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Entrevista a Irina Hauser

Diario Hoy conversó con la periodista especializada en temas judiciales y autora del libro Muerta o presa a propósito del complejo panorama político que acecha a los argentinos.

Muerta o presa, el libro más reciente de Irina Hauser publicado por Editorial Planeta, es una historia de violencia política, judicial y mediática que transcurre ante un sistema que no reaccionó a tiempo. Allí se vuelcan los oscuros secretos detrás del atentado político contra la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, reflejando los entretelones de la causa penal que ostenta detalles insólitos. El libro de Hauser evidencia las mayores preocupaciones que suscitan estos convulsionados tiempos de persecución que atraviesan a la política nacional. En palabras de la autora, una de las cuestiones más destacadas del libro es la trama que fue gestándose a raíz del clima de odio impulsado a través de distintos personajes que actualmente tienen presencia en el gobierno de Javier Milei.

—¿En qué situación se encuentran las causas contra Cristina Fernández?

—Respecto de las causas contra Cristina, yo tomaría las tres más relevantes en los últimos tiempos y que tuvieron que ver con un mecanismo de persecución del gobierno de Mauricio Macri, en sintonía con algunos sectores del Poder Judicial: una es la llamada causa del Memorandum, que es la causa que se inició por una denuncia del fiscal fallecido Alberto Nisman, que era una denuncia por encubrimiento en el caso AMIA, como el memorandum con Irán hubiese sido una herramienta para proteger a los iraníes sospechosos, en una causa que lo que estaba haciendo era cuestionar una herramienta utilizada por el gobierno que pretendía terminar con la impunidad de este caso y lograr que los iraníes declaren en un tercer país. Esto fue distorsionado y se terminó acusando a Cristina, a Héctor Timmerman (a quien se hizo sufrir mucho con esta causa, al punto de no dejarlo ir a Estados Unidos a hacer su tratamiento contra el cáncer) y a una cantidad de ex funcionarios y otras personas que no tenían cargos. Esta causa tuvo un gran recorrido.

—¿Cuáles son las otras?

—Después está la causa de Hotesur y Los Sauces, que tiene que ver con dos sociedades de la familia Kirchner a través de las cuales se alquilaban inmuebles; se le atribuía utilizar esas sociedades para otorgar beneficios a algunos empresarios como Lázaro Báez. Esa causa, que también había sido elevada a juicio, un Tribunal Oral dispuso que no se realizara el mismo porque no estaba configurado el delito que se planteaba. Otra vez, la Cámara de Casación, con los votos de Barroetaveña y Petrone, ordenó reabrir el caso y que se haga el juicio. El caso de Vialidad, que es la causa en la que se condenó a Cristina a seis años de prisión e inhabilitación para cargos públicos está ahora en la Cámara de Casación, que debe resolver si avala, revoca o modifica la sentencia. El intento de asesinato de la ex presidente tiene que ver con otra causa donde ella es la víctima, que fue elevada a juicio por la juez María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rivolo de una manera muy llamativa, porque la elevaron diciendo que no habían encontrado ninguna vinculación política ni financiera, entonces mandaron a juicio a las tres personas que están vinculadas con el hecho material: Sabag Montiel, Brenda Uriarte y Gabriel. Siguen algunas cosas en la etapa de instrucción, pero no han avanzado demasiado.

—Da la impresión que durante el período de Macri se fogoneó desde el gobierno las causas contra Cristina y que, en cambio, Milei, adoptó una actitud prescindente ¿Eso es así?

—Durante el gobierno de Macri no solamente se fogonearon las causas, sino que hubo toda una estrategia desde la mesa judicial logró generar cantidad de causas; incluso la famosa doctrina Iussum que permitió que fueran mandados con prisión preventiva muchísimos funcionarios. También se persiguió a los jueces que al gobierno no le caían bien. Se intentó destituirlos con denuncias de juicio político.

En el caso de Milei, una de las medidas que impulsó hace un tiempo fue decir que iban a pedirle a la Procuración para impulsar la creación de una Fiscalía Anticorrupción, que es algo que existe porque está la Fiscalía de Investigaciones Administrativas. En ese momento, cuando lo anuncian, querían expandir las funciones de esa oficina y poder denunciar a gobernadores. Después como la Procuración no bancó eso, quedó medio en el aire. Pero fue el primer indicio de que no era cierto que no iban a perseguir. Me parece que todo es muy incipiente. También me parece que es muy elocuente que uno de los candidatos a la Corte para reemplazar a Highton de Nolasco sea Ariel Lijo, una persona muy influyente en los Tribunales de Comodoro Py. Es alguien muy hábil políticamente, pero es el filo de unidad entre la Corte y Comodoro Py; un candidato que propuso Ricardo Lorenzetti a Milei.

—Teniendo en cuenta que las tres últimas opciones presidenciales apoyadas por Cristina están corridas hacia la derecha, ¿pensás que eso forma parte de un aggiornamiento ideológico?

—No tengo claro que haya un aggiornamiento ideológico. Me parece que Cristina después de la condena y el atentado decidió correrse de la escena. La verdad que toda la persecución tuvo como objetivo sacarla del tablero político, al menos como candidata. No sé si es un aggiornamiento o una crisis de liderazgo que hace que los candidatos que hay sean pocos y que intenten atraer al electorado con algunas definiciones un poco más derechizadas.

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