Feromonas: la seducción a través del olfato
La idea de que esta sustancia química influye en los encuentros amorosos forma parte de la cultura popular, pero ¿qué dice la ciencia?
En 2010, decenas de personas se reunieron en una galería de arte en Brooklyn, Estados Unidos, para olerse las camisetas las unas a las otras. No se trataba de una fiesta fetiche sino de una prueba de seducción a través del olfato. La premisa de la "Fiesta de las feromonas" era sencilla: abrir bolsas que contenían las camiseta usadas de otras personas y olerlas. Si te gustaba lo que olías, entonces podías tener una cita con el propietario de la prenda.
La idea de que las feromonas humanas influyen en nuestras posibilidades de tener encuentros sexuales y amorosos forma parte de la cultura popular. Algunas personas incluso están dispuestas a comprar “pociones amorosas” en forma de perfumes.
Algunos de estos perfumes contienen androstenona, una feromona masculina que algunos aseguran aumenta la libido de las mujeres, al tiempo que hace a los hombres más atractivos. Pero, ¿ha probado la ciencia que las feromonas transformen nuestras perspectivas sexuales? ¿Está el amor, literalmente, en el ambiente?
Afrodisíaco natural
El término “feromona” fue acuñado en 1959. Peter Karlson y Martin Luscher, dos bioquímicos alemanes, propusieron que dentro de la nube de moléculas que producen los animales había unas más especiales que otras. Eran similares a las hormonas de la sangre, pero las emite el cuerpo hacia afuera e influyen en el comportamiento y la psicología de quienes nos rodean. Ese mismo año descubrieron la primera feromona. Producida por las hembras de los gusanos de seda (la mariposa Bombyx mori), la molécula Bombykol llama la atención de los machos a kilómetros de distancia. Es una feromona sexual, un afrodisíaco.
Sin embargo, con el transcurso de los años y diferentes estudios, todavía no hay evidencia científica que corrobore el descubrimiento de la primera feromona humana. Por el momento, lo único que podemos decir con seguridad es que los seres humanos huelen.