cultura

Griselda Gambaro, una conquistadora generosa

Los textos de Gambaro fueron traducidos a varios idiomas.

Es una escritora que, como si no le bastara ser la más grande dramaturga nacional y una de las mayores de la escena universal, desarrolló una labor excepcional como narradora, donde sus juegos de evanescencia dan a lo real una sorprendente profundidad. Según ella, la construcción de una novela, como ocurre en la música, tiene mucho que ver con la organización de los silencios. Fue la primera autora mujer en inaugurar la Feria del Libro de Buenos Aires y la internacional de Frankfurt con Argentina como invitada de honor; sus textos fueron traducidos a una veintena de idiomas. Sin embargo, jamás desnudó los rasgos de esa provocación exhibicionista que consume tantas veces a los vanguardistas, ni tampoco le interesó un arte apolítico o ahistórico. Esa mujer imprescindible para el teatro y la literatura argentina se llama Griselda Gambaro.

Siendo la hija menor de un matrimonio humilde —su padre fue marinero, pintor y ordenanza de correos— que ya le había dado cuatro hermanos, se acostumbró mucho a leer en las bibliotecas públicas. Su vocación de lectora insaciable quedó patente en Escritos inocentes donde la cantidad de autores citados es vastísima. Para ella era algo natural: “El escritor tiene que leer, como un pintor, ver cuadros. La literatura sale de la vida, pero se nutre también de los libros. Para mí el placer de leer y escribir está unido de modo inexorable. Si viajo y no me llevo un libro, es como si me faltara la droga. La gente que no tiene el hábito de la lectura se pierde la oportunidad de vivir muchas vidas”.

Mauricio Kartun, otro de los grandes dramaturgos argentinos, señaló que lo que más le ha sorprendido de las obras de Gambaro es su extraña singularidad, su originalidad espontánea. Distinta y a la vez familiar. Y siempre revulsiva. En ese sentido, la destaca como una autora capaz de crear en el espectador una nueva forma de recepción, una nueva mirada sobre el mundo. Universal y nacional: “No me cabe duda —dice el autor de Terrenal—: todos nosotros, autores de las últimas cinco décadas, tenemos algo de Griselda. Si experimentar es irse del perímetro (del círculo en el que convive lo transitado), cada artista que avanza más allá de los límites tradicionales agranda ese círculo, renueva el espacio y le permite luego a otro transitar esa tierra ganada. Griselda ha sido y es una conquistadora notable y generosa”.

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