un millón de personas.

El gobierno de Dilma Rousseff movilizó a casi 14 mil efectivos y un sistema antiaéreo para proteger al Papa. Francisco parece no compartir esas preocupaciones. No usará el “Papamóvil” con vidrios blindados y cambió el programa de su primer día de visita: antes de reunirse con Rousseff, recorrerá en un vehículo abierto la zona céntrica de la ciudad, en un gesto por mantener contacto con el pueblo y enfatizar el carácter pastoral de la Iglesia católica.


Entre los numerosos fieles argentinos, ayer comenzaron a llegar los primeros jóvenes argentinos procedentes de Tucumán, Córdoba, Resistencia, Goya y la localidad pampeana de Realicó. El resto arribará hoy.