Entrevista Exclusiva

José Edelstein, de La Plata a Cambridge

Es un físico de renombre internacional que hizo su doctorado en la Universidad de La Plata. Vive actualmente en Santiago de Compostela y fue amigo de Stephen Hawking.

José Edelstein es un físico licenciado en el Instituto Balseiro y obtuvo su doctorado en nuestra ciudad. Actualmente es profesor en el Departamento de Física de Partículas en la Universidad de Santiago de Compostela, ciudad en la que vive desde hace muchos años. Es autor del prólogo del libro Breve historia del tiempo, de Stephen Hawking, con quien tuvo una relación muy estrecha. Diario Hoy conversó largamente con este prestigioso científico argentino.

—¿Qué recuerdo tenés de tu paso por La Plata?

—Pasé muchos años en La Plata. Allí no solo hice mi doctorado, sino también me casé y tuve un hijo. Viví alrededor de diez años en la ciudad y, antes de la pandemia, seguía yendo para allá varias veces por año. Es una de mis ciudades en el mundo, donde tengo gente muy querida.

—¿En qué zona vivías?

—No tuve muchos departamentos propios en mi vida –de hecho, solamente dos–, pero uno de ellos lo tuve en La Plata. Estaba sobre Plaza Yrigoyen, en 19 y 60.

—¿Cuáles son los lugares de La Plata más significativos en tu vida?

—La zona del Departamento de Física de la UNLP, donde pasé muchísimo tiempo. Mi hijo nació en el Instituto Médico Platense, que está justo enfrente. En una época tuve mi oficina en 8 y 62, donde el Conicet tiene un edificio; antes era una casa, pero ahora brinda servicios a grupos de investigación de La Plata. Hubo una época, cuando era más joven, en la que jugaba mucho al fútbol los fines de semana en alguna de las quintas de las afueras, sobre todo por City Bell.

—Vos hiciste el doctorado aquí en La Plata, pero antes estuviste en Venezuela.

—Yo empecé a estudiar en Venezuela, donde mi familia se radicó poco antes del golpe militar. Viví diez años en Caracas y entré a la Universidad Simón Bolívar, donde estudié un poco más de un año Ingeniería Electrónica. Entré muy chico a la universidad, con 16 años recién cumplidos. Cuando regresé al país, estando en Ingeniería, me enteré de que existía el Balseiro. Al principio, recuerdo que cuando vi el cartel llamando al examen de ingreso, algún compañero me dijo: “Ni se te ocurra ir para allá, es una locura, es una secta, un lugar al cual la gente entra y no se sabe qué pasa”. Di el examen de manera muy inconsciente, en el sentido de que no preparé nada, y de repente me vi dentro del Balseiro, con la posibilidad de tener una beca en Bariloche, donde yo nunca había estado. De esa manera, un poco accidentada, empezó mi carrera como físico.

—¿Cómo conociste a Stephen Hawking?

—Él fue dos veces a Latinoamérica en su vida, ambas a Chile. La primera, a Santiago en 1997; yo estaba a punto de irme a Europa. Me invitaron y ahí lo pude conocer. Ahí yo era muy joven y la fascinación era absoluta por el personaje y no hubo mucha interacción con él. En enero de 2008 fue a Valdivia. Yo ya era investigador adjunto del Centro y también fui. Ahí cambió radicalmente la cosa, porque hubo muchas oportunidades de estar cerca de él y su grupo. Más adelante, yo fui el padrino de la visita que hizo a Santiago de Compostela. Mi vida aquí es una antes de que él viniera y otra después. Se dio una semana muy intensa en la que vivimos momentos muy emotivos, y quedó un vínculo afectivo lindo. Yo estuve en Cambridge varias veces, cenando en su casa, me hice bastante amigo de sus hijos.

Algunas revelaciones sobre Stephen Hawking

Conocer de cerca al científico más importante de nuestra era le permitió a Edelstein contemplar una serie de matices que antes era imposible percibir. Vio, sobre todo, su sufrimiento. Hawking le pareció una persona muy generosa, a la cual le tuvo mucho cariño.

—¿Por qué creés que no le dieron el Nobel?

—Una de las personas que yo también pude conocer es Kip Thorne. Thorne, premio Nobel hace tres años por las ondas gravitacionales y autor del libro Interstellar, en el que se basó la película, me contó que se lo propuso a Hawking un par de veces. Así que sé que estuvo propuesto al Nobel. Me sorprendió porque me dijo que lo propuso por lo que creo que todos consideramos su mayor contribución, pero que no tuvo comprobación experimental: cierto comportamiento de los agujeros negros, que es imposible de ver.

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